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Sin respuestas

Las sedes de los dos candidatos son el mejor lugar para no obtener ninguna información sobre los temas que más preocupan a los socios del Athletic de cara a las elecciones

Luis Sala

¿Será Clemente mánager general si Lamikiz gana las elecciones? ¿Cuál es el entrenador que Uria guarda en la manga? Las respuestas a estas y otras preguntas tal vez se conozcan antes de las elecciones, pero lo que es seguro es que el socio rojiblanco no las encontrará en las sedes de los dos aspirantes a la presidencia del Athletic.

Uno puede pensar que las oficinas electorales que han abierto los candidatos en distintos puntos de la geografía vizcaína son un lugar al que se acercan a la hora del amaiketako o a eso de las ocho de la tarde cuadrillas de hombres para departir amigablemente con los candidatos o con miembros de su junta directiva. Nada más alejado de la realidad.

Las oficinas electorales son fundamentalmente centros de recogida de firmas y una vez presentados los apoyos en Ibaigane, algo que ocurrió el sábado de la semana pasada, su papel ha quedado en un absoluto segundo plano. De hecho, algunas de las que abrió Fernando Lamikiz en céntricas lonjas de Las Arenas, Santutxu, Barakaldo, Leioa, Galdakao, Portugalete, Algorta, Basauri y La Peña tienen la persiana bajada la mayor parte del día. En el escaparate, aparte de grandes fotos del candidato con ojeras y unas decorativas botas de vino en miniatura con el escudo del Athletic, no hay ni rastro del horario de apertura. «Hasta la semana pasada había unos chicos, pero ya no vienen por las mañanas», comenta el camarero de un bar de la calle Carmelo de Santutxu situado justo enfrente de la oficina.

A mediodía, la sede central de Lamikiz, en la calle Particular de Estraunza de Bilbao, no es precisamente el fondo de la Misericordia. Una señorita sentada junto a la puerta deja de anotar teléfonos que copia del listín que tiene sobre la mesa para atender a las preguntas de un socio.

–¿Es cierto que Clemente será mánager general si gana Lamikiz y que ya le ha ofrecido a Rojo cumplir el año de contrato que le queda?
–De momento, no damos nombres. Quizá se digan en los próximos días, pero ahora sólo tenemos esto.

Y te acerca un tríptico en el que el único nombre propio que aparece es el de Mr. Fredman, al que le espera un negro futuro si gana el abogado de Busturia. Eso sí, queda claro que el candidato suprimirá el suplemento y que ganar todos los títulos será el objetivo deportivo del primer equipo.

–Pero Clemente va a votar a Lamikiz y dice que Rojo ha hecho una buena temporada con los mejores lesionados
–Ya, pero no hay nada seguro.

–¿Y Blas Ziarreta para el fútbol base?
–Hay que esperar.

Dos bolígrafos

Insiste la amable joven. Luis Pedrazuela y Eukeni Olabarria, los dos miembros de la plancha que más van por la sede, no se encuentran allí ahora. Habrá que volver en otra ocasión.

De la desierta oficina central de Javier Uria, situada a escasos 500 metros, en la calle Licenciado Poza, uno sale con la misma impresión de pérdida de tiempo y un par de ‘bolis’ en el bolsillo.

–De momento, nada sobre entrenadores.

–Pero, ¿se anunciará algún nombre en los próximos días?
–No se lo puedo decir. Lo que sí se ha dicho es que Clemente va con Lamikiz.

–¿Y qué me dice de la gente que va con Uria?
–Mira, yo entré aquí asustada pensando en cómo iba a tratar con tanto vicepresidente, consejero delegado y director general. Ahora te puedo decir que son un encanto, al menos los que más vienen por aquí: Fermín (Palomar), Carmelo (Canales), José (Velasco) y Mario Mujica, al que cariñosamente llamamos ‘el abuelete’.

–¿Y Ana Reka, la única mujer de la plancha?
–No la conozco personalmente.

El resultado de la consulta en las otras dos oficinas de información de Uria, en Bilbao y Algorta, es aún más desalentador.
–¿Víctor Fernández? No sé ni quién ha sacado su nombre.

Eso sí, el folleto de turno, en este caso todo un extensible, incluye un compromiso de once puntos con el Athletic que habla del amor a los colores, de estar de forma permanente en las competiciones europeas y de impulsar la cantera. Todo sin nombres, claro.


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