a


AULA DE CULTURA VIRTUAL

La Fundación Grupo Correo está desarrollando este año un interesante programa de conferencias cuyas transcripciones ofrecemos en El Correo Digital.

Conferencia de Guillermo de Osma, historiador de Arte y galerista

EL COLECCIONISMO DE ARTE EN ESPAÑA
Bilbao, 29 de enero de 2001

El historiador y galerista Guillermo de Osma. EL CORREO
Coleccionar es reunir, acumular objetos, artísticos o no, relacionados por un denominador común más o menos preciso. Cualquier objeto por pequeño o aparentemente insignificante al que el ser humano ha dado una función puede ser coleccionable, desde cuadros de gran valor artístico y económico hasta envoltorios de naranjas y caramelos o cajas de cerillas. Las categorías de "coleccionables" son tantas casi como los objetos que ha producido el hombre a lo largo de su historia.

Estoy seguro que muchos de ustedes con interés, afición, pasión, tesón y sus propios criterios se han aventurado por esta apasionante actividad. Unos con mayor poder adquisitivo, pero que no es un requisito en absoluto indispensable para convertirse en coleccionista, han coleccionado o coleccionan cuadros, muebles, joyas, platería, cerámica, porcelana, alfombras, relojes, miniaturas, libros, grabados o dibujos. Otros en función de sus medios o sus aficiones coleccionarán carteles, abanicos, muñecas, tarjetas postales, plumas estilográficas, juguetes, bastones, pipas o naipes, billetes de lotería, acciones, vitolas de puros, entradas de fútbol, programas de teatros o conciertos, llaveros, etc...

Puede ser una pasión que puede convertirse en obsesiva, la necesidad de poseer es un motor esencial del coleccionista, pero que siempre será enriquecedora y que les dará grandes satisfacciones.

El coleccionista es por definición un personaje singular. Independiente, apasionado, dispuesto a correr riesgos, capaz de decidir sobre una adquisición con rapidez, de comprometer en ello su dinero y su gusto. Nunca es un personaje mediocre, al contrario muchos de los grandes coleccionistas han tenido o tienen un carácter legendario acompañado a menudo de una aureola de leyenda.

Pensemos en personajes como Gertrude Stein, una de las primeras coleccionistas de Picasso, Peggy Guggenheim, Andrew Mellon el creador de la Galería Nacional de Washington, el armenio Gulbenkian que dejo su extraordinaria colección a la fundación que lleva su nombre en Lisboa, el multimillonario Paul Getty o el barón Thyssen cuya colección afortunadamente y en lidia con Inglaterra, Suiza y Estados Unidos fue adquirida por España y que hoy podemos admirar en su museo en Madrid.

Alrededor de la figura del coleccionista se han creado muchas aproximaciones, incertidumbres y malentendidos. Su papel es determinante en el mundo de la cultura, primero como creador de un patrimonio, del que se hace responsable como guardián y custodio. Cuantos miles de cuadros y objetos se han salvado y han llegado a nosotros gracias a ellos. En muchos casos ese patrimonio ha acabado mediante regalos y donaciones en museos públicos y en muchos otros ellos han creado sus propias fundaciones permitiéndonos gozar de sus colecciones adquiridas a lo largo de muchos años y esfuerzo. En segundo lugar, el coleccionista juega un papel esencial en la historia del arte y del gusto, muchas veces como mecenas de artistas o movimientos artísticos que sin su apoyo no hubieran tenido la importancia que tienen.

No olvidemos que, hablando de una manera general, el artista está fundamentalmente preocupado en su búsqueda, inmerso en su proceso creativo, pero su cuadro o su objeto carece de sentido sin un destinatario, ese es el coleccionista.

Esta claro que en este entramado de la producción artística y del mercado tanto el agente que puede ser un galerista, un marchante, una casa de subastas o un anticuario; como el crítico juegan también un importante papel.

La carrera de un Tiziano no hubiera sido la misma sin Felipe II o la de un Picasso no hubiera sido la misma sin un galerista como Kahnweiler y sin los coleccionistas que lo apoyaron en sus primeros momentos. Seguramente no miraríamos de la misma manera las máscaras africanas o el arte primitivo si Picasso y los cubistas nos les hubieran dado tanta importancia inspirándose de estos objetos en su obra.

La historia del coleccionismo por lo tanto está íntimamente ligada a la historia del arte, del gusto y de la decoración.

En esta presentación me voy a centrar en el coleccionismo de objetos artísticos y fundamentalmente de pintura e intentaré hacer un recorrido de su historia y evolución en nuestro país. Consideremos diversos aspectos del coleccionismo repasando algunas de las grandes colecciones españolas, cuyo ejemplo nos puede servir de lección y consejo.

Sin lugar a dudas, en la historia de España como en la de otros países y hasta bien entrado el siglo XIX los coleccionistas más importantes fueron los reyes.

A partir de los reyes católicos - época que marca el final de la Edad Media y el comienzo de una nueva era - el monarca detenta el poder político, el económico y el moral y se convierte en el principal mecenas. En primer lugar el rey o la reina sienten la necesidad de que su imagen y la de los suyos se represente a través del retrato y así quede perpetuada tanto para sus contemporáneos como la posteridad. El retrato se convierte así en uno de los géneros fundamentales del arte moderno y el encargo por excelencia. Esta nueva sociedad se expresa a través de un arte acorde con esa nueva manera de pensar que supone el humanismo y la ruptura con los ideales medievales. El hombre que se va afianzando como el eje central de la creación y del universo empieza a considerar el objeto artístico no sólo como algo que tiene que ver con su uso o función religiosa sino como algo de lo que se puede disfrutar y por lo tanto poseer.

SIGUIENTE

Enviar la noticia a un amigo

subir




info@diario-elcorreo.es

Pintor Losada 7
Teléfono: +34 1 944870100 / Fax: +34 1944870100
48004BILBAO