El tema que voy a intentar abordar
en los próximos minutos es el de los milenarismos. Quisiera
aclarar que no es un tema fácil por varias razones. El
mismo término milenarismo es un término
que se presta mucho a la confusión, porque hay gente que
lo identifica, en parte, con una manifestación del pensamiento
religioso, o bien con determinadas conductas un tanto pintorescas
que se producen cuando comienza o acaba un milenio ólo
hemos visto con la llegada del 2000ó, o bien, de una manera
bastante inconcreta, con el pensamiento político. Por
eso yo voy a intentar tratar, aunque sea rapidísimamente,
cuatro aspectos que me parecen esenciales a la hora de abordar
los milenarismos. Voy a intentar explicar qué deberíamos
entender por tal término y por pensamiento milenarista.
También me acercaré al origen de sus manifestaciones,
a su desarrollo histórico, enfatizando, lógicamente,
lo producido a lo largo del s. XX. Y finalmente quisiera dedicar
unos minutos a especular sobre la manera en que actuarán
en el futuro dichos milenarismos y por qué implican un
reto para nosotros no solamente entonces, dentro de un tiempo,
sino también ahora, en el presente por el que transitamos.
Así que, para comenzar, me gustaría
detenerme en definir qué son. A mi juicio son "movimientos
colectivos", de carácter social, en los que se dan
cuatro características muy concretas. Primera de ellas,
una visión lineal de la Historia; no se concibe como algo
cíclico, sino como algo que se desarrolla linealmente,
con un principio y una consumación. Y dentro de dicha
visión habrá un choque traumático, un acontecimiento
escatológico de enorme importancia que se producirá
en breve. Por tanto no se trata únicamente de una realidad
lineal, sino de una realidad que va a desembocar, en poco tiempo
óes difícil fijar exactamente cuándoó,
en un gran acontecimiento histórico.
Segunda característica: los
milenarismos tienden a trazar una línea de separación
muy clara entre ellos y nosotros, entre, si ustedes me permiten
decirlo así, los buenos y los malos. En este sentido,
dicho pensamiento nos permite decidir en qué lado nos
quedamos; por supuesto, al lado del bien quedan los defensores
del mismo y al lado del mal quedan aquéllos que se le
oponen.
Tercera característica, muy
representativa, por cierto: pretenden poseer la clave más
correcta de la interpretación de la Historia. Parten de
la premisa de que la gente que no pertenece a este entorno, no
comparte esta cosmovisión, tampoco sabe interpretar la
Historia. Cualquier tipo de razonamiento, de argumento, que se
quiera oponer al pensamiento milenarista choca con esa convicción.
Como suelen comentar los grandes escépticos norteamericanos
del siglo XX, 'el problema de los que creen sin razón
es que no aceptan razones para dejar de creer', y a eso se ajusta
perfectamente lo comentado: los milenarismos son movimientos
que efectivamente no se sustentan en justificaciones racionales
y que además pretenden poseer la única clave de
comprensión de la realidad.
Cuarta y última característica,
responsable del éxito o de la repercusión de estos
movimientos: tras el "estallido" histórico que
se producirá en breve, acontecerá el advenimiento
de un nuevo mundo, de un nuevo sistema de cosas, del que no formarán
parte aquéllos que no compartan esta ideología.
Puede suceder en un futuro más o menos lejano -se supone
que siempre es cercano-, pero en cualquier caso siempre es un
futuro de exclusión; aquéllos que no compartieron
en su día esta misión tampoco compartirán
las condiciones que vayan a caracterizar ese acontecimiento grandioso
que tenemos que esperar.
¿Cuál es el origen de
esta forma tan peculiar de pensar a la que hemos denominado 'milenarismo'?
Podríamos decir que nace de esa visión lineal de
la Historia a la que me he referido, sin embargo, fundamentalmente
arranca de un pervertimiento del concepto bíblico de 'Historia'.
Nosotros tenemos la idea ciertamente occidental, porque la comparten
el Islam y otras culturas, pero es ante todo cristiana, de que
el tiempo se desarrolla de manera lineal, y además nos
parece que es normal e indiscutible. No obstante, tal creencia
no ha sido aceptada universalmente; culturas como, por ejemplo,
las civilizaciones de Mesopotamia o Egipto más bien partían
de un concepto cíclico de la Historia, y un concepto cíclico
que estaba asociado a las fases del año, como ocurría
con la cosecha o con la siembra. Por tanto, en este sentido,
la Historia era una concatenación o sucesión de
ciclos anuales que podía durar indefinidamente. Lo vemos
también en el pensamiento griego o en el hinduismo. Así
que la aparición de esta visión lineal de la Historia
está claramente relacionada con la Biblia, primer
texto de la historia de la humanidad donde se desarrolla la susodicha.
La historia del género humano
empieza en un momento dado, además con consecuencias catastróficas,
y se va desarrollando a lo largo del tiempo hasta llegar a su
consumación. Esta idea judía en su origen, puesto
que aparece inicialmente como pensamiento del pueblo de Israel,
se traspasa al cristianismo, y de éste llega, en cierta
medida, al Islam. Y en este "contagio" es, precisamente,
cuando experimenta el pervertimiento al que me he referido. Porque,
para empezar, en la Biblia no se da esa separación
entre buenos y malos según compartan o no determinadas
visiones. Es más; es curioso que el personaje del Antiguo
Testamento que actúa como paradigma de la justicia
no sea un israelita. Job, representante de tal concepto, no queda
al otro lado de la línea por no pertenecer a los de este
bando, sino que es quien encarna ese papel por estar precisamente
al otro lado.
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