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ENTRENADOR
Chuchi Cos, la cara amable del 'Proyecto Piterman'
Extrovertido, locuaz, juvenil y siempre impecable en su indumentaria, el técnico vive a la sombra de su presidente

Chuchi Cos se dirige al banquillo seguido de cerca por Piterman.
F. Ruiz de Esquide

"Piterman es mi vida". Esta frase, que data de su etapa en el Racing de Santander, es el primer mandamiento profesional de Chuchi Cos y resume una trayectoria que gravita sobre la figura del empresario ucraniano.

A través de este peculiar prisma, que incluye aceptar sin rubor alguno las intromisiones del presidente en la parcela táctica, el entrenador cántabro ha representado su papel en el ascenso. Uno secundario: constituirse en la cara amable y despreocupada del proyecto albiazul. A falta de autonomía, se ha afanado en convertirse en el amigo de todos.

Y es que la omnipresencia de Piterman, que llegó a tachar de "mamonadas" las quejas del técnico sobre los árbitros, vacía de funciones su cargo. El presidente ha intervenido en las sesiones preparatorias para corregir aspectos tácticos, ha dado charlas cuando creía que necesitaba reprender o motivar a la plantilla y también ha impuesto los cambios cuando lo ha creído oportuno, incluso en contra de la opinión de todos sus colaboradores. Es decir, el técnico con carné se ha encargado de supervisar el trabajo diario, asumir las tareas de intendencia, pero nunca ha dispuesto de total capacidad de decisión. Una realidad -asumir esas condiciones- que provoca malestar entre muchos de sus colegas de profesión y le ha generado algunos roces dialécticos durante la temporada.

"Para ocupar el rato"

La relación Piterman-Cos data del Palamós. El técnico albiazul, entonces un habilidoso y cotizado delantero centro, se incorporó ya en el ocaso de su carrera al proyecto del empresario. Allí llegaba procedente de Xerez, donde había decidido ya iniciar sus estudios de entrenador. Las clases se impartían en el mismo portal donde vivía. "Lo vi y me dije: una buena manera de ocupar el rato", explicaba en una entrevista.

En Palamós jugó una temporada para después volver como técnico tras la llamada de Piterman. "Se acordaba de lo del título de entrenador y me dijo que estaba harto de técnicos que hacían lo que les da la gana". Desde aquel momento Cos ha sido la sombra de Piterman. Primero en el Racing -20 partidos en Primera- y ahora en el Alavés. En las dos oportunidades la sociedad se ha saldado con éxitos deportivos, aunque en la última etapa el presidente ha empezado a desconfiar de Cos. Le envió al secretario técnico Rafa Monfort a pie de césped, lo que abre interrogantes sobre su continuidad.

Compañerismo

Locuaz, extrovertido, con aspecto juvenil a sus 36 años y siempre impecable en el atuendo, el técnico albiazul ha mantenido una relación de puro compañerismo con la plantilla. "No puede estar solo, antes que echar la siesta en las concentraciones llama a uno o a otro para hacer algo", explica uno de los jugadores alavesistas. Otros consideran que esa cercanía ha menoscabado su autoridad e incluso apuntan a la llegada de Monfort al vestuario como garantía de "seriedad" en el tramo final del campeonato.

La singularidad de Cos dentro del mundo de los entrenadores es evidente y de ello da fe una de sus frases. "No, no veo fútbol por televisión". Aceptando la omnipresencia de Piterman, el técnico ha representado la cara amable del proyecto.