a


AULA DE CULTURA VIRTUAL

 

DE DELINCUENTE A MONJE: LA VIDA DE ALBERT WENSBOURGH


Dña. María Vallejo-Nágera
Pedagoga y escritora


Vitoria, 30 de septiembre de 2003

La verdad es que me apetece muchísimo estar hoy con ustedes, porque son la primera audiencia que tengo fuera de Madrid y quiero comprobar su reacción ante la presentación de mi novela. Desde luego, la presenté hace una semana escasa y desde ese día he sido bombardeada por todo tipo de periodismo: llamadas de la radio, de la prensa, etc. Por eso quiero saber ahora qué opinan ustedes al respecto.

Y para empezar les cuento que Un mensajero en la noche es un caso real. Además de que soy una persona muy, muy creyente, soy católica, yo he vivido en Londres estos últimos ocho años, y en el año 1994, más concretamente, colaboré con la Iglesia en la guerra de Bosnia, trabajando en un campo de refugiados, por lo que tengo muchísimos amigos sacerdotes católicos de allí. El caso es que, un buen día, uno de esos sacerdotes llamó a mi residencia londinense y me preguntó si estaba trabajando en mi tercera novela, a lo que yo contesté que ciertamente no sabía qué me pasaba, que me sentaba delante del ordenador y no me funcionaba la cabeza (a pesar de la imaginación que suelo tener), que no lograba arrancar, en definitiva. Entonces, muy decidido, me dijo: "Tengo una historia para ti. Ayer conocí en un monasterio benedictino, en un pueblecito -cuyo nombre no puedo facilitarles porque el abad me pidió que lo guardara totalmente en el anonimato para que nadie moleste a los monjes-, a una persona muy famosa en los ambientes de Scotland Yard porque ha dado una guerra tremenda". Y, efectivamente, esta persona estaba muy perseguida por la ley. Había pertenecido a una banda de mafiosos, una familia inglesa al modo siciliano que, si bien a ustedes no les sonará de nada, desgraciadamente en Inglaterra han sido un gran problema. Pues bien, el protagonista de mi novela, al que he llamado Albert para proteger su intimidad y su anonimato, no era sino uno de los matones de esta banda.

Desde luego, el personaje real del que les hablo y que he reflejado en Un mensajero en la noche fue un gran delincuente, un hombre muy agresivo y peligroso. Scotland Yard estuvo años y años buscándole, y cada vez que le cogían se salvaba por aquello de que, en el ámbito de la justicia, siempre hay grandes abogados que trabajan precisamente para los mafiosos, ya que éstos cuentan con ingentes sumas de dinero para pagarles. No obstante, un día, durante un atraco a mano armada en un gran banco al sur de Londres, la policía pudo atraparle (de hecho fue filmado por las cámaras) y le cayeron veinticinco años de cárcel. Y a pesar de que nuevamente un gran abogado apeló la sentencia, tan sólo consiguió rebajar la pena a catorce años de prisión. Así comenzó, entonces, su vida como recluso, tan problemática o más como la que tuvo en libertad. Y aquí comienza también el relato del protagonista del libro.

Lo cierto es que daba muchísima guerra, como les comentaba al principio. Era traficante de tabaco, alcohol y, en fin, todo tipo de droga dentro de la cárcel, y aunque la policía era conocedora de sus trapicheos, era sumamente inteligente y escurridizo (no en vano, era líder de todas y cada una de las cárceles por las que pasó, que, si no me equivoco, fueron diez). Claro que no siempre se salía con la suya, y por tanto no es de extrañar que fueran muchas las veces en las que acababa en celdas de castigo dentro de la propia prisión. Dichas celdas suelen ser muy pequeñas, y si el resto tiene muebles muy precarios, éstas tan sólo cuentan con un pequeño camastro o letrina y unos ventanucos muy pequeños que generalmente dan a patios cerrados. Esto es, nada de vistas al jardín, como de hecho tuvo en otras celdas de las muchas otras cárceles en las que fue recluido el mafioso del que les hablo.

 





SIGUIENTE>>>

subir


info@diario-elcorreo.es
Pintor Losada 7
Teléfono: +34 1 944870100 / Fax: +34 1944870100
48004BILBAO