Semana del 8 al 14 de octubre de 2005
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Dirección:
Rec, 79-89. 08008 Barcelona
Teléfono:933196600
Cierra: Domingos,
lunes mediodía, del 6 al 13 de enero y
tres semanas en agosto
E-mail: abac12@
telefonica.net
Precio: 70/100
euros
Menú degustación:
84 euros
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CALIFICACIÓN |
8 |
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ABAC (BARCELONA)
Momento pasional
RAFAEL GARCÍA SANTOS
La cocina de Xavier Pellicer nunca atravesó
por un momento tan dulce e inspirado. Siempre fue un
cocinero culto y técnico, muy culto y muy técnico,
pero últimamente ha superado su nivel de virtuosismo
con ejecuciones que asombran por su acabado y convicción.
¡Qué bueno!, exclama una y otra vez el
comensal. El placer se masca, se paladea, está
ahí, omnipresente. Y si esto ya es importante,
añadamos que la obra cuenta con el mérito
adicional de la emoción intelectual.
Pellicer consolida poco a poco su quehacer y también
su ser ofreciendo propuestas imaginativas que
brindan en muchos casos contrastes excitantes y armónicos.
Un ejemplo: tataki de atún, impecable de jugosidad,
grasa, suculencia, dispuesto entre cerezas crudas y
confitadas al aroma de manzanilla con un granizado de
jengibre. Otro testimonio: el inmaculado consomé
de bogavante en el que nada un mundo de sensaciones:
medallones del propio crustáceo, almendras tiernas,
caviar, jurel marinado y audaces bolitas de melón
y sandía que marcan tan exquisita y compleja
fórmula.
Este no es el chef q ue conocimos hasta bien recientemente;
es otro, con muy distinta aptitud, con otra potencial
inspiración... en diferente sintonía artística.
Y para confirmarlo llegan las vieiras crudas en ravioli
con caviar, espuma de limón y mandarina, quenelle
de crema pastelera impregnada de lima, brotes y germinados.
Claro que Pellicer, que procede de un estilo clásico
y es un hombre atemperado, sabe alternar estas exquisitas
provocaciones con recetas más tranquilas, unas
veces de inspiración popular y local; otras,
más académicas y universales.
Géneros
excepcionales, puntos de hechura inmejorables y una
escenificación que marca la diferencia en la
sencillez: son valores que atesoran la gamba de Palamós
con sabayón de azafrán, las espardenyes
con calabaza y suizo de setas y los pulpitos con rebozuelos
y cebolla dulce.
Y en un estilo que refleja cierta pasión italiana,
podemos regocijarnos con los macarrones rellenos de
una boloñesa de bogavante con parmesano, los
raviolis con caracoles de mar y aire de mantequilla
y el solomillo Rossini; lúcidas reinterpretaciones.
El jarrete de ternera lechal lacado, el cabrito confitado
y asado o la repostería son testimonios del saber
hacer que distingue a las vocaciones elegidas. Parece
que el restaurante vive un momento apasionado y trascendental.
¿Será verdad?.
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