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AULA DE CULTURA VIRTUAL

La Fundación Grupo Correo está desarrollando este año un interesante programa de conferencias cuyas transcripciones ofrecemos en El Correo Digital.

LA NARRATIVA ESPAÑOLA ACTUAL

LORENZO SILVA

Vitoria, 22 de mayo de 2000


EL CORREO
Lorenzo Silva
El título de la conferencia es La narrativa española actual. Cuando me planteé hablar sobre esto, que es un asunto que me interesaba, del que creía que se podían decir cosas curiosas, les confieso que me entró una cierta reticencia hacia el hecho de que alguien como yo, alguien que, en definitiva, forma parte de esa narrativa española actual, tuviera el atrevimiento de hacer una exposición acerca de esa materia. Vino a mi memoria cierta anécdota que leí no hace mucho tiempo en un libro escrito por un checo, titulado Conversaciones con Kafka; es el libro en el que recoge todo lo que habló con otro autor compatriota, Franz Kafka, poco antes de que muriera.

La anécdota tiene que ver con la manera en la que Kafka y él se conocieron, y está relatada al principio del libro. Cuenta aquél que le conoció cuando a su padre, que era compañero de este autor y que había descubierto que su hijo escribía poesía, se le ocurrió que era una buena cosa llevar esos poemas a un escritor como Kafka, que, aunque no era muy famoso, sí tenía cierto reconocimiento -se suele pensar que Kafka es alguien que no consiguió ningún éxito en vida, pero eso no es cierto, de hecho llegó a publicar algunos libros y hasta recibió algún premio-; Kafka los leyó y, un buen día, el padre llevó a su hijo para que hablara con él. Cuando el joven poeta entró en el despacho del escritor checo, se encontró a un hombre con aspecto tímido, bastante asustado, detrás de una mesa llena de papeles y que, casi desde el primer momento de su entrevista, parecía pedirle perdón -y al final, incluso, se lo pidió de forma expresa-. Le dijo algo así como que realmente era de bastante mal gusto atreverse a juzgar lo que había escrito otro; `en realidad -le dijo- si esto fuera un juicio -Kafka era muy aficionado a las metáforas judiciales-, yo sería cualquiera menos el juez.

De quien me siento más cerca es del acusado; yo soy más un acusado que un juez´. O quizá dijo `no soy ni siquiera el acusado, soy sólo el portero que está dejando entrar y salir a quienes acuden a la sala de audiencias´. Pues bueno, a mí me pasa algo parecido a Kafka: en este presunto o posible juicio a la narrativa actual, a mí no me corresponde el papel de juez, sino el papel de acusado, y es de muy mal gusto, además, que los acusados se echen cargos los unos a los otros, que hagan, a su vez, de acusadores con los otros acusados, por eso, de lo que me abstendré esta tarde aquí es de ese deporte que está muy extendido entre los escritores -desgraciadamente, diría yo-, que es hablar mal de los compañeros. No voy a criticar a nadie, no voy a poner mal a nadie, lo que voy a intentar, precisamente, es destacar lo que creo que tiene de positivo la situación actual de la narrativa española, lo que creo que tiene de prometedor, y, sobre todo, voy a tratar de hablar de aquellos escritores que creo que harán, y me consta que han hecho ya, cosas importantes y que, lamentablemente, en una sociedad en la que sólo existe aquello que tiene acceso a los medios de comunicación, no son tan conocidos como yo creo que debieran porque no son autores que hayan alcanzado todavía -quiero creer que todavía- esa repercusión en los medios.

Quiero hacer, como digo, una especie de diagnóstico constructivo de la narrativa española actual, y creo que antes de hacer eso es casi una obligación para con ustedes que yo intente plantear o exponer de una manera lo más sencilla y lo menos abstracta y aburrida posible qué es lo que yo entiendo por narración, lo que a mí me parece que es una narración -y prefiero utilizar la palabra narración porque quizá vale para todo tipo de narraciones, no necesariamente escritas, sino también las orales e incluso las audiovisuales-. Creo que una historia se puede contar de muchas maneras, pero ¿qué es lo que, en esencia, nos transmite una historia?, pues yo diría -y no es ni mucho menos una exposición académica, sino una descripción puramente personal de alguien que ni es filólogo ni es estudioso de la literatura, ámbito que simplemente practico, no teorizo- que, en primer lugar, cuando uno abre una novela o cuando uno empieza a leer una narración de otro tipo, lo primero con que uno se encuentra, y eso vale para todo tipo de narraciones, es con palabras; el primer elemento que hay en una narración son las palabras con las que se nos cuenta esa historia.

Cuando uno abre una novela de tal o cual escritor, puede incluso llegar a distinguir a éste por la manera en la que emplea las palabras; hay escritores que utilizan un lenguaje extremadamente sencillo, hay escritores que utilizan un lenguaje más complicado, hay escritores que prefieren utilizar frases alambicadas, palabras rebuscadas, los hay que prefieren utilizar palabras de uso corriente ... Ésa ya es una primera decisión que toma el narrador y que nos ayuda, por ejemplo, a diferenciar a Forner de Baroja; uno sabe, en parte, cómo es Baroja por el tipo de palabras, por el tipo de frases que escribe. Pero más allá de las palabras, de si uno es más o menos aficionado a los adjetivos o más o menos aficionado a las frases más o menos barrocas, en la narración, en cualquier página que leemos, nos suena una voz, nos suena la voz de ese escritor, que es distinta de las voces de otro.

Volviendo al ejemplo de antes, es muy distinta la voz de Baroja de la voz de Forner, son voces que suenan de forma diferente y que nos transmiten algo, incluso aunque no hayan empezado a contarnos la historia que nos quieren contar. De hecho, eso es lo primero que encontramos en la narración, y todo esto a lo que estoy aludiendo refiriéndome a las palabras, refiriéndome a la voz, quizá lo podríamos meter en el cajón de lo que se viene a llamar estilo; cada escritor tiene su propio estilo, cada narrador tiene un estilo, y eso es una parte de la narración.

Creo que hay un segundo elemento fundamental en una narración después de dicho estilo, que es la narración misma, la historia que se nos cuenta ¿Qué es?, ¿cómo se construye esa historia?; hay muchas maneras de contarla, no hay reglas fijas para hacerlo, se puede contar de forma ordenada o desordenada, se puede contar de forma fragmentaria o lineal, se puede ir y venir en el tiempo, se puede mantener una secuencia clásica, etc. Todo eso forma parte de la construcción de esa historia y, sobre todo eso, cualquier novelista, cualquier narrador, toma decisiones que no son indiferentes: cuando Joyce decide escribir el Ulises en veinte capítulos, que son veinte fragmentos que forman una especie de estructura, toma una determinada decisión que es radicalmente distinta de la decisión que puede tomar Marcel Proust cuando decide escribir En busca del tiempo perdido en una larga tirada de 3.000 páginas, que es como una especie de torrente que no se detiene nunca; todo eso son decisiones que toma un narrador y que forman parte de su modo de narrar.

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