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José Javier Esparza el periodista y crítico de televisión |
No me quiero referir a ella sólo como mensaje, es decir, a los contenidos, a lo que habitualmente comentamos los críticos, sino que quiero referirme también a la misma como medio, el aparato en sí, el lenguaje que emplea. Por tanto, podremos ver por qué la televisión es una amenaza tanto en su concepción de medio como en el de mensaje y, simultáneamente, resolveremos cuáles son los mecanismos de defensa ante dicha "amenaza".
Uno de los reproches que se dirige con más frecuencia en contra de este aparato es que atonta. Esto es muy visible en el caso de los niños; se ponen delante de la tele y da la impresión de que rompen todo contacto con el mundo real al meterse dentro de ese mundo ficticio que les ofrece. Pues bien, lo del atontamiento no es sólo una percepción subjetiva o una intuición irracional de padres preocupados, sino que también corresponde a una definición bastante exacta del efecto que la imagen móvil causa en los más pequeños: verdaderamente les atonta.
El porqué es una cuestión que no tiene tanto que ver con el mensaje como con el medio; es decir, no tiene que ver tanto con lo que vemos en la tele como con el propio hecho de estar viendo un aparato que emite señales permanentemente. Podemos resumir el problema del siguiente modo: la televisión hace que nuestro cerebro baje la guardia; la imagen televisada tiende a suprimir las barreras racionales críticas que el individuo suele poner ante cualquier mensaje que recibe del exterior.
Hay muchos estudios sobre el impacto
de la imagen móvil en el espectador, y, para la mayor
parte de los autores que han hecho estos análisis, todo
el problema está en el tipo de imagen øPor qué?,
porque nuestro cerebro no está biológicamente capacitado,
digamos, para desarrollar una resistencia suficiente al impacto
de esa imagen en movimiento. Cuando usted escucha una conferencia
o admira un cuadro, su cerebro puede trabajar al mismo tiempo;
la razón es que la barrera crítica funciona mientras
usted hace todas esas cosas, y, así, puede poner en todo
momento una resistencia a lo que está viendo, ya sea poniendo
en duda lo que el conferenciante le dice, buscando argumentos
contrarios automáticamente, mostrando repulsa hacia lo
que un artista ha hecho, etc. Sin embargo, nuestro cerebro no
está diseñado biológicamente para hacer
todo eso; frente a la sucesión de impactos de imagen en
movimiento, a nuestra maquinaria racional le cuesta un esfuerzo
extra, suplementario, el ser capaz de ponerse al paso de la imagen
móvil y discriminar críticamente los impactos que
nos envía.
Para entender mejor este proceso, el porqué de no ser
capaces de ofrecer esa resistencia, debemos tener en cuenta que
el cerebro humano, como todo el mundo sabe, es una complejísima
red de neuronas a la que, todavía, estamos muy lejos de
definir. Un Nobel decía que el sistema nervioso central
humano era, probablemente, la única frontera inalcanzable
de la ciencia óesto lo digo para advertir de que lo que
voy a explicar ahora es una metáfora, no una descripción
física exacta del cerebroó; explicó que
podemos entender nuestro cerebro como una sucesión de
esferas que se habían ido acumulando en el curso de la
evolución. Tenemos una primera masa cerebral, una primera
esfera, que es el paleocortex, elemento que compartimos con los
reptiles, por ejemplo, y que es donde anidarían los impulsos
más elementales: el frío, el calor, el miedo, la
euforia, el sexo ... Sobre esta esfera, se habría superpuesto
otra, el cortex, que es la que compartimos con los primates,
que nos permite hacer operaciones un poco más "elaboradas"
como, por ejemplo, asistir a El Bus, de Antena 3, y otras
operaciones de ese género. Por último, está
la tercera esfera, la propiamente humana, la neocortex, donde
radica nuestra inteligencia, la
capacidad de pensarnos a nosotros mismos como objeto, por ejemplo,
que es una cosa que sólo nosotros podemos hacer. Todas
estas características nos permiten poner una serie de
barreras racionales a todo mensaje exterior y discriminar datos
de eso que estamos recibiendo.
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