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AULA DE CULTURA VIRTUAL

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Transcripción de la conferencia del escritor Jordi Esteva el 22 de mayo de 2000 - 3

No todo el mundo puede ser uno de éstos, ni participar en estas ceremonias: tiene que ser elegido por los genios. Y ¿cómo es uno elegido por ellos?, pues, un buen día -es algo clásico que ocurre en muchas culturas-, alguien, sobre todo un niño, un adolescente, entra en trance, sufre unas convulsiones, empieza a decir cosas extrañas, se supone que habla en otras lenguas. Lo que se solía hacer antes era llevar al niño ante un gran sacerdote animista o una sacerdotisa para que lo examinara y dictaminara si realmente era un elegido o se trataba de una histeria, o una locura pasajera, o una enfermedad. Pero si, en aquellos tiempos, era todo un honor tener alguien así en la familia, hoy en día, puede ser visto como una superchería, como un atraso; por lo tanto, muchos se niegan a que sus hijos sigan este camino de la iniciación animista.

Sin embargo, entonces, suele ocurrir un fenómeno: ellos son raptados, son secuestrados por los propios genios -siempre estoy hablando de lo que ellos creen, evidentemente-, que los poseen y se los llevan al bosque; allí, pueden pasar por una serie de vicisitudes: a veces, pueden recibir latigazos, y vuelven en un estado totalmente alterado al cabo de unos días, incluso -eso dicen- con un fetiche en las manos. Esto no es más que una muestra de lo que les puede ocurrir si rechazan seguir el camino para el que han sido elegidos; por eso, cuando uno de estos iniciados llega al santuario, el sacerdote animista se ocupa de él o de ella. Si la familia tiene dinero, da como una dote; si no, generalmente, el gran sacerdote, el que se llama padre o madre iniciador, es el que se hace cargo de toda esta gente.

Una de las ceremonias más interesantes es la de la clausura de la boca, porque, cuando el iniciado entra en trance, los genios hablan por él y empieza a decir muchísimas cosas. Lo que ocurre es que, como no domina las técnicas del trance, ni tampoco tiene la sabiduría ni ha sufrido una formación, puede decir cosas muy inconexas, e incluso estas palabras pueden ser aprovechadas, como dicen ellos, por gentes con malas intenciones, es decir, por los brujos, por lo que se hace una ceremonia en la que se recubre al iniciado de agua lustral, que es un agua sagrada, un agua bendita, resultante de una maceración a la que se le somete cuando corre por los manantiales precisos de algún río, en el bosque, con unas plantas medicinales secretas. En el momento en el que el iniciado sufre unas grandes convulsiones y entra en un trance muy profundo, se le impregna con este agua y con caolín, esta arcilla blanca que para ellos es el elemento purificador.

Entonces, se hace un llamamiento a todos los genios, tanto a los malos, porque también exigen unos genios negativos, como a los positivos. A los primeros se les hace una pequeña trampa: en primer lugar, se les pregunta qué es lo que les gusta, qué sacrificios son los que ellos prefieren, y ellos, confiados, contestan que les sacrifiquen gallinas o que se les ofrezcan mangos, lo que sea; a continuación, se les interpela acerca de qué es lo que les disgusta, una vez que ya se les ha preparado y se les ha dado coba, y ellos vuelven a contestar, en este caso, que no les gusta el limón, berenjenas... Así que se toman estos elementos, se restriegan en la piel de estos iniciados y ellos sufren unas convulsiones terribles; gritan, chillan, hasta que el espíritu dice «me voy, me voy» y desaparece.

Desde luego, éstas son maneras un poco burdas, podríamos decir, pero, realmente, la ceremonia es algo simbólico; simboliza, de hecho -no tenemos por qué quedarnos en esta interpretación si resulta un poco infantil-, que, a partir de entonces, sólo se les pide o se les permite que trafiquen con los espíritus positivos, porque, como ya he mencionado, los hay positivos y negativos, y, para estos últimos, existe otro terreno que, como dicen ellos, se realiza en el mundo de la noche, que es el de la brujería -algo muy distinto-. Los animistas, por tanto, hacen una especie de código deontológico por el que se comprometen a realizar solamente el bien. Y, después de esta ceremonia, que supone los comienzos de una formación, la madre iniciadora les va pasando, en estado de trance durante algunos días de la semana, las maneras de atraer a los genios con el ritmo, con la danza, con los cánticos, y también les va pasando todos los enigmas de la cultura; las grandes leyendas, las metáforas y los secretos de las plantas, que es algo muy importante, puesto que esta gente también tiene grandes médicos tradicionales.

Al cabo de un tiempo, cuando se considera que este iniciado ya está bastante preparado, pasa por otro ritual muy importante: el de la apertura de la boca. Antes, como ya he explicado, había sido cerrada, metodo por el que no dejaban que los genios hablaran por su boca, porque podía ser mal interpretado; ahora, llevan a cabo otro procedimiento por el que se le introducen unos cuchillos largos en la boca y se le da de beber una pócima que le provoca también un estado de catarsis, e incluso llega casi a morir; es lo que ellos llaman una muerte mística. Esta muerte mística significa un renacimiento a una nueva vida, a nueva dimensión, lo que luego ha traspasado a otras culturas y se ha sincretizado con elementos cristianos de una manera, si se quiere, evolucionada -lo encontramos también en Cuba, o en Brasil-. Una vez que el iniciado ha salido de dicha muerte, por la que, durante unos minutos, queda totalmente en tensión, sujetada por algunos familiares hasta que comienza a sufrir unas convulsiones y sale corriendo como un loco, se va al cementerio, donde están enterrados grandes sacerdotes, y ahí se revuelca entre las tumbas y escucha los secretos de los muertos.

Al regresar al santuario, hace una danza , que se llama la danza de las tres predicciones porque revela tres secretos ocurridos hace mucho tiempo. Entonces, hay un consejo de ancianos que se lo ponen muy difícil y son los que determinan si realmente eso ocurrió o no; en el caso de que la prueba sea positiva, se le deja hablar, por eso se le llama la apertura de la boca y le han introducido los cuchillos. A partir de ese momento, ya podrá explicar qué es lo que quieren los genios, porque se contacta con ellos cuando la comunidad está en peligro o cuando hay el presentimiento de que algo va a ocurrir.

También suelen servir para que hagan adivinaciones, pero quizá lo que es más interesante es que se habla con éstos sobre todo cuando hay problemas de salud, cuando alguien está muy enfermo, porque, según la tradición africana, las enfermedades nunca obedecen a causas biológicas, sino a envidias, males de ojo, etc. Entonces, el sacerdote en estado de trance determina cuáles son las hierbas que necesita aquella persona para su curación; muchas veces se entra en la pura superchería de camaleones secos, pero también hay muchas cortezas de plantas, raíces, cuyas propiedades curativas se han demostrado luego científicamente. Tras esta ceremonia, al cabo de un tiempo, se hace otro ritual que es el del afeitado de la cabeza, en el que se le recortan los cabellos, ya que hay una creencia popular que dice que los genios cabalgan a los elegidos y se les agarran al cabello.

Éste también es un acto simbólico, representación de que ya no quieren ser cabalgados cuando aquéllos quieran: ahora, pueden llamarles sólo cuando ocurra algo realmente importante. Con este rito durante cuya celebración se les rasura la cabeza y es cubierta, posteriormente, por una membrana de cordero, este iniciado ya es considerado como un sacerdote, aunque -esto ya como puntualización final- tendrá que pasar un tiempo hasta que pueda formar a otras personas.

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