Celebración
en el campo base
Edurne Pasaban aún no sabe si atacará el Broad Peak
La austriaca Gerlinde Kalterbrunner asciende el G-II y alcanza
a la tolosarra con ocho 'ochomiles'
Al mediodía pudieron proclamarlo bien alto, cumpliendo
el tópico, en este caos más cierto que nunca, de
que las montañas sólo están ascendidas del
todo cuando se está de vuelta en el campo base. A esa hora,
el equipo completo de 'Al Filo' cruzaba el glaciar. Aún
quedaba media hora de marcha hasta el campo base, pero el último
obstáculo, el último peligro, había quedado
atrás. Así que quienes habían quedado en
el CB no aguantaron la espera y subieron hasta el glaciar a recibirlos.
En realidad, los paquistaníes del grupo -cocinero, guía,
ayudantes- subieron hasta el C-I cargados con refrescos y cerveza,
de los que dieron buena cuenta los expedicionarios.
Sólo el champán se reservó para el glaciar.
Fue el emotivo momento del reencuentro de los escaladores con
el director del programa de televisión, Sebastián
Álvaro. Saludos, abrazos y alguna que otra lágrima
de emoción se desparramaron sobre el hielo. No en vano,
las emociones de la ascensión -y quizá sobre todo
del descenso- aún estaban muy presentes en la memoria de
todos ellos.
Fue el momento culminante de una jornada que para todos ellos
había comenzado mucho antes, muy pronto, a las seis de
la mañana, pese al cansancio del día de cumbre.
Pero lo prioritario era alcanzar el campo base. A la que más
le costó bajar fue a Ester Sabadell, la que más
había acusado el cansancio la jornada anterior, pero con
la ayuda y el apoyo de sus compañeros descendió
sin mayores problemas.
Ya en el campo base, llegó el momento del parte de guerra,
de lamerse las heridas. La primera la catalana, que descendió
con algunos dedos tocados por el frío, sin llegar a ser
congelaciones. Edurne Pasaban también bajó con una
rodilla dolorida por una pequeña caída durante el
descenso. Y Josu Bereziartua se recuperaba a marchas forzadas
del problema estomacal que la noche de cumbre le obligó
a salir de la tienda cinco veces en apenas cuatro horas y que
le llegó a hacer temer por su condición física
de cara al ataque a cumbre.
A la hora del balance, la unanimidad fue total a la hora de hablar
del frío que pasaron todos tanto durante la ascensión
como en la cumbre. En este caso por el viento. «En la cima
seguramente soplaría a treinta o cuarenta kilómetros
por hora, con lo que la sensación térmica rondaría
los 25 o 30 bajo cero», explicaba Josu Bereziartua, que
pudo comprobarlo al sacar la cámara de vídeo e intentar
grabar unas imágenes. «Apenas pude grabar medio minuto,
se me congeló inmediatamente», explicó.
También ayer quedaba ya como mera anécdota los
apuros que pasó Ester Sabadell en el descenso y que llevó
a Josu a anunciar al CB por walkie sus dudas de que llegarían
al capo IV antes de anochecer. «En ese momento no me extraña
-explicó Ester-, pero es que hubo un rato en que no podía
dar más de tres pasos seguidos. Y además el frío
me hacía tener una tiritonas que casi no me dejaban andar».
Por la tarde, tras recuperar el apetito para la cena, donde el
champán volvió a correr, acompañado incluso
de una tarta de celebración, el cansancio caía a
plomo sobre los alpinistas y todos ellos fueron retirándose
a sus tiendas en cuanto pudieron. Era el primer día en
casi una semana en el que de verdad iban a poder descansar. Cansados
pero con la agradable sensación del deber cumplido con
creces.
Récord compartido
Y mientras Edurne disfrutaba de su octavo 'ochomil', a doscientos
kilómetros de allí, en una cumbre que divisó
perfectamente desde la cima del Nanga Parbat, Gerlinde Kalterbrunner
le daba cumplida réplica.
La austriaca ascendía ayer el Gasherbrum II y reimplantaba
así la igualdad en la carrera femenina de los 'ochomiles'.
Poco más de 24 horas le ha durado la primacía a
la tolosarra, que lejos de mostrarse apesadumbrada por el hecho,
felicitó públicamente a Gerlinde.
«De verdad que me alegro por ella y espero que tenga suerte
en su próximo objetivo», que no es otro que el Broad
Peak, sobre el que por cierto, Edurne sigue sin desvelar si en
los próximos días acudirá o no a él.
«Acabo de bajar del Nanga Parbat. Quiero disfrutarlo y no
pensar en otras cosas por el momento», explicaba ayer.
La ascensión de Gerlinde al Gasherbrum II fue fulgurante.
El domingo había descendido desde el campo II al CB porque
las previsiones meteorológicas no eran buenas. Pero en
cuando vio que la ventana de buen tiempo se mantenía el
mismo martes volvió a la montaña y en dos días
ha hecho cumbre.
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