Los toros y el tren
Trueba, que, básicamente es un escritor que se acostumbraba al costumbrismo rural, habla de Bilbao y dice Bilbao que es de las ciudades más importantes de Europa, con modos británicos, y lo dice en 1874, es la más importante por su historia, su riqueza y su merecedísima forma comercial. Cuando llega el tren a Bilbao, en 1864, gustó muchísimo. El tren se incorporó en las imágenes de la vía de Bilbao, el progreso, sin embargo, no todos los cambios fueron buenos, por ejemplo, cambió el tema de los ritos que rodeaba a los toros. Uno lee los periódicos de 1840, 50, 60, y solamente hay un tema que se repite: no el carlismo, ni el liberalismo, todos los periódicos hablan de toros y hablan de toros constantemente, parece que no tenían otra cosa en que pensar en los toros. Claro, antes de que llegara ese tren, cómo funcionaba la fiesta de los toros. Iban a recoger los toros a Salamanca. El viaje duraba dos meses o tres, cada vez que llegaba un viajero bilbaíno a Bilbao lo que le preguntaban y los toros qué tal son, se han peleado en Burgos... Cuando se inventa el ferrocarril todo eso se acaba porque ya los toros empiezan a llegar en tren, y eso ya quita mucho misterio. Pero lo peor fue que, además, vinieron aficionados de Madrid a ver las corridas de toros y qué van a saber en Madrid de toros. La idea de que Bilbao está por encima es una idea muy entroncada.
Ahora Bilbao se compara con Nueva York, con Londres porque es una ciudad que se siente diferente. La identificación de Bilbao con los símbolos de modernidad, tranvías eléctricos, la electricidad, la prensa de 1900... Todos insisten en que Bilbao ha sido la primera ciudad de España en tener electricidad, es cierto, es la primera ciudad de España en tener el primer tranvía eléctrico y así sucesivamente.
Una ciudad orgánica
Otra característica para mí básica, es que Bilbao se concibe, siempre a finales del XIX, como una unidad orgánica, no se fragmenta, otras ciudades sí. Otras ciudades se fragmentan en barrios conceptualmente, en Bilbao no. En Bilbao está todo junto pero Bilbao nunca se define como los barrios, alguna vez ha habido intentos de que haya fiestas de barrios, no, las fiestas de Bilbao son las fiestas de Bilbao que abarcan a todos los barrios, las fiestas no se fragmentan, son fiestas para todos. Bilbao siempre se va a concebir como una unidad, no se fragmenta, Granada sigue fragmentada, Sevilla es otra historia, Bilbao no, siempre se va a concebir a sí misma como una ciudad orgánica, como una noción básica y única. Uno puede vivir en Rekalde, en los barrios altos en Indautxu, pero el concepto somos de Bilbao parece lógico pero es excepcional en la época.
Identidad bilbaína
La tercera característica, y muy importante, es que existe una noción colectiva de Bilbao, pero en el siglo XIX, Bilbao, de pronto, se llena de individuos. A un especialista del siglo XVIII, le pides a una personalidad de Bilbao y sólo sabe citar familias. Ya en el XIX, Bilbao tiene un sentido colectivo de lo que es el bilbaíno, pero se basa en personas concretas. Existe la identidad bilbaína, pero ¿qué se idealiza a finales del XIX y comienzos del XX? La agresividad de Víctor Chávarri, se idealizan los derroches económicos cuando llegan las elecciones, una leyenda que en Bilbao gustó muchísimo, el viaje de Jado... Jado estaba paseando y se encontró con un amigo suyo marino. ¿Qué haces? Salgo en el barco que tengo que ir a Chile, ¿te vienes? Sí. Entonces, él manda un recado a casa para que no le esperasen a comer.
Bombero Etxániz uno de los héroes bilbaínos, Casilda de Iturrizar, el maestro Churruca, y ¿qué aparece en la prensa? ¿Qué es lo que se admira de ellos? Lo que se admira de ellos es una especie de personalidad contundente, que hacen frente, sin pasarse, lo de contundente es siempre con fuste, por ejemplo, De Chávarri, la agresividad con los obreros, siempre sin pasarse, Casilda de Iturrizar, yo creo que lo que más se admiraba en Bilbao de ella es que su fortuna se dedicase a hacer bien. Son personalidades fuertes, es lo que llama la atención en Bilbao con fuste pero siempre con una cierta agresividad.
El enriquecimiento de Gurtubay, que según él, yo creo que es básicamente mentira, pero es una leyenda básica en Bilbao, un hombre hizo depender su prosperidad de un error de que en la primera guerra carlista envió un telegrama equivocado y en vez de traerle pues cien quintales de bacalao, le trajeron mil. Exactamente el día anterior de que llegara el bacalao empezó a ser éxito en Bilbao, pues evidentemente justificó su enriquecimiento y entonces, siempre lo justificó como una gloria y, además, es una de las leyendas urbanas, pero yo me imagino que es absolutamente falso, es decir, que él intentó justificar su prosperidad por el error, que el bacalao se lo comprase a precios de gorra pues imagino que a los comensales les sentaría mal, pero es el tipo de hazañas que en Bilbao gustan, es decir, esta personalidad fuerte pero sin pasarse.
El gran vicio bilbaíno son dos, decía Doctor Areilza, ganar las elecciones, pagando por supuesto, y vestir bien a los niños, y ninguna de las dos cosas son inocentes. ¿De qué lo vestían en 1900? De marineritos, todos iban de marineritos para demostrar que la gente era de posibles. Esto lo hacía primero la élite pero después, porque Bilbao fue muy pronto una ciudad de clases medias, y esta es la clave, todos vestían a los niños de marineritos.
La identidad urbana yo creo que es un concepto que a los historiadores hasta hace muy pocos años nos ha pasado inadvertidos pero, al final, es nuestro referente inmediato. La identidad sirve como conexión social, cuando los obreros bilbaínos están orgullosísimos de que sus patronos son los más poderosos de España, algo está pasando, esa especie de orgullo local, la creación de una sociedad relativamente moderada que lo fue, que idealiza la brusquedad de De Chavarri o de Sabino Arana y que lo sigue idealizando después. Lo idealiza pero en la práctica, para 1910, se convierte en una sociedad que, básicamente, pacta, negocia, habla y decide qué se puede hacer colectivamente, entre todos, y eso es básicamente la identidad bilbaína, una identidad muy completa que se basa en el orgullo, en la libertad individual, que se basa en la agresividad pero que en lo fundamental es que aquí estamos y tenemos que entendernos entre todos. Hay otras nociones de identidad que tarde o temprano se tendrán que acomodar a estos planteamientos.
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