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Transcripción de la conferencia de Juanjo de la Iglesia y Tonino- 2

Tonino: Al siguiente personaje del que les vamos a hablar, tanto Juanjo como yo, aunque sea un poco especial, le tenemos bastante cariño porque podemos dar fe de que le hemos sufrido en su momento. Actualmente, es un animal en extinción. Es el típico marrullero, que en latín recibe la denominación de dominus calidus falax; el que suele aparecer en los momentos de mayor crisis de tu vida, cuando estás en el paro y necesitas cualquier cosa para sustentarte. Entonces, aparece él en forma de amable personaje que te va a introducir en una nueva aventura laboral.

Juanjo de la Iglesia: Lo que le define es que ha descubierto el gran negocio de no pagar a los empleados, no pagar a los proveedores y cobrar a los clientes. Triángulo muy provechoso, por cierto.

Tonino y yo, puesto que es el único jefe que hemos sufrido en nuestras carnes, podemos dar fe de que es gente que vive de milagro. Pero vive. Como ya ha dicho él, están en recensión, porque depende mucho del mundo de la letra de cambio, del peloteo, del cheque sin fondos, y el actual manejo de dinero electrónico le tiene un poco desorientado, ya no es lo mismo. Va recorriendo oficina tras oficina por toda la ciudad, porque no paga en ninguna. Yo he recorrido 5 oficinas madrileñas con un jefe de estos en un año, y a los dos o tres meses ya estaban hartos de él, lo iban echando.
Por otra parte, su fisonomía es muy peculiar, es un tío curioso. Usa colonias apestosas y suele llevar bigotes a lo Kaiser, con las puntas hacia arriba, muy demodé. Y en el fondo, a nosotros nos da pena, porque es entrañable.

Tonino: Sí, porque nos hizo pasar unas vivencias divertidas, como el día que vinieron los guardias, el cheque fantasma, muerte accidental de los colaboradores

Juanjo de la Iglesia: Sí. Es un personaje curioso cuya protección vamos a proponer al Ministerio de Medio Ambiente, ya que no se ocupa de otras cosas, para que le incluyan en algún hábitat, en un ecosistema, le ponga unos empleaditos de mentira, se los eche de comer

Tonino: También un socio tonto, para que se nutra de él

Juanjo de la Iglesia: Efectivamente. Suele tener, además, un socio tonto, un tipo que tiene mucha ilusión en montar un negocio y que ve cómo vuelan, de repente, los 5 millones de pesetas que tenía ahorrados. El jefe-socio le dice: «vamos a crear una revista muy buena, porque tengo mucha fe en el proyecto. Estudié periodismo y ahora que me voy a jubilar me hace ilusión hacer una revista», y al final, ni revista ni nada, claro.

Con respecto a estos espejismos, tengo una anécdota rigurosamente cierta. En varias ocasiones, el jefe me llegó a pagar con un cheque sin fondos. Era muy divertido, porque yo iba coleccionando papelitos mes a mes, pero nunca conseguía convertirlos en dinero y estaba un poco desesperado. Entonces, el del banco, apiadado de mí y de otro compañero mío, muy jóvenes ambos, al ver que íbamos allí a cobrar un cheque firmado por Rita La Cantaora -era un poco bochornoso-, dijo: «esperad, que conforme a éste le entre dinero en la cuenta, yo os llamo, pasáis por aquí y cobráis el dinero». Efectivamente, así lo hicimos, y conseguimos cobrar dos meses atrasados. Pero cuál no fue nuestra sorpresa cuando, al llegar a la oficina, nos encontramos a este hombre con la cara por los pies y diciendo: «¿qué falta de confianza es ésta? Me he enterado de que habéis cobrado los cheques ¿Acaso no confiáis en mí? ¿Cómo se puede trabajar con falta de confianza en el jefe?» La verdad, es una de las cosas dichas con sinceridad que más me ha fascinado en toda mi vida, y hay que ser de una pasta muy especial para poderlo decir.

Tonino: Sí. Yo también tengo anécdotas, pero no es el momento.

El siguiente jefe del que hablamos es del jefe que sólo sabe ser jefe, que sólo vive para su trabajo y que te arrastra con él en esas innumerables, interminables y fascinantes horas de trabajo. Y no sólo eso, sino que también determina cómo hay que hacer el trabajo; es decir, tampoco transige con respecto a la manera en la que cada empleado sabe trabajar, porque sólo él conoce los vericuetos de la profesión.

Juanjo de la Iglesia: Su máxima sería: busque siempre la forma más difícil de hacer las cosas porque seguro que es la mejor. Por tanto, es una pesadez de jefe; para los que lo tienen que sufrir es tremendo, ya que se dan cuenta de que están trabajando el doble para hacer la mitad, y la verdad, para cualquier persona con la cabeza un poco encima de los hombros es tremebundo.

Tonino: Sí. Es un celoso guardián de las actitudes del empleado, al cual le exige una vestimenta impecable -casi le recomienda que vaya vestido de Armani, aunque con su sueldo no se lo pueda permitir-, le escamotea alguna cantidad de dinero haciéndole pasar vergüenza cuando se lo vaya a reclamar y cuyo horario de trabajo controla con fusta de cuero.

Juanjo de la Iglesia: Este jefe es de lo pocos en los que se diferencia el ejemplar masculino del femenino. En el segundo caso, la jefa tiene una peculiar idea del feminismo: los derechos son para quien se los ha ganado, como ella, para quien está trabajando a todas horas, pero no para cualquier señorita minifaldera que aparece por allí.

Lo bueno que tienen unos y otros es que son sexualmente inactivos, por lo que no dan problemas de acoso sexual. Incluso nos llegamos a plantear si tenían sexo, cosa harto difícil de comprobar, y mira que lo hemos intentado.

Tonino: La verdad es que no sabemos cómo se reproducen; es muy difícil de saber, y dada su rigidez, tampoco nos importa demasiado.

Juanjo de la Iglesia: Uno de los jefes que a nosotros, y creo que a todo el mundo, nos ha dado más la lata es el jefe artista, el que utiliza el sitio de trabajo para ser un artista mientras las labores las haces tú. Es un tipo de una gran sensibilidad, de personalidad angustiada y excéntrica que recae sobre ti porque él, después de estar dando la lata 7 horas y media con su crisis creativa, se va llorando, diciendo que no le comprendes y que no le quieres, y te deja con todo el trabajo por hacer. Esto se da mucho en emisoras de radio, agencias de publicidad, en videoartistas

Tonino: En todo lo que tenga que ver con el arte y con el ego. Porque, efectivamente, este jefe también posee un enorme e inacabable ego que tendrás que alabar con resentimiento y sin reírte. Sobre todo, que jamás te traicione la risa cuando esté en sus procesos creativos maravillosos mientras se fuma un cigarrillo.

Juanjo de la Iglesia: Sí. Como te dé por reír en estas reuniones de creatividad en las que se leen frases como la que acaba de leer Tonino, la has cagado. Tienes que tomártelo todo muy en serio.

Por otra parte, hay un jefe que a mí me encanta y que es muy frecuente: el hijo del dueño. Casi todos los propietarios de empresas están casados y tienen hijos, y algunos o casi todos están trabajando en ellas. Suele haber dos descendientes: uno que pasa desapercibido y está trabajando, y otro que no sabe hacer absolutamente nada y que es el que más manda, el que más lata da.

Tonino: Ninguno de los dos tiene ninguna necesidad de trabajar, con lo cual, se dedican a dar la lata para justificar su existencia y que son los hijos del dueño.

 

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