Semana del 27 de mayo al 2 de junio de
2006
EPELETA (NAVARRA)
Oasis de producto
RAFAEL GARCÍA SANTOS
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Dirección:
A cien metros de la salida norte de Lekunberri
en la autovía San Sebastián-Pamplona.
Aralar, s/n. 31870 Lekunberri.
Teléfono:948
504 357.
Información:
Cierra: Todas
las noches, salvo viernes y sábados, lunes,
quince días en junio y Navidades.
Precio: 70/100
euros
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CALIFICACIÓN |
7 |
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Todo sigue exactamente igual, lo cual
supone un inmenso mérito en un establecimiento
como éste; posiblemente bastante más que
ayer si tenemos en consideración cómo
está la plaza. No se puede llegar mas lejos:
la casa adquiere lo más excelso que ofrece el
mercado en lo referido a pescados y chuletas; no hay
mejores géneros para echar sobre la brasa que
los que selecciona personalmente Paco Ansorena.
Y en lo que respecta al punto de hechura de los peces,
también se aprecia una superación en cuanto
se han reducido los puntos de cocción, exaltando
la jugosidad del pescado (así sucedió
con el último rodaballo que degustamos, insuperable).
También los aderezos, especialmente el refrito,
se han suavizado y aligerado.
No hay que olvidar ni por un instante que estamos en
un asador al que se acude a rememorar cinco o seis especialidades
antológicas; nada más, ni nada menos.
Como el lomo de bacalao al carbón de encina,
siempre de piezas gigantes, que se ofrece con una naturalidad
gustativa y táctil inusitada, impregnado de un
sutil aroma rústico, irradiando jugos, luciendo
reflejos tornasolados
un espectáculo gastronómico.
Rodaballos y lenguados pueden proporcionar emociones
inenarrables derivadas de piezas majestuosas y de un
encomiable tratamiento sobre las ascuas. Sublimes son
los lomos altos y bajos que adquiere esta casa; ningún
otro establecimiento los supera en valor intrínseco.
Otro cantar es que aparezca la sal por encima de la
chuleta o que se ofrezcan sobre un plato caliente que
depara algún chisporreteo.
Claro que son minucias ante la trascendencia del producto.
Antes, unas kokotxas rebozadas, que hemos de considerar
entre las primerísimas del país, tanto
por elección como por doctoral fritura: velo
áureo, jugosísimas y sin una gota de aceite.
Y para finalizar, la leche frita: dulce, aromática,
densa y frágil; encantadoramente glotona.
A partir de aquí, la cocina se recrea en la elementalidad,
por lo que conviene refugiarse en lo indicado, o tentar
algunos manjares puros o casi: un plato de jamón
de Joselito Gran Reserva, unos percebes, unos perretxikos
o sisas simplemente salteados y un besugo. En fin, un
paraíso de la materia prima con fragancias a
humo.
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