Miss Hawley da el visto bueno a la ascensión
Cualquier ascensión a un ochomil requiere de un visto
bueno ineludible: el de Elizabeth Hawley, una anciana inglesa
que reside en Katmandú y que se encarga de oficializar
las gestas de los alpinistas. La expedición de Alberto
Iñurrategi recibió la visita de la legendaria señora
antes del comienzo de su aventura en el Annapurna, y después,
una vez alcanzada la cumbre.
Lo curioso del caso es que la señora Hawley no ha subido
nunca a ningún ochomil , una circunstancia que no le impide
descubrir a los impostores que, sin haber alcanzado la cumbre,
tratan de colgarse la medalla -hay alpinistas que se han quedado
a escasos metros, pero que finalmente no han podido llegar-.
Método infalible
Los métodos de la señora Hawley son infalibles.
Las innumerables conversaciones que ha mantenido con cientos de
expedicionarios a los catorce ochomiles le otorgan galones de
jueza . Tiene las montañas grabadas en su memoria y su
palabra va a misa. Si ella decreta que un alpinista no ha alcanzado
una cumbre, no hay nada más que decir.
La dinámica es sencilla: una vez que se ha hollado un
ochomil , la Miss Hawley visita al expedicionario y le somete
a un interrogatorio: cuántos metros de cuerda necesitó,
cómo es la cumbre, si hay algún objeto en ella...
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