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2002
NOTICIAS ASTE NAGUSIA
agosto


La carpa de Noé
Los domadores del Gran Circo Mundial instalado en el parque de Etxebarria descubren los secretos de los animales que protagonizan el espectáculo y desvelan sus aficiones más singulares

JARA PÉRZ/ BILBAO

Había una vez un gran arca multicolor capitaneada por acróbatas, payasos y domadores, que en lugar de surcar los mares viajaba de ciudad en ciudad con 30 animales a bordo. Hace una semana, esta peculiar tripulación desembarcó en un parque llamado Etxebarria. EL CORREO hace un repaso a las criaturas más singulares y confirma que en el circo todo es posible: desde elefantes que escuchan Abba hasta un caballo anémico que baila flamenco. Así es la Carpa de Noé.

SUSI, el elefante africano
Aunque el mundo circense obliga a cuidar la línea, un día es un día, y hoy Susi cambiará su ‘barrita de cereales’ por una enorme tarta de casi 50 kilos de peso con mucho, mucho merengue. De origen africano y residente en Madrid, esta
veterana elefanta celebra su 38 cumpleaños en Bilbao junto a siete compañeras con las que comparte escenario, comida y hasta gustos musicales porque estas peculiares paquidermas son las ‘fans’ número uno del grupo Abba.

A las ocho de la mañana el ‘desconsiderado’ Jason Peters, su domador, pone a las ‘chicas’ en remojo para que se espabilen. Tras una buena ducha, hay que llenar el estómago y 10 kilos de pienso con 100 litros de agua parece una buena opción. «¡A trabajar. El espectáculo debe continuar! », grita Peters minutos antes de la actuación.

FLABIO, el camello siberiano
Focos, música y un público expectante que observa con atención la entrada del ‘Paul Newman’ del circo. La actuación acaba de empezar. Sin duda, es el mejor momento del día para este camello de nacionalidad ‘el mundo’. Nació en Siberia y a los pocos meses le trasladaron a una granja de animales en cautividad en un pueblecito de Londres, donde pasó sus primeros dos años de vida. Allí le conoció el Circo Mundial y desde ese día, hace diez años, Flabio es ya uno más de la familia circense.

Adicto a los caramelos y al pan duro, este peculiar camello, a diferencia de sus tres compañeros que se alteran ante la presencia del fotógrafo, esboza una sonrisa e incluso parece que lanza besos a todo el que se acerca con una cámara. «Coqueto, cariñoso pero muy vago». Lorenzo, su domador, comenta lo duro que resulta conseguir que le obedezcan. «Son animales muy lentos a la hora de aprender cosas nuevas. Sin embargo, es un trabajo muy reconfortante porque son muy
agradecidos. Cuando me acerco a ellos, Flabio siempre se adelanta y me da lengüetazos en la cara», explica Lorenzo. En la Carpa de Noé también hay sitio para el amor y el desamor. Úrsula es la única fémina y, a pesar de la ausencia de competencia, ninguno de los camellos con los que pasa el día le hace caso. Flirtea con Gunter, pero sus esfuerzos no se ven recompensados.

BAILADOR, el caballo español
«Me busca caramelos en los bolsillos. ¡Es muy goloso!», cuenta Giorgo, uno de sus cuidadores. Este caballo español de once años viaja desde que era una cría con el Circo Mundial de ciudad en ciudad. Lorenzo y el resto del equipo son su familia. Para ellos es un caballo muy especial. «Por la mañana, después de limpiarles y darles el desayuno, sintonizamos la radio y ¡te aseguro que Bailador reconoce el
flamenco!». Al parecer, le gusta porque la asocia a la música zíngara que suena en su actuación. ‘El Arrebato’ es otro de los ‘idolos’ de este animado establo.

Pero Bailador, corcel de sangre andaluza, está pasando una mala racha porque el veterinario le ha diagnosticado anemia y lleva varios días sin actuar. «El cansancio acumulado no sólo hace estragos en las personas. Los animales también se resienten», confiesa uno de sus cuidadores. En toda cuadrilla hay una jerarquía donde el mayor suele ser el más respetado. Sin embargo, en este grupo es Moret, con sólo 10 años, el que domina, con aires de machito vacilón, al resto de la cuadra. Según el responsable de los animales, este comportamiento tiene una explicación: «es el único caballo que ha probado el sexo. No es una tontería, eso se nota. Desde ese día mira al resto de corceles por encima del hombro». Son las 17.44 horas. Queda un minuto para que comience la función. La carpa está abarrotada de niños expectantes porque empiece el espectáculo. Los caballos esperan a que Lorenzo les marque una señal, «¡tres, dos,uno...!».

PASHA, el león africano
Encasillado en el papel de malo de la película, le basta con abrir
la boca para hacer temblar a
todo el que tenga la osadía de enfrentarse a él. Pasha llegó al circo hace diecisiete años. Nació en Kenya y allí fue destronado. La siesta sustituyó a la selva y, aunque en África dejó su lado más salvaje, no ha perdido el apetito. Son necesarios 25 kilos de carne para saciar al león y evitar que sea un peligro para los
cuidadores cuando tiene hambre. Es decir, que este felino se pasa el día comiendo y durmiendo. Pero el mundo circense es muy duro, y no todo es comer y dormir. Son las 8 de la mañana y el circo quiere ofrecer a su público un buen espectáculo. Jason Peters, el domador de fieras, pone en fila a los nueve leones para repasar los movimientos y evitar errores en la actuación.

El show es de lo más increíble. Motos conducidas por leones. Puede parecer la escena de una película de acción, casi más propia del cine fantástico. Sin embargo, este número forma parte de un cóctel de lo más explosivo donde el riesgo es el gran protagonista y Pasha, uno de los ‘motoristas’ más salvajes que haya pasado por Bilbao.

 

 

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