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La difícil elección entre Gore y Bush

La igualdad obligará a escrutar hasta el último voto para conocer al nuevo presidente norteamericano | Las encuestas anuncian que el candidato republicano llega hoy con ligera ventaja a las urnas | Gore apela al voto ecologista

MERCEDES GALLEGO. ENVIADA ESPECIAL AUSTIN

George Bush aterrizó anoche en las escalinatas del Capitolio de Austin aclamado como un general que regresa de la batalla. La guerra en sí misma no se decidirá hasta entrada la madrugada de hoy, por la mañana en España.
En su travesía final de Tennessee, Wisconsin, Iowa y Arkansas, todo ello en un sólo día, había ido repitiendo de ciudad en ciudad que Estados Unidos tendrá mañana un nuevo líder. La ligera ventaja que le adjudican casi todas las encuestas le proporcionaban la seguridad con la que fue pisando fuerte hasta llegar a casa.

Al Gore resultó más prudente. «Mi oponente propone gastar el superávit en recortes de impuestos al 1% más favorecido de la población, privatizar el seguro médico y retirar fondos a las escuelas públicas», explicó en San Luis (Misouri). «Cosas que no son buenas para América, pero la decisión la tienen ustedes», dijo.

Ambos apretaron el acelerador en las últimas horas de una campaña sin jornada de reflexión que ha costado 3.000 millones de dólares (unos seiscientos mil millones de pesetas), entre la presidencia y el congreso, además de otros mil gastados en los gobiernos estatales. La desorbitada cifra prácticamente dobla lo que costaron las anteriores elecciones de 1994, ya entonces apabullante.

Ha sido la campaña más cara y más larga de la historia. Se califica también como la más reñida en los últimos cuarenta años, y aún podría sorprendernos con un empate técnico que marcaría un hito en la historia y que tendría que ser resuelto por el Senado.

Pero todo ello no significa que los americanos estén más entusiasmados que nunca, sino al contrario. La prueba es que el último esfuerzo de los dos candidatos iba dirigido más a lograr que lo ciudadanos salgan a votar que a merecer su voto propiamente.

Parte de ese mensaje fue en español. Florida, que se considera el estado más decisivo en esta campaña, fue ayer la última parada de Gore, donde Bush había pasado la víspera.

Habla español

El gobernador de Texas, que ha cultivado el mito de que habla español, volvió a chapurrear algunas palabras con las que ganarse el corazón de quienes necesita imperiosamente para poderse mudar a Washington.
«Duble B», balbuceó en relación a la inicial de W que sigue a su nombre, mientras imitaba su forma apuntando el signo de la victoria con los tres dedos. «Les prometo que mantendremos la presión sobre Castro hasta que su pueblo sea libre», dijo ya en inglés a los seguidores del exilio cubano que le escuchaban en Palm Beach.

Para la imagen que desea que tengan hoy en mente los americanos se utilizaron 10.000 globos y 5.000 pancartas. Nada para el bombardeo de propaganda que seguían sufriendo los ciudadanos.

Gore también tenía previsto un despliegue de coros en español en Miami Beach, donde volverían a acompañarle el cantante Stevie Wonder y otras estrellas. Sin Florida el vicepresidente tiene escasas posibilidades de ganar la promoción. Sin este estado Bush lo tiene difícil, pero no imposible.

Al cruzar la madrugada, ambos han aterrizado en sus ciudades de origen, donde tienen establecidos los cuarteles generales.

Gore tenía previsto votar a primera hora en la localidad agrícola de Carthage (Tennessee) donde posee una granja, para luego desplazarse a Nashville y aguardar los resultados. Bush pasará el día en la mansión del gobernador de Austin en la que reside. No habrá foto de familia votando al unísono, porque el ex presidente y su mujer hace varios días que depositaron la papeleta.

Texas se desmarca también con el programa llamado 'del voto temprano', que comenzó el pasado día 23. El método debería permitir a Texas ser uno de los primeros estados en dar la campanada, pero con ello no descubrirá ningún secreto, al menos para Bush.

«Voy a votarle porque su padre fue un buen presidente», explica James Speaks, un camarero. «He tenido oportunidad de verlo en varias ocasiones y creo que él también resultará un caballero».

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