Dos horas de retraso en el recuento
JUANMA VELASCO BILBAO
El sistema demotek, que avanzaba resultados al instante gracias al voto electrónico, se desvirtuó por un error en la elección de la luz. Ante la mirada de distintos observadores de países sudamericanos y de representantes del Ministerio del Interior y de las comunidades de Cataluña y Valencia, el modelo que pretende implantar el Gobierno vasco en los procesos electorales que se celebren en el País Vasco no respondió a las expectativas.
La junta electoral proclamó vencedor a Javier Uria a las 23.15 horas, cuando las previsiones más optimistas situaban el recuento definitivo alrededor de las 21.15 horas. Un error en la elección de la luz -las carpas en las que estaban instaladas las urnas se poblaron de focos halógenos- provocó un fallo en el proceso de lectura electrónica de papeletas que inutilizó, durante unos minutos, el almacenaje de datos en nueve de las quince mesas. Los resultados se demoraron en exceso.
Más de un millar de papeletas tuvieron que trasladarse de urna para validar sus votos. La mayoría de ellas se leyeron automáticamente, otras, se recontaron manualmente.
Fue uno de los puntos críticos de la jornada. La candidatura de Uria abogó por hacer el cambio de urnas durante el horario electoral. Su intención era aprovechar el descenso de electores que se produjo entre las 15.00 y las 16.30 horas para hacer el salto de urnas. La plancha de Lamikiz, sin embargo, se negó. Consideró que vulneraba el «sentir democrático» y optaron por realizar el recuento al cerrar las mesas.
El presidente de la junta electoral, no obstante, achacó la tardanza en ofrecer los datos oficiales de la jornada a una impugnación de la candidatura de Lamikiz.
Recuento manual
Uno de los interventores del abogado de Busturia -el de la mesa doce- obligó a recontar manualmente los 1.151 votos que se depositaron en esa urna.
No fue el único mal trago para los hombres de Lamikiz. Cuando la junta electoral inició la cuenta de sufragios emitidos por correo -cerca de 300- la candidatura del derrotado quiso hacer buenos una cantidad similar de votos delegados -acreditados con fotocopia del carnet de identidad, firma testifical y acta notarial- que consideraban igualmente válidos. Los interventores de Uria se negaron. Como la desventaja ya era insuperable, el coordinador de campaña de Lamikiz desestimó realizar otra nueva impugnación |