ADIÓS, DEPRESIÓN
Dr. D. Enrique Rojas
Catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica de la Universidad Complutense de Madrid
Bilbao, 2 de Octubre de 2006
Por lo que toca a las depresiones en la mujer, sabemos que en la UE las mujeres tienen entre dos y tres veces más depresión que los hombres. Es un dato estadístico corroborado por todas las investigaciones. Y son varios los argumentos sobre la mesa: en primer lugar, porque la mujer es la que transmite la afectividad; en segundo lugar, la mujer es más vulnerable por su endocrinología y en tercer lugar, porque existen en la vida genital femenina una serie de momentos en los cuales puede aflorar la depresión. En este último punto, hay que decir que tres o cuatro días antes de la menstruación pueden aparecen unos síntomas muy característicos: llanto fácil, hipersensibilidad psicológica, ganas de llorar, ansiedad, inquietudes, desasosiego.. Hay un cambio en la conducta extraordinario.
¿Cómo son las depresiones de la mujer? Las depresiones en la mujer pueden darse en el embarazo pero son poco frecuente. Es más, muchas veces las personas con antecedentes depresivos durante el embarazo están mejor. La depresión postparto se da entre el 30 y el 40% de las mujeres que dan a luz, a veces es inmediata, la madre no reconoce al niño, se siente distante y hundida. Se trata de una depresión por un desajuste de sustancias cerebrales. Las depresiones postaborto y las depresiones del climaterio, la última etapa de la fertilidad de la mujer, son bastante infrecuentes. Las depresiones del hombre y de la mujer son distintas lógicamente, porque la sensibilidad es diferente.
Una vez más, hay que recordar que lo importante no es ser inteligente, sino compaginar corazón y cabeza. Bien, llegados aquí, debemos hacer una alusión al síndrome antes citado, el síndrome de estar 'quemado'. Las características fundamentales son un desgaste profesional enorme; el sujeto empieza a funcionar de forma automática, hay un agotamiento emocional, hay un trabajo deshumanizado, y aparecen los síntomas típicos del estrés y de la depresión: taquicardias, sudoración, dificultad respiratoria, sensación de falta de aire y ansiedad. La ansiedad siempre es anticipación de lo peor, un vivir empapado de un futuro incierto.
Recientemente se ha acuñado el síndrome de Tomás, que no es sino una submodalidad del síndrome de estar 'quemado': el médico no solamente está quemado, además empieza a sufrir un trastorno de identidad. ¿Por qué me hice yo médico? Y bien, ¿qué hacer para conseguir que alguien tenga una personalidad más consistente? Yo daría tres consejos para que la personalidad sea fuerte y positiva. Primero: visión positiva. Segundo consejo: ser personas de pocos propósitos pero muy concretos; cuando queremos hacer demasiado, nos desparramamos y somos salsa de muchos guisos. Tercero: capacidad para aprender de la propia experiencia. En cuanto al tratamiento, decir que tiene aspectos biológicos y psicológicos. Se ha avanzado muchísimo en el tratamiento de las depresiones endógenas, no en vano estamos en la década del cerebro; lo que se ha conseguido hoy es impensable, cuántas veces un paciente que entra con una depresión endógena es otra persona en quince días. Además, tenemos incluso antidepresivos que adelgazan, es decir, fármacos que no retienen líquidos y que frenan el apetito a nivel central. Eso por una parte. En cuanto a las depresiones exógenas, se recurre a la psicoterapia. ¡Hay que hacer fuerte al paciente! La felicidad consiste en la administración inteligente del deseo, es decir, si uno aspira a algo y pone todos los medios, lo va alcanzar. Ahí entra el rodrigón sólido y compacto, pétreo y consistente, que es la voluntad. La voluntad es más importante que la inteligencia, una persona con voluntad llega a la vida más lejos que la persona inteligente y una persona sin voluntad es como un niño pequeño, no hace lo que quiere, sino lo que le apetece. Bien, la depresión se cura, la depresión tiene salida. El pesimismo goza de un prestigio intelectual que no merece, hay que aspirar a un optimismo aprendido, sano y realista. Para terminar, quiero recordar el elogio que hace Antonio Machado de un tronco en 'Campos de Castilla': "Quiero anotar en mi cartera/ la gracia de tu rama verdecida./ Mi corazón espera/ también, hacia la luz y hacia la vida,/ otro milagro de la primavera".