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AULA DE CULTURA VIRTUAL

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Transcripción de la conferencia 'Si quieres la paz, busca la justicia'- 4

Entonces, sin dramatizar demasiado, uno percibe que esta campaña de Manos Unidas es extremamente importante, porque se habla mucho de globalización, de liberalización pero realmente, el contenido de esos conceptos es muy diferente según desde dónde los veas: si ves todo esto desde el Norte, globalización quiere decir "progreso tecnológico", "tecnología punta", "nivel de vida"; sin embargo, cuando vivimos allí esa globalización de la riqueza, nosotros la vivimos en la pobreza, y esa globalización está hecha de guerra, de violencia, de injusticia. En definitiva: si aquí globalmente progresamos y los ricos se hacen más ricos, allí, los pobres nos hacemos cada vez más pobres, y la distancia entre países desarrollados y subdesarrollados cada día es más grande. Lo que choca es que uno tiene la impresión -y no es que quiera crear culpables; no me interesa- de que el Norte construye su felicidad bajo la infelicidad de mucha gente, de que construye su riqueza empobreciendo, y eso es extremamente fuerte, y nos involucra una vez más en esta nueva campaña de paz y justicia.

Os he hablado de estas experiencias duras que son reales, pero no son las únicas. Al mismo tiempo que he trabajado con los refugiados, me ha tocado experimentar la humanidad; al mismo tiempo, he tenido el gozo y el privilegio de llevar a cabo una experiencia maravillosa, propia de hombres y mujeres buenos. Verdad es, os lo digo sencillamente, que nunca nos ha faltado dinero, así que gracias a vosotros y a otros más ha sido posible dicha experiencia de humanidad solidaria, de hombres conscientes que son responsables de la dignidad y del crecimiento de los demás. Nunca me ha faltado gente; he tenido que correr de Norte a Sur y de Este a Oeste, pero nunca me ha faltado gente para colaborar, gente voluntaria, hombres y mujeres religiosos y laicos, hombres y mujeres que han dado tiempo de su vida e incluso su propia vida óprecisamente el 3 de octubre del año pasado moría un colaborador mío a quien rindo homenaje hoy. Era el director de uno de nuestros proyectos y cayó bajo las balas sabiéndolo, porque cuando yo me marchaba me dijo: "Mateo, reza por mí", aunque no me quiso decir por qué.

He hecho posible que hombres y mujeres se preocupen por los demás, y eso me llena de optimismo, porque creo que son la mayoría y además me hace pensar que la paz es posible, que la paz no es una quimera, que la paz no es un mito, que la sociedad de hoy día tiene suficientemente fermento para que lo que hoy está así mañana puede estar de otro modo. Es cierto que no se trata de cualquier paz; aquí no hablamos de la paz del cementerio, en el que no hay vida y en el que no hay diálogo, ni de la paz de los fusiles, que engendra el miedo, ni de la paz que tienen las personas ebrias de cosas, de riqueza, que han ahogado los ideales en el alcohol: os hablo de la paz posible, la paz que nace del abrazo entre la justicia y la propia paz, que nace del redescubrimiento de la persona humana como absoluto, que encuentra su fundamento en el redescubrimiento del rostro del otro como hermano, como hijo del mismo Padre, del mismo Dios.

Esa paz es posible, y ésa es la paz que tenemos que construir. Somos responsables cada uno desde nuestro puesto ¿Cómo?, pues hay mil maneras. Por supuesto, no me refiero a coger la metralleta para construir la paz, simplemente os doy algunas pistas, en primer lugar, informando de lo que pasa y, en segundo lugar, abriendo este tipo de situaciones a todo el mundo, para que no nos encerremos en nuestra burbuja, en nuestra torre de marfil. Hay gente que trabaja para construir un mundo con el que todos soñamos, así que ¿por qué no apoyarlo?, ¿por qué no hacernos solidarios con ellos?, ¿por qué no prestar nuestra mano a las manos que ya están unidas no solamente en este contexto, sino también en nuestro entorno y ámbito social?

Podría seguir argumentando, pero yo creo que todos tenemos las intuiciones fundamentales y poseemos las actitudes e instrumentos apropiados para poder contribuir al crecimiento de esa sociedad que ya está en marcha, a la que todos queremos ver llegar a su madurez. Yo sí quisiera daros las gracias por haber venido, gracias porque estando ahí me hacéis percibir que no estamos solos, porque confirmáis nuestras opciones y nos decís que no nos equivocamos. Muchas gracias porque nos damos cuenta de que somos muchos los que estamos embarcados en la misma piragua; cada uno con su remo, cada uno con sus posibilidades, pero todos en el mismo barco, intentando que vaya en la misma dirección Así que gracias por estar ahí. Y gracias a Manos Unidas; no os podéis hacer una idea de lo que os debemos, por tanto, gracias por ser quienes sois y sobre todo por darnos la posibilidad de poder entregarnos a estas causas. Sin vosotros no estaríamos ni aquí ni allí.

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