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AULA DE CULTURA VIRTUAL

LA EJEMPLARIDAD DE LOS POLÍTICOS

D. Javier Gomá
Letrado del Consejo de Estado
Director de la Fundación Juan March
Premio Nacional de Ensayo 2004

Bilbao, 25 de octubre de 2004

En la última parte del libro Imitación y experiencia enuncio, con un carácter general y válido para muchos casos, una serie de principios. Desde que lo publiqué hace un año estoy intentando desarrollar aplicaciones más concretas y prácticas de esos principios para trasladarlos a ámbitos de la realidad. Lo hice con la Corona en un artículo ("La majestad del símbolo") que también tuvo la suerte de ser premiado (Premio FIES de periodismo); en él desarrollé parte de esas ideas aplicadas a la Casa Real, a la figura del Rey y a la Corona. A continuación voy a referirme a otro ámbito de aplicación de los principios de imitación y de ejemplo: se trata, en este caso, de la ejemplaridad de las personas públicas y, en particular, de los políticos.

La tesis que voy a defender puede resumirse de la manera siguiente: aun cuando es un término y un concepto que con mucha frecuencia se emplea de forma coloquial –y que, desgraciadamente, no ha merecido la atención de especialistas ni de estudiosos– la ejemplaridad es una categoría política fundamental.

Comenzaré hablando sobre la imitación y la teoría de la ejemplaridad por sí misma, pura. En Imitación y experiencia traté de mostrar cómo, al lado de una tradición lógico-lingüística de la filosofía –dominante durante siglos (incluido el XX) a través del llamado "giro lingüístico"–, había otra tradición que había estado olvidada y postergada, y que merecía la pena rescatar. Se trata de conceptos relacionados con la imitación, el ejemplo, la ejemplaridad, el prototipo y lo que todos ellos suscitan: el deseo, la admiración, el seguimiento y la emulación. En filosofía, todos ellos han sido completamente postergados.

De hecho, no se ha escrito un solo libro en lengua occidental sobre la historia de la imitación, cuando era un concepto absolutamente fundamental en esa tradición, comparable a otros tan importantes como la libertad, el sujeto, el ser o la esencia. Sin embargo, así como hay gran cantidad de monografías sobre estos últimos conceptos, sobre el concepto de imitación no había ni una sola que lo tratara de una manera general y distinguiendo entre clases y periodos. Por eso, la primera obligación de un escritor que deseara hablar de este tema era elaborar una historia de ese concepto. Además, Imitación y experiencia no solamente pretendía restaurar algo que podría encerrar un interés "meramente histórico", sino además deseaba demostrar las inmensas posibilidades teóricas que el concepto tiene incluso en el pensamiento actual. Ésta es la razón por la que, además de un recorrido histórico, el libro propone en su última parte –que es una parte fundamental– una tesis fuerte: la teoría general de la imitación.

Todo el pensamiento moderno, desde al menos la Ilustración, descansa en el presupuesto de que el sujeto es un sujeto racional, autónomo, que no admite fácilmente normas que provienen de fuera (heteronomía), es decir, que no acepta que los demás le impongan las normas de comportamiento. Esta forma de pensar se ve clarísimamente, por ejemplo, en la filosofía Kant y su autonomía de la razón.

Sin embargo, el libro que he escrito establece un presupuesto básico sin el cual no se puede entender nada. En Imitación y experiencia lo denomino "facticidad", término que proviene de la palabra factum (‘hecho’); dicha palabra significa que, de hecho, nos guste o no, nos parezca bien o no, los demás son un modelo para nosotros y nosotros somos un modelo para los demás. Estamos envueltos en una red de influencias mutuas.

Lo anterior se dice habitualmente –y no parece que sea una cuestión controvertida– con respecto a los niños, puesto que sabemos que en la infancia se adquieren muchas de las habilidades a través, precisamente, del aprendizaje por imitación. Ahora bien, creo que lo anterior es igualmente aplicable a los adultos. Es cierto que la imitación de los adultos no es una imitación "tan mimética", una mera copia de actos reflejos, que es lo propio de los niños. Se trata de una imitación muchas veces más sutil, más sofisticada, pero no menos eficaz. Los adultos copian, imitan muchas veces: imitan ejemplos concretos ofrecidos por su experiencia (vecinos, políticos, personas famosas, familiares, etc.); otras veces, en cambio, imitan modelos literarios, imaginados, soñados, subconscientes; y otras veces, llevan a cabo una combinación de todos ellos. El hombre –igual que el niño– imita siempre.

Los modelos guían nuestra conducta durante toda la vida, incluso durante la muerte. Podría decirse que, incluso cuando morimos, imitamos; y que, cuando queremos ser originales –es decir, cuando queremos no imitar–, estamos imitando a alguien que lo fue primero.
Pues bien, si es imposible escapar a la imitación, se trata de establecer en qué condiciones un sujeto moderno, un sujeto racional, autónomo, puede, sin abdicar de esa racionalidad, imitar a otro. No se trata de responder a la cuestión de si imitamos o no –porque siempre imitamos, de una manera consciente o inconsciente, directa o sofisticada–, sino de dilucidar, dado que imitamos, qué modelo debemos escoger.

Una manera quizá un poco simple de resumir la respuesta que propongo en el libro es la siguiente: imitamos a un modelo cuando éste es ejemplar. De esta forma, la teoría de la imitación conduce a una teoría del ejemplo y de la ejemplaridad, si bien de nuevo tropezamos con un obstáculo, porque la ejemplaridad es también una intuición vaporosa, de esas que son utilizadas con frecuencia en el lenguaje coloquial. Decimos que un político, un estudiante, una obra de arte o un comportamiento son ejemplares. No obstante, debo decir que hasta donde yo sé –y he tratado de investigar exhaustivamente el tema– no hay ni un solo libro sobre la teoría del ejemplo y de la ejemplaridad que haya reflexionado sistemáticamente sobre la importancia, la naturaleza o la función que el ejemplo tiene en nuestras vidas. Por eso consideré necesario dedicar al ejemplo una parte sustantiva dentro del libro.


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