Semana del 14 al 20 de enero de 2006
TABERNA ZAHARRA (BERGARA-GUIPUZCOA)
Curioso y personal
RAFAEL GARCÍA SANTOS
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Dirección:
Barrio de Angiozar, 24. 20570 Bergara, a 5 kms.
del casco urbano.
Teléfono:943762121
Cierra: Miércoles,
las tres primeras semanas de agosto y del 23 de
diciembre al 2 de enero
Precio: 50/70
euros
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CALIFICACIÓN |
7 |
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Maribel Gallastegi (en la foto) y María
Barrena son dos cocineras tradicionales que dan a sus
platos evidente solemnidad y cierto aire moderno. Fórmulas
que tienen de clásicas los sabores, siempre hay
referencias históricas; la concentración
gustativa, mucha; la densidad de las salsas, de coge
pan y moja; la copiosidad de las raciones, pantagruélicas
casi todo; salvo los puntos de cocción, bastante
actuales, por lo general cortos y precisos.
También tiene a gala ciertos maridajes y presentaciones,
inspirados en alta cocina moderna, si bien siempre atemperados.
Pero en síntesis, prevalecen la suculencia,
la memoria, la abundancia
el placer carnal sobre
la intencionalidad mental, que existe, claro que se
reflexiona, hay mucha entrega e intención.
Tres primeros para triunfar. La estrella de la casa,
el timbal de patata, cobija en su interior innumerable
chopitos salteados, recubiertos de huevas de erizo de
mar y todo dispuesto sobre una salsa negra, una
propuesta aplastante de gustosidad que mantiene la pureza
de los elementos. En parecido nivel de satisfacción
y sabrosura, quizás un poco menos nítido,
algo más gourmand, las pencas de acelgas rellenas
de carrilleras y queso idiazabal con salsa de la propia
carne y un hilo de puré de patata reforzado con
queso de manera sutil. Los raviolis, por aquello de
la forma, de gambas, rellenos de hongos, sobre
crema del mismo marisco, brindan otra mezcla familiar
resuelta con pureza y contundencia.
Tres pescados que hablan bien a las claras de la excepcionalidad
de la materia prima que se emplean. Las kokotxas, sobresalientemente rebozadas
sin apenas huevo, vuelta y vuelta, impecables, se realzan
con una crema de aceite de oliva y ajo, un pil pil muy
sui generis.
El
rodaballo, pieza de gran peso, sale de la plancha como
es menester, exultante desde cualquier punto de vista;
se ofrece con diversas guarniciones, como cebolla
confitada entremezclada con patatas fritas rociadas
de yema. Es el mismo complemento que ornamenta
el bacalao, que a su vez se sirve con piperrada,
láminas de pan y yema, un salazón impecable.
Entre las carnes, se lleva la palma el rabo de vaca
deshuesado con salsa de tinto sobre puré de patatas
y, entre los postres, el helado de té y
las croquetas de chocolate; glotonería fina.
En un entorno rural con mucho encanto y lujo acorde,
mientras que los precios son muy razonables.
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