Semana del 2 al 8 de abril de 2005
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Dirección:
Laurel, s/n 26001 Logroño (La Rioja).
Teléfono:
941 223 309.
Cierra: Martes.
Precio: 30/60
euros.
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CALIFICACIÓN |
6 |
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TAHITÍ (LOGROÑO)
Sencillez y ricura
Irene Ibáñez
y Carlos Iriarte dominan los fogones de este restaurante,
inaugurado en septiembre de 2004
RAFAEL GARCÍA SANTOS
El matrimonio formado por Irene Ibáñez
y Carlos Iriarte es un claro ejemplo de vocación
hostelera. Triunfaron con el bar Tahití en la
República Argentina, donde vendían unas
50 grandes tortillas de patatas al día por pinchos.
Consiguieron algo fundamental, ir por detrás
de la demanda, lo que hacía que el condumio siempre
estuviese humeante y jugoso. Por avatares de la vida,
bien entrados en años, en septiembre de 2004
inauguraron el restaurante de Logroño.
Desde el primer día el éxito
sólo admite un calificativo: clamoroso, llenan
a diario y la reserva es imprescindible. ¿En
que se fundamenta este impacto comercial? En el trato
campechano que impone el propietario en la sala, al
que secundan sus hijos. También en los precios,
realmente populares. Y la oferta culinaria, que alterna
platos caseros con asados a la brasa ambos bien
resueltos, suculentos conecta a las mil maravillas
con el paladar general. No hay otro propósito
que satisfacer con sencillez y naturalidad, y se consigue,
con el mérito añadido de la copiosidad
de cuanto se sirve. Por tanto, bueno, abundante y barato.
Las mollejas rezuman frescor y muestran
una correcta fritura. La morcilla de arroz a la parrilla
está en la línea de decencia y gustosidad
de cuanto se hace en el establecimiento. La tortilla
de patatas constituye una gratísima obligación,
siendo una de las más conseguidas del país,
sabrosa, babosa, recién hecha
plenamente
convincente. También se ofrecen guisos en los
que la cocinera plasma su sensibilidad dentro de la
idiosincrasia local: patatas a la riojana, caparrones,
menestra de verduras, pimientos rellenos, patitas de
cordero, bacalao a la riojana, etc., siempre ricos.
La brasa juega un papel preponderante
en la confección del menú. Los pescados
son salvajes y la elección depende del día.
Besugo, lubina, cogote de merluza
y rodaballo,
que es el que goza de mayor predicamento, en una hechura
convencional que refrenda los aromas de carbón
vegetal, con una aderezo a su vez típico, que
convence a todo el mundo. Como complemento o alternativa,
chuletillas de cordero, solomillo y chuleta a la parrilla,
que ratifican el tono general de la casa, el de una
cocina popular hecha con esmero.
Nos encontramos, por tanto, ante un fenómeno
social en Logroño, una forma de tratar el producto
con sabores tradicionales que rezuman generosidad y
honradez en el quehacer y en la nota.
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