DALÍ JOVEN; DALÍ
GENIAL
D. Ian Gibson. Hispanista
Bilbao, 31de Mayo de 2004
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Sin embargo, Dalí también temía a su padre. La cuestión de la locura
es algo que Dalí no menciona para nada en sus diarios (aunque los
diarios son incompletos), pero hubo un acontecimiento en la familia
que fue tremendo y que Dalí no conoció hasta que tuvo veinticinco
o veintiséis años, porque se ocultó dentro de la familia. El abuelo
de Dalí se suicidó con treinta y seis años en Barcelona. Era un hombre
que tenía una tendencia paranoica que se convirtió en locura de verdad
a los treinta y seis años. Y el hombre, enloquecido, se tiró de un
balcón.
Aquella historia se silenció por completo en la familia, y Dalí se
enteró de la tragedia familiar casi por casualidad. Cuando lo supo,
la noticia le produjo un miedo tremendo; él había sospechado algo
a partir de los ataques de violencia de su padre y de su tío, pero
el hecho de que su abuelo fuera un suicida y además un paranoico parecía
confirmar que él también tenía una tendencia a la locura que probablemente
tenía, esto no fue un invento de Dalí. Por eso, Dalí empezó a construir
una defensa contra la posible locura que tal vez podía atacarle un
día. Yo creo que todas las payasadas de Dalí, sus máscaras, su exhibicionismo,
sus cosas raras y su constante deseo de estar en el candelero fueron
una defensa para impedir un ataque de verdad. Yo, por lo menos, así
lo interpreto. El temor a la locura está, desde luego, en la base
del pensamiento de Dalí. Por ejemplo, la creación de su famoso y nunca
bien comprendido método paranoicocrítico la veo como una especie de
defensa contra el terrible peligro de volverse loco.
Todo eso proviene de la familia, y debo confesar que el descubrimiento
de lo que sucedió con el abuelo fue uno de mis mayores hallazgos como
biógrafo. Yo creo en la biografía como género necesario, género literario.
En España, por razones diversas, ha habido escasez de buenas biografías,
cuando la biografía resulta fundamental para la salud de la sociedad.
Queremos saber quién fue Dalí, Buñuel, Franco o cualquiera de los
miles de españoles ilustres, y a veces no podemos, porque no tienen
todavía su biografía. Como he señalado más arriba, ha habido interrupciones
y discontinuidades, no ha habido fondos, ha habido familias, atacadas
a veces por pudibundeces, que no querían que supiéramos, etc. Sin
embargo, creo que la biografía como género literario es fundamental
y, desde luego, aquí también hay trabajo para décadas y para mucha
gente, por lo que no debe cundir el desánimo en las aulas universitarias.
Además, en mi condición de biógrafo, me han fascinado los diarios
de Dalí, que me han ayudado a escribir mi libro. Considero que, para
hacer una buena biografía, hacen falta documentos personales (diarios,
correspondencia epistolar, declaraciones de amigos y de familiares,
etc.), y esto es un trabajo que lleva mucho tiempo y que, sobre todo,
cuesta muchísimo dinero. Estoy convencido de que una de las razones
por las cuales no hay suficientes biografías en España es que escribir
una buena biografía cuesta mucho dinero. Por ejemplo, en el caso de
Dalí, yo pude elaborar su biografía porque recibí aportaciones de
muchos editores de aquí y de fuera (Madrid, Barcelona, Londres o Nueva
York), ya que el trabajo se complicaba bastante por el hecho de que
Dalí fue una persona que viajó y vivió fuera de España. Sin este tipo
de apoyos, nadie puede dedicar cinco años a escribir una biografía,
si bien es cierto que disponer del dinero para hacerlo tampoco asegura
el talento necesario para escribir un libro exacto y ameno.
De todos modos, España goza ya de una gran estabilidad democrática
dentro del marco europeo y mundial, por lo que, después del dolor
de la guerra civil, la posguerra y la dictadura, creo que es un magnífico
momento para que el género de la bibliografía se desarrolle todo lo
que verdaderamente se merece en España.
Hace algunos años publiqué un biografía de Dalí, traducida a varios
idiomas, que, sin embargo, presentaba un problema: tenía mil páginas
impresas. Me di cuenta de que iba a ser muy difícil que los jóvenes
leyeran esa biografía mía de Dalí, por lo que me lancé a crear un
libro nuevo, ameno, más barato y apto para la gente que quiere iniciarse
en el conocimiento de Dalí. En este nuevo libro he utilizado material
manejado en otros libros y también he insertado información nueva
con la idea de que el resultado sea un libro útil y práctico para
gente joven deseosa de conocer el mundo del pintor español más conocido
mundialmente después de Picasso.
El libro quiere ser práctico, una biografía que insiste en los cuadros
que se pueden ver en España y en los sitios que hay que visitar para
conocer a Dalí. Desde luego, hay que coger el tren e ir al Ampurdán
y a Figueras, visitar el Museo Dalí, ir a Cadaqués, que es el pueblo
más bonito del Mediterráneo o conocer el Cabo de Creus, que está al
lado de Cadaqués y que Dalí llamaba su "epicentro". Recuerdo que en
cierta ocasión, Dalí dijo lo siguiente: "Yo soy la encarnación del
cabo de Creus".
El Cabo de Creus es un paraje mágico, absolutamente inhabitual e insólito.
No en vano, es el punto donde primero toca el sol en España. Además,
las rocas son increíbles (de micacita), y el viento y la sal horadan
agujeros en las rocas. Allí, el Dalí niño encontraba cosas perdidas
(llaves, insectos, pequeñas plantas...) que aparecen después en sus
cuadros. Además, según las luces cambiantes del día, las rocas se
transforman: a veces estás mirando una roca y de repente se convierte
en un águila, después en un camello, más tarde en otra cosa... Aquel
lugar es un teatro óptico, y yo creo que allí, todavía muy joven,
Dalí comprendió que algo que parece ser una cosa puede ser también
otra. Es decir, descubrió la imagen doble: estar mirando algo y, de
repente, verlo convertirse en otra cosa. Ésta es una de las características
más notables de Dalí, y proviene precisamente de su infancia en Cadaqués
y de sus exploraciones del Cabo de Creus. .
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