Cuando hace veinte años empecé a interesarme a fondo desde el punto de vista académico, profesional e intelectual por las cuestiones del islam y el islamismo, lo hice desde dos puntos de vista. En primer lugar, intentaba alcanzar un conocimiento práctico sobre el terreno, ya que mi padre era embajador cargo que finalmente le costaría la vida de España en el Líbano, y he llegado a conocer casi todos los países árabes y bastantes países musulmanes no árabes. En segundo lugar, se encontraba la acción, interacción y relación directa con muchísimos musulmanes. Debo decir, aunque sé que en algunos círculos resulta políticamente incorrecto, que muchísimas personas mantienen una actitud y una opinión muy negativa sobre los musulmanes en general. Sin embargo, creo que esa actitud, además de ser estúpida, resulta profundamente injusta. Conozco muchísimos musulmanes de una inmensa talla humana, política e intelectual. Por ejemplo, he tratado en Oriente Medio con algunas de las mentes y opiniones más lúcidas sobre los problemas del Mediterráneo, del islam y de Oriente Medio.
Debemos ser extraordinariamente cautelosos, y por eso llamé a mi libro El islamismo contra el islam, que es el título que hace muchos años di a varios artículos que escribí en diferentes idiomas, entre los cuales había una traducción al árabe. Muchas veces se produce un equívoco muy profundo. Es difícil que haya calado el neologismo "islamismo" en árabe, donde no existe, a diferencia de lo que sucede, importado del francés, en castellano e inglés. El término y sus derivados han empezado a arraigar, y ya se ve que las personas usan cada vez menos el calificativo "islámico" para referirse al terrorismo y, por el contrario, emplean cada vez más la forma "islamista". Con todo, y aunque parezca una redundancia, a mi juicio habría que decir "islamista radical".
Éste es el libro que a mí me habría gustado leer. Tanto expertos como legos en la materia pueden encontrar en él una buena muleta en la que apoyarse para iniciarse en el tema o para profundizar en sus conocimientos. La actualidad hace que los libros se conviertan en fotos fijas de una realidad móvil, por lo que intenté que esta primera obra en solitario tengo otras colectivas no fuera un libro de temporada, sino que resistiera el paso de la coyuntura inmediata y de los avatares de las noticias, del día a día. Es mi propósito que su análisis sirva a quien se aproxima a sus páginas para entender un fenómeno que va a ser determinante en la historia de Europa y, desde luego, en la de España.
Contaré una anécdota que me ocurrió hace veinte años, después de que mi padre hubiera sido secuestrado por unos radicales chiíes. Por fortuna, sólo lograron retenerlo un día. Fuimos a verlo de vacaciones al Líbano y visitamos Damasco, aquella gran ciudad de pasado histórico y presente incierto. Como tantos otros, admiramos la gran mezquita de los omeyas, en Damasco, donde se dice que está custodiada como reliquia la cabeza del Bautista y que es, además, una de las obras más importantes de la arquitectura del siglo VIII. Allí entablé conversación con una persona de aspecto venerable que se me acercó y me preguntó de dónde era. Al responderle que de España, él citó el nombre de al-Andalus, lo que dio pie a que tomáramos té y comenzáramos a hablar. A la tercera hora de conversación me dijo algo que no se me olvidará nunca: "No se preocupe usted. Los liberaremos de la corrupción occidental". En ese momento me di cuenta de que teníamos un serio problema.