FRANCO Y LOS BORBONES
D. Xavier Casals
Historiador
Bilbao, 16 de enero de 2006
Franco y los Borbones
es un tema muy extenso, puesto que prácticamente obliga a
abordar todo un siglo de historia de España. En efecto, al
hablar de él es preciso referirse a las relaciones de Franco
con Alfonso XIII, don Juan y don Juan Carlos; a las relaciones de
Franco con la familia real carlista, el príncipe regente
don Javier de Borbón Parma y su hijo Carlos Hugo; y a las
relaciones de Franco con don Jaime (hermano sordomudo de don Juan)
y con su hijo don Alfonso de Borbón. Supone, por tanto, abarcar
un arco cronológico muy extenso -desde 1916 (primer contacto
entre Alfonso XIII y Franco) hasta 1975- y, a la vez, escribir una
biografía coral.
En definitiva, se trata
de analizar en qué consistió la relación de Franco
con la familia de los Borbones y cuáles fueron sus claves y
complejidades. En mi opinión, además, es preciso adoptar
una óptica desapasionada, porque la bibliografía al
respecto es muy fragmentaria y parcial. Hay obras carlistas sobre
los pretendientes o reyes carlistas; igualmente, hay obras sobre don
Juan escritas por los juanistas; y también hay obras juancarlistas.
Por ello, considero necesario crear y articular un relato desapasionado
y desmitificador, y mostrar qué evolución se advierte
en la corona de España, ya que, en el fondo, la historia de
Franco y los Borbones es la azarosa historia de la corona de España
y sus pretendientes.
Definiría la relación
de Franco con los Borbones como la de un intruso incómodo en
la familia real. Franco fue un soldado valeroso, pero también
un militar palatino que ascendió y fue promocionado por Alfonso
XIII, puesto que era uno de sus generales. Ya en 1923, Alfonso XIII
lo nombró gentil hombre de cámara, lo que le daba derecho
a una concesión simbólica por la cual podía portar
una llave que supuestamente permitía abrir los aposentos reales
sin pedir permiso.
Sin embargo, al estallar
la guerra civil -y al finalizar ésta-, Alfonso XIII se sintió,
con razón, postergado por Franco, porque éste lo relegó
a un segundo plano a favor de su hijo don Juan. A su vez, don Juan
fue relegado del trono a favor de don Juan Carlos. Cuando don Juan
Carlos llegó a España, era un príncipe niño
de diez años que se llamaba Juanito; y fue Franco quien escogió
el nombre de Juan Carlos para sintonizar con las aspiraciones carlistas.
Franco influyó incluso en el nombre del príncipe Felipe;
cuando éste nació, Franco fue escueto y conciso: "Prefiero
los felipes a los fernandos".
Muy tardíamente,
Franco emparentó a su familia con la real. Recordemos que en
marzo de 1972 se celebró la boda de los "nietísimos":
por un lado, don Alfonso de Borbón Dampierre, nieto mayor de
Alfonso XIII, y, por el otro, María del Carmen Martínez-Bordiú,
nieta mayor de Franco. Esa boda queda hoy día relegada a las
páginas de la prensa del corazón, y se habla de ella
como si fuera un evento de la prensa rosa, pero en aquellos momentos
engendró una gran incertidumbre sobre la sucesión del
trono. Por ello, es posible decir que Franco mantuvo con los Borbones
una relación de intruso incómodo en la familia.
El primer encuentro que,
al parecer, se produjo entre Franco y Alfonso XIII sucedió
en 1916. Entonces, Franco era un joven oficial gallego que estaba
en Marruecos y que, como todos los oficiales, deseaba recompensas
para promocionar profesionalmente. En este sentido, fue herido en
un combate, y el alto comisario de Marruecos intercedió para
que le fuera concedida la Laureada, que era la máxima condecoración
militar. Para verificar si Franco la merecía o no, se abrió
el habitual expediente, que resultó muy concluyente: Franco
había sido herido al empezar el combate, y no pudo intervenir
posteriormente, por lo que le fue denegada la condecoración.
Sin embargo, Franco escribió
a Alfonso XIII. El monarca era lo que se llamaba "un rey soldado",
es decir, alguien que ostentaba un mando total sobre el ejército
y mediaba, intervenía y promocionaba militares afines. Así
las cosas, y en este marco de relaciones privilegiadas entre un monarca
y su ejército, Franco fue a verle en 1916, previo envío
de su currículum. El rey quedó gratamente impresionado
por Franco, por su valor y arrojo.
Aquí se sientan
las pautas de lo que será la relación en el futuro.
Alfonso XIII promocionará activamente a Franco, y éste
le será fiel. A partir de entonces, Franco empezará
una carrera ascendente en suelo africano, al frente, sobre todo, de
la Legión, la cual será fomentada activamente por Alfonso
XIII. Hay que tener en cuenta que Alfonso XIII quería ser conocido
-o pasar a la historia- como "el africano", por dar a España
un imperio en Marruecos. Sin embargo, si alguien merece el título
a posterioridad es, seguramente, Franco. Franco y su ejército
se forjaron en Marruecos; en mi opinión, gobernó con
mentalidad de protectorado, enfrentando -como si fueran tribus- unas
facciones políticas con otras, por lo que fue, en este sentido,
mucho más africano que el rey.
Después del desastre
de Annual en 1921 -cuando fue destruido un ejército de diez
mil hombres-, el rey se situó en un punto de mira crítico.
La Legión fue más realzada todavía, porque había
que crear símbolos y mitos, y Franco fue una persona que cuidó
mucho su imagen pública. Por ejemplo, en un libro reciente
sobre las guerras de Marruecos se recoge una fuente del Ministerio
de Asuntos Exteriores francés que afirma que Franco estaba
rodeado de periodistas que le jalean como héroe al menos tres
veces al día. Es decir, si bien su fama obedece a hechos concretos
de arrojo y de valor, también hay en aquellos días una
creación de imagen importante.
Con esta promoción
real de la figura de Franco como telón de fondo, llegamos a
un período crucial que ha pasado muy desapercibido nuestra
historia: la primera dictadura del siglo XX en España. En efecto,
entre 1923 y 1930 reinará Alfonso XIII con Miguel Primo de
Rivera (padre de José Antonio) como dictador. Como digo, esta
dictadura ha pasado, en general, muy desapercibida; se ha presentado
a Miguel Primo de Rivera como un dictador bonachón y simpático,
con una dictadura sin muertos, para unos un tanto inoperante, para
otros fuente de progreso y modernización de España...
Sin embargo, la dictadura resultó fundamental en dos sentidos.
Por una parte, fue el primer esbozo de dictador militar en la España
del siglo XX, y durante ella puede apreciarse lo que será el
franquismo en cuanto a instituciones. Así, hubo ya un partido
único (Miguel Primo de Rivera creó la Unión Patriótica,
que, a veces, era llamada "Movimiento Nacional"), y se impulsaron
o crearon las bases del nacional-catolicismo.
De todos modos, la dictadura
de Miguel Primo de Rivera no es tan importante por lo que hiciera
o no, sino porque Franco fue un alumno privilegiado de los errores
y aciertos de aquél. En este sentido, Franco observó
durante esos años que la coexistencia de un dictador y de un
rey era imposible. En efecto, desde que Miguel Primo de Rivera se
convirtió en dictador se libró una sorda y dura lucha
de poder entre Alfonso XIII y él, a pesar de que en las fotos
de la época se les ve charlando animadamente entre sí.
Esa imagen es falsa, y hay determinados momentos en que se traicionaban
estas relaciones.
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