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¿Quieres una papeleta de...?

El socio sufrió un abordaje, entre divertido y atosigante, por parte del ejército de voluntarios de Uria y Lamikiz

J. AGIRIANO BILBAO

De los 29.884 socios del Athletic con derecho a voto, Iñaki Ormaza, un sesentón de Bakio, fue el primero en votar. Madrugador, Ormaza estaba apostado frente al control de carnets -una gran puerta de cartón rematada con el arco de San Mamés que se había colocado en el lateral del palacio de Ibaigane- desde las ocho y media de la mañana. Su afán le valió no sólo un par de entrevistas de esas que se llaman de ambiente, sino también librarse de la batalla por la captación del voto que se desató en las inmediaciones de la sede rojiblanca a partir de las nueve. Pocas veces ha sido tan disputado el voto del socio del Athletic como ayer. Aprovechando que los estatutos del club no contemplan ninguna limitación a la hora de hacer publicidad y solicitar apoyos el día de las elecciones, las dos candidaturas abarrotaron de banderas y fotografías los alrededores de Ibaigane y se armaron de sendos ejércitos de voluntarios/as provistos de fajos de papeletas. El caso es que, desde que se acercaba a la calle Mazarredo, el socio sufría un abordaje que no desmerecía en nada al del zoco árabe más bullicioso.

-¿Eres socio?

-Sí.

-¿Quieres una papeleta de fulano?

Bien instruidos, algunos de estos voluntarios no se conformaban con facilitar el voto. También se empeñaban en que los votantes de su candidatura hicieran proselitismo entre la supuesta legión de indecisos.

-¿De verdad que vas a votar a fulano?

-Que sí, mujer.

-Pues ponte esta pegatina, guapo.

Antes de entrar a Ibaigane, el socio se encontraba con Fernando Lamikiz. Tras votar a eso de las diez, el abogado de Busturia recaló en la entrada del palacio y allí se mantuvo toda la jornada, repartiendo apretones de manos, sonrisas y argumentos. Uria, que votó después de su rival, optó por una táctica distinta, por el ir y venir constante.

Goteo de famosos

Durante todo el día, el recinto estuvo tomado por miembros de las dos candidaturas, directivos, ex-jugadores y empleados del club, y por los 182 periodistas acreditados, que tenían a su disposición una carpa debajo de los magnolios del jardín. Al socio común, sin embargo, no le permitían disfrutar mucho del sol primaveral y del ambiente. «Circulen, circulen», le ordenaban los vigilantes, obligándole a pasar por la puerta de control, donde los voluntarios hacían un último intento de captación. Ya libre de acechanzas, el votante identificaba la mesa que le correspondía, cumplía con su derecho bajo una gran carpa y, circula, circulando, abandonaba el palacio por la parte trasera.

Descubrir a los votantes más famosos y hacer cábalas con las encuestas fue uno de los cometidos de la prensa en una jornada sin más incidentes que el desmayo de un socio veterano mientras hacía cola para votar -el doctor Astorqui le atendió- y los problemas con las urnas. De entre los vips rojiblancos, José María Arrate fue el primer en votar, poco después de las nueve de la mañana. Acto seguido lo hizo Imanol Etxeberria y, tras él, Javier Clemente, tan contemporizador como siempre. «Si Uria le echa a Heynckes tendrá que irse con él», sentenció a la prensa.

El goteo fue incesante. Blas Ziarreta, Julio Salinas, José Julián Lertxundi, José Luis Artetxe, Andoni Goikoetxea... Domingo Guzmán votó pasadas las dos de la tarde, poco antes de Amorrortu y de Terrazas. Tras el bajón de una sobremesa de tentempiés, volvió a avivarse el aluvión de votantes, entre ellos Joseba Etxeberria y Bolo. Cerca de las siete, cuando Ibaigane ya era un hervidero, llegó en silla de ruedas Raimundo Pérez Lezama. Y así continuó la jornada hasta poco después de las nueve de la noche, cuando el ejército de voluntarios entregó sus armas y, en medio de una gran expectación, se esperó a que las urnas dictaran la sentencia definitiva.


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