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AULA DE CULTURA VIRTUAL

La Fundación Grupo Correo está desarrollando este año un interesante programa de conferencias cuyas transcripciones ofrecemos en El Correo Digital.

Fernando García de Cortázar, director del Aula

«Todo aquello que golpea nuestras cabezas tiene su
reflejo en el Aula»

Gerardo Elorriaga

Fernando García de Cortázar, director del Aula de Cultura de El Correo
El historiador y máximo responsable de los encuentros de El Aula achaca su repercusión al empuje otorgado por el periódico «probablemente nunca soñado por la cantidad de asistentes y calidad de las charlas», indica. Veinte tomos recogen esta experiencia desde su primera etapa y muestran la variedad de los temas abordados, así como la heterogeneidad de su ponentes, otras razones que pueden explicar su pervivencia y progreso. Hoy se han convertido en cita obligada de cualquier programa cultural en las capitales vascas, y una iniciativa también asumida y difundida por los diarios pertenecientes al Grupo.

­¿Cuáles son las señas de identidad de los encuentros?
­ Entre las más importantes, destacaría el hecho de la periodicidad y el convertir en conferenciantes a personas no usuales, caso de artistas y deportistas. También hemos cuidado la diversidad de los ponentes y los temas abordados. Se les pidió un alto sentido divulgativo, que no se perdiera en ningún momento el contacto con el público desde la elección de los títulos, siempre atractivos, a veces surrealistas, chocantes que te atrapan por su belleza aunque no sean necesariamente descriptivos. Otra razón es que los parlamentos no son largos, no más de una hora de exposición, seguida por un coloquio, muy participativo, directo y de gran nivel, lo que tenemos muy a gala.

­¿Se puede hablar de una tendencia en la selección de los asuntos tratados?
­ Dentro de la enorme variedad hemos aplicado la mayor sensibilidad posible con los temas actuales. Todo aquello que golpea nuestras cabezas tiene su reflejo en el Aula.

­La alternancia parece otra de las claves de su actuación.
­ Hemos pretendido atraer a un público heterogéneo y plural, como es el de un periódico, y para eso necesitábamos diversificar los centros de interés.

­Pero nunca han planteado cuestiones políticas.
-­En efecto, porque pensamos que los políticos ya tienen otros ámbitos y recogerlas en nuestros ciclos era empobrecer la vida cultural del País Vasco.

­También en el tratamiento de los temas huye de lo convencional
­Es cierto, y especialmente en nuestro contacto con los escritores de ficción. Les animamos a que busquen los aspectos menos clásicos dentro del proceso de ficción y, de esta manera, facilitar un verdadero diálogo con el público que escucha su disertación. Preguntas del tipo ¿cómo se hace una novela? o interrogantes en torno a los procedimientos en la elección de personajes incitan al debate.

­¿Qué público acude a las conferencias?
­ Tenemos un público fijo de trescientos o cuatrocientos habituales que se amplía, gracias a la presencia de los interesados en un tema concreto, hasta los ochocientos de media, aunque hay charlas que superan los mil asistentes. Predominan la gente mayor y las mujeres, otra prueba de que el 'marujeo' es masculino, porque ellas llenan los museos y acuden a las salas de conciertos. También contamos profesionales masculinos, médicos, ingenieros, estudiantes. Calculamos un promedio de ciento cincuenta menores de veinticinco años, que puede llegar a los cuatrocientos en determinados actos. Ellos varían su número con relación al interés que puede despertar el asunto del día. Su presencia también tiene relación con nuestra labor en centros docentes y con colectivos e instituciones.

­El Aula ha experimentado algunos éxitos realmente espectaculares.
­En varias ocasiones no ha habido localidades, llenábamos un local y lo rebasábamos, era un Aula itinerante. En la iglesia de El Carmen recuerdo dos acontecimientos multitudinarios, el de Rafael Vallejo-Nájera, que le llenó de emoción y vanidad, o el protagonizado por el tándem Arturo Pérez Reverte y Bernardo Atxaga, en el que se rebasaron los bancos, pasillos e incluso el altar.

­También hay una vertiente solidaria
­ Sí, porque somos conscientes de su dimensión de cara a la actuación social y siempre hemos actuado como plataforma solidaria en colaboración con diferentes Ongs.

­¿Cómo observan el futuro de El Aula?
­Vivimos un magnífico presente y no hay sombras en el futuro. La capacidad de irradiación es tan grande que facilita la labor organizativa al no faltarnos las propuestas. Así, los escritores más importantes y de mayor actualidad escritores acostumbran a presentar sus obras con nosotros. Además de nuestras propuestas habituales, considero que el futuro pasa por un mayor número de debates o la programación de más actos musicales, que atraen a un número elevado de espectadores.


Un proyecto independiente

Enrique Ybarra

Paul Preston durante su conferencia
Hace unos días el Aula de Cultura de EL CORREO, de Bilbao, celebró su acto número quinientos, precisamente este año que cumple sus dos décadas de existencia como foro. El ballet camboyano Prey Som Raong subrayó la efemérides en el Teatro Ayala con un repertorio de danzas coloristas. Ha sido una larga trayectoria en la que el público bilbaíno ha tenido la oportunidad de conocer, de primera mano, a las grandes figuras de la cultura nacional e internacional en un contacto periódico en el que se han alternado el discurso del conferenciante con las preguntas del coloquio.

La sede habitual, la Sociedad Filarmónica y el aula de El Carmen, han congregado ­y seguirán haciéndolo­ a un público numeroso y heterogéneo, dependiendo de los temas, dentro de una concepción de la cultura amplia y cercana, pero procurando mantener unas cotas de rigor y de seriedad. Se trata de afirmar de algún modo la dignidad del hombre por medio de la actividad cultural, y de tratar de lograr, en lo posible, una sociedad de formas más solidarias a través del conocimiento y de la valoración de las distintas expresiones de la labor del hombre. Pero, claro, solamente aspiramos a poner en todo ello unos granitos de arena, uno se hace cargo de sus limitaciones. Si contribuyésemos, por poco que sea, al desarrollo de una cultura independiente y crítica nos daríamos por satisfechos.

Ya se sabe que la verdadera cultura está en los libros, en los pentagramas, en los lienzos, y está en la soledad creadora y no en los actos sociales. Pero el hecho de acercar al público a los artífices y a los difusores de la alta cultura es también una labor meritoria. Bien es verdad que a veces los actos en los que intervienen escritores, artistas, científicos, economistas o deportistas tienen algo de fetichistas, de ceremonial, de aditamento, pero sirven sobre todo para estimular, para desatar inquietudes e intereses en colectivos de espectadores y de lectores que se acercan al aula con curiosidad, y a quienes gusta escuchar de viva voz a las grandes figuras.

Está muy bien leer a un premio Nobel o un Cervantes, por ejemplo, pero no deja de ser un privilegio poder verle la cara, llegar a saber cómo habla y entona, qué encarnadura vital tienen esas ideas que expone, cómo reacciona, se defiende o matiza... ante la pregunta atinada o picajosa de un profesor, o de un estudiante que lleva la carpeta con pegatinas de música rock. Todo ello, creo yo ayuda al espectador a entender mejor el trabajo y el mensaje del conferenciante.

En las diez aulas de la Fundación Grupo CORREO de Comunicación aceptamos el fenómeno de la difusión cultural. Se ha hecho una apuesta decidida por ello, y se ha tratado de llevar las teorías literarias de un Vargas Llosa, los puntos de vista de un historiador como Stanley Payne o las reflexiones de un Gurutz Jáuregui o de Henry Kamen... a ese tipo de personas que no pueden dedicar todo el tiempo que les gustaría al tema, y que, quizá, tampoco llegan a poseer, por la versatilidad de sus intereses, los suficientes datos orientativos sobre la materia. Las aulas de los distintos periódicos del Grupo CORREO, y entre ellas los foros de Bilbao y de Vitoria, cumplen ­en este sentido­ una labor de orientadoras de las áreas de interés. No tratan de apabullar al público con la erudición sobre un tema de astrofísica, de filosofía, de gastronomía, de arte taurino o de religión. Intentan proyectar, en sus respectivos cursos académicos y periódicamente, una alta cultura que no renuncie a la capacidad de disfrute y de goce.

Consolidado

José María García, José María Arrate y Javier Clemente durante una de las conferencias de la Fundación Grupo Correo
Para dirigir y coordinar esta labor, y para muchas otras que lleva a cabo la Fundación Grupo CORREO (seminarios en distintas universidades, máster de periodismo, revista de pensamiento 'El Noticiero de las Ideas', acontecimientos musicales...), se cuenta con el prestigioso catedrático de la Universidad de Deusto, Fernando García de Cortázar, autor de numerosos libros de historia moderna y contemporánea. Siempre hemos pensado que contar con él era un lujo, dado su prestigio y su capacidad de gestión. Está apoyado por los directores de las aulas de cada periódico, cuyos programas se desdoblan a menudo en otras ciudades de su región. Últimamente las conferencias están siendo introducidas en nuestras páginas web de Internet.

Al cabo de estos veinte años, el Aula de Cultura de Bilbao no solamente se ha consolidado, sino que ha sido el germen de una de las mayores confederaciones de aulas de cultura de España. Ello gracias a la buena gestión realizada, pero también a los apoyos de las distintas secciones de cultura de los diarios, al enraizamiento de los directores de los foros en sus zonas de influencia, al apoyo constante de nuestra Fundación y, sobre todo, a la respuesta de los distintos colectivos que no dejan de acudir a los encuentros.

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