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AULA DE CULTURA VIRTUAL


HOMBRES Y MUJERES: CONDENADOS A ENTENDERSE

Dña. Rosa Villacastín
Periodista

Lunes, 29 de mayo de 2006

La intención del libro que presento recoge en parte el espíritu de Hay vida a partir de los cincuenta, donde reclamaba la posición de las mujeres que cumplían esa edad. En esa ocasión, mi conclusión fue que la generación más difícil es la que me tocó vivir, la de aquellas mujeres que estamos llegando a la frontera de los sesenta años. Tras la buena acogida que mi trabajo recibió, decidí hablar de los hombres. Observaba que, mientras ellos, a esa edad, ocupaban puestos de responsabilidad y estaban en su mejor momento (ahora no tanto, por las prejubilaciones), las mujeres vivíamos una situación próxima al desamparo.

He investigado cómo es la vida de estos hombres, qué sienten. La preocupación de las mujeres ha sido saber cómo piensan y sienten ellos, y la conclusión a la que he llegado es que están tan despistados como un burro en un garaje. Los educaron para que fueran ellos quienes trabajaran, ganaran el dinero para la familia, gobernaran fuera y dentro de la casa, etc. Sin embargo, la mujer "se ha puesto las pilas", ha evolucionado rápido y ha dejado muy desconcertado al hombre.

Ellos se encuentran ahora con mujeres que deciden el número de hijos que quieren tener, si quieren trabajar o no, casarse o no, etc. Ahora bien, el hombre no ha seguido a la mujer en este proceso, porque estaba acostumbrado a tener todo el mando sin compartirlo con nadie; se ha encontrado con una mujer que es para él una desconocida (trabaja, estudia, va a la universidad) y que lo ha dejado por completo despistado.

Por tanto, los hombres son ahora tan invisibles como las mujeres de mi edad, ya que la edad es igual para todos. La sociedad, hoy día, presiona por igual a hombres y a mujeres, porque el mundo laboral es igual de duro, a pesar de que todavía sigamos cobrando menos.

Es cierto que las generaciones posteriores son diferentes, especialmente los hombres y mujeres que ahora tiene treinta y tantos años. Ellos tienen un sentido de la colaboración más desarrollado -aunque quizá no tanto como el que deberían-, porque saben que las mujeres ya no les van a aguantar y, además, ellas también contribuyen al sostenimiento económico de la familia, para pagar la hipoteca, conseguir un mejor colegio para los hijos... Ante una situación como ésta, y para no estar inmersos en una guerra diaria, es preciso encontrar puntos de encuentro, en el salón, en el baño, en la cama...

En mi libro digo que ser hombre hoy día se está complicando muchísimo. Las mujeres de nuestra generación nos hemos educado en mostrar mucho los afectos, mientras que los hombres no. Creo que la mujer exige hoy al hombre que muestre sus sentimientos, y que, por ejemplo, diga que nos quiere, y que, además, nos entienda porque estamos de mal humor o porque llega la menopausia.


 


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