Semana del 4 al 10 de noviembre de 2006

L'ALIANÇA (GIRONA)
Equívocos palatales

RAFAEL GARCÍA SANTOS

Más información
Dirección: Jacint Verdaguer, 3. 17160 Anglès. (Girona).
Teléfono: 972 420 156.
E-mail: l_alianca@restaurantealianca.com.
Cierra: Domingos noche, lunes, del 24/7 al 13//8 y del 23/12 al 30/12.
Precio: 65/90 euros.
Degustación: 45/55 euros.

CALIFICACIÓN 7,5
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Resulta notoria e incluso asombrosa la capacidad de Lluis Feliú para crear sin desmayo ni distorsiones, durante ya más de 10 años, un cuerpo culinario que no necesita someterse a las modas ni recurrir a recursos estrafalarios, pues se explica siempre de la manera más convincente y gustosa. El chef, autodidacta, ha sabido reflejar en su trabajo diario ideas claras, veneración por el producto principal, meticulosidad en las ejecuciones, armonía en los sabores, pasión por el cromatismo y, por encima de todo, inmaculabilidad sápida novedosa. Lluis no deja nada al azar y su trabajo se siente reflexionado, muy currado y perfectamente acabado.

Los platos que sirve en este antiguo bar-casino, fagocitado por las necesidades del restaurante, abundan en el concepto de la conjunción, aunque se permite, siempre con sabiduría, algunos contrastes más atrevidos como resultado de una calculada creatividad. Técnicamente es muy bueno, y puede alardear de recetas que, desde una simplicidad aparente, son verdaderos equívocos palatales. Ahí están sus famosas navajas elaboradas al vacío con agua gasificada, de sabor penetrante y confitado, que configuran una metáfora en homenaje a la 'lata ideal'.

O el algo menos insolente –si bien indudablemente chispeante– foie gras fresco con contrastes de cerezas, maíz y vainilla. También destacan otros matices atrevidos que sorprenden por su impecabilidad, caso de las vieiras con –asómbrese– agua de menta y sésamo, más pimiento rojo y verde. Casi nada.

En la carta también se topa uno con algunas deconstrucciones, basadas en el producto de la zona y en un gusto más popular: la crema de bacalao con samfaina y helado de butifarra negra es el mejor testimonio. Y con novedades excitantes, como el elegantísimo y sutil calamar con velo de 'perucchi' relleno de tomate confitado y sus patas con caldo de algas y moluscos. Además de ser una ensoñación de barra de bar, juega con sensaciones y texturas de formas lúdicamente lujuriosas.

Remarcable, asimismo, el tratamiento de los grandes crustáceos, como la cigala real, un manjar que prepara con níscalos y un fondo de bullabesa en un festival mundano y mundial de carnosidad y suculencia. En un estimable nivel también sale el sardo con espárragos naturales y el delicado pichón escabechado con aromas de grapa. Los postres deparan a su vez grandes sorpresas y emociones. Es el caso de los tres melocotones o la sandía-sangría..


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