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"Lenguas y lenguaraces" Santiago González, Bilbao octubre 2008

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AULA DE CULTURA VIRTUAL

EL DIÁLOGO EN BABEL
¿HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE?
D. Santiago González
Periodista y Premio de Periodismo de EL CORREO 2003
Bilbao, 26 de abril de 2004

El diálogo en Babel es una empresa harto improbable, tal como explica el Antiguo Testamento al describir la histórica intentona de construir el primer rascacielos –dicho sea en sentido estricto– por parte de los descendientes de Noé: una torre que llegara hasta el cielo para ponerse a salvo de futuros y eventuales diluvios. El Génesis lo cuenta así:

"Y descendió el Señor a ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de Adán, y dijo: ‘He aquí, el pueblo es uno solo y todos tienen un mismo lenguaje. Y han empezado esta fábrica y no desistirán de sus ideas hasta llevarlas a cabo. ¡Ea pues!: descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de manera que el uno no entienda el habla del otro’.

Y de esta suerte los esparció el Señor desde aquel lugar por toda la faz de la Tierra, y dejaron de edificar la ciudad. De donde se le dio a ésta el nombre de Babel o confusión, porque allí fue confundido el lenguaje de toda la Tierra: y desde allí los esparció el Señor por todas la regiones".

Bueno, en esto andamos. El pasado día 15 de abril, durante la primera sesión parlamentaria de la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno, el representante de Ezquerra Republicana de Catalunya, Joan Puigcercós, reclamó del candidato la oficialidad del catalán en la UE y su reconocimiento en la futura Constitución europea. "No sé si estaremos a tiempo", vino a decir Zapatero, "pero vamos a intentarlo".

Es de temer que este nuevo tiempo de diálogo nos lleve a hacer muchos esfuerzos baldíos. En la actualidad se hablan en el territorio de la UE 60 lenguas, que a partir de la ampliación de mayo se van a convertir en 120. Si todas las lenguas tuvieran el mismo rango y se tradujese directamente, de idioma a idioma, esto exigiría 14.161 traductores simultáneos. Si tenemos en cuenta que la traducción es oficio que requiere mucha atención y un relevo frecuente de los traductores, habría que tener dispuestos 28.322 antes de cada sesión.

El sistema que se emplea en la UE es algo más simple, ya que las traducciones se hacen a través de una lengua pivote, que suele ser el inglés o el francés. Pero eso supone que las traducciones sucesivas van perdiendo precisión, cuestión esta muy importante cuando se tratan asuntos de alguna complejidad técnica. Hoy, en la práctica, todos los comisarios renuncian al uso de su lengua materna y se expresan en una de las tres lenguas de trabajo de la UE: inglés, francés o alemán. A medio o largo plazo, es casi inevitable que acaben todos haciendo sus intervenciones en inglés.

La UE es Babel, pero eso no debe sorprendernos, porque estamos simplemente ante una ampliación de espacios. No en vano Ramón Gómez de la Serna acuñó una de sus magníficas greguerías al calificar a Bilbao de Babel íntima. Estoy seguro de que Unamuno me perdonaría hoy la licencia si dijera que España, perdón, el Estado español, perdón otra vez. Naturalmente, quise decir: los pueblos que forman el Estado español, la UE y el mundo entero son una Babel más grande.

Poco después de las últimas elecciones autonómicas celebradas en Cataluña, el Rey recibió al presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach. Según explicó éste, con el aire gozoso de quien acaba de hacer un gran descubrimiento, Don Juan Carlos le dijo durante la audiencia: "Hablando se entiende la gente".

A lo largo de los días siguientes, la locución fue repetida por el propio Benach, por Carod-Rovira y Maragall, por el presidente del Parlamento vasco, el secretario general de los socialistas vascos, el alcalde de San Sebastián, Arnaldo Otegi y algunos otros personajes políticos. Ezquerra Republicana de Catalunya lo tradujo al catalán ("Parlant, la gent s’entén") y lo convirtió en lema de campaña electoral para las generales del pasado 14 de marzo.

Hay una cierta nota irónica en el hecho de que un partido republicano copie sus eslóganes electorales de las palabras de "un rey profesional", como decía el poeta Pablo Neruda de Carlos Gustavo de Suecia, al recordar su premio Nobel de Literatura:

"Un día recibí un cometa
De las manos de un rey profesional".

La profesionalidad del Rey le obliga a no expresarse políticamente. Por eso, la familia real no vota en las elecciones y se abstuvo en el referéndum de la OTAN. Por eso, los discursos del Rey giran siempre en torno a cuestiones prepolíticas: contra el terrorismo, a favor de la paz, del diálogo, de la bondad, de la ley, del consenso, de la justicia, de la prosperidad y de la felicidad universales.

Una prueba evidente de que no forzosamente hablando se entiende la gente es el caos, con crisis de gobierno incluida, que organizó Carod-Rovira con sus conversaciones en Perpiñán. ¿Hablando se entiende la gente? Depende, naturalmente, de qué se hable, de cómo se hable y de con quién se hable.

––Cuando yo empleo una palabra –insistió Humpty Dumpty en tono desdeñoso– significa lo que yo quiero que signifique… ¡Ni más ni menos!

––La cuestión está en saber –objetó Alicia– si usted puede conseguir que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

––La cuestión está en saber –declaró Humpty Dumpty– quién manda aquí.

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