a

AULA DE CULTURA VIRTUAL

PINTURA Y PSIQUIATRÍA

D. José Guimón Ugartechea
Catedrático de Psiquiatría de la UPV

Bilbao, 13 de diciembre de 2004


Ya Aristóteles señalaba la existencia de una indudable relación entre genialidad y locura, y Sigmund Freud se preguntó también por las razones que explican que algunas personas privilegiadas tengan el don de la creatividad. El psiquiatra vienés escribió obras importantísimas en las que abordó por extenso el proceso creativo, pero concluyó que no se trataba de una cuestión que el psicoanálisis pudiera contestar. De todos modos, como después el propio Freud reconocería en otro libro, tampoco la filosofía ni la estética pueden hacerlo.

Con todo, Freud falleció hace más de setenta años. Durante ese tiempo, la psiquiatría, que es una ciencia más amplia que el psicoanálisis, ha evolucionado y, gracias a investigaciones empíricas que han tenido lugar sobre todo en los últimos treinta años, está en disposición de responder a bastantes de las preguntas que se planteaba Freud y que en todos los siglos se han formulado filósofos y literatos. La razón de este avance radica en que la psiquiatría es no sólo una ciencia del espíritu –como lo son la filosofía, la estética, la psicología o el psicoanálisis–, sino también una ciencia de la naturaleza que permite investigaciones empíricas (en el cerebro, en las habilidades, en la genética, etc.) por medio de las cuales estamos en condiciones de responder a una serie de preguntas que relacionan arte, pintura y psiquiatría. Anticiparé que mi propuesta de conjunto sobre la aportación de la psiquiatría de hoy al arte es que la pintura encierra un gran valor homeostático. "Homeostasis" significa "equilibrio", y la pintura es, a mi juicio, un poderoso guardador de la homeostasis.

Vayamos ya con esas preguntas que nos interesan. En primer lugar, ¿es distinto el significado psicológico de las pinturas antiguas del de las pinturas modernas? Desde un punto de vista antropológico se ha querido ver en la pintura a lo largo de los siglos un fin espiritual consistente en embellecer los rituales que rodean la vida y la muerte, los hitos que señalan el transcurso del hombre y su acontecer por la vida. La pintura lograría que esos ritos estuvieran embellecidos para que fueran mejor aceptados por la comunidad. Se trata de los ritos comunitarios que permiten al hombre enfrentarse y sobrellevar la angustia enorme que supone estar lanzado al mundo, arrojado ante la muerte y los peligros de la naturaleza, ante la incertidumbre o el más allá. Ante esa angustia del hombre, la pintura ayuda –como ayuda la religión– a embellecer el entorno en el que esos ritos que ayudan a la cohesión social se celebran.

Ahora bien, ¿hasta qué punto en nuestra sociedad agnóstica, desacralizada –o aparentemente desacralizada–, el arte sigue desempeñando esa función espiritual? Parece que la pintura sigue teniendo una significación de mensaje trascendente y espiritual para ayudar a los sujetos a funcionar en la vida. Hay diferencias claras, por supuesto. Los lugares elegidos para ello no son ya las catedrales, sino los museos, y las situaciones son diferentes (por ejemplo, una sala de fiestas donde exista un tipo de decoración inspirada en el arte contemporáneo). Sin embargo, los tatuajes que algunas personas se graban en su piel; los tejidos con que se visten las mujeres y los hombres; los diseños de los coches; los anuncios publicitarios y las modas están impregnados de la pintura y el arte contemporáneos, por lo que parece que el mensaje y el acompañamiento son semejantes.



SIGUIENTE>>>

subir


info@diario-elcorreo.es
Pintor Losada 7
Teléfono: +34 1 944870100 / Fax: +34 1944870100
48004BILBAO