Entonces, el sensato, como os decía, no consume; gasta con la cabeza, nada más. Entonces, fijaos una cosa, los sensatos se dan cuenta de otra cosa, de que cuando hay brotes verdes; el sensato se le ocurre mirar la encuesta de población activa el día 23 o 24 de cada trimestre; la última salió el 24 de ahora, de enero, y cuando dicen “qué bien va todo, se ven síntomas de recuperación y de parados. ¿Cuántos? 4.326.500, pues mal ¿no? Bueno, entonces, yo soy muy simplón, y no sé economía. He pensado que solo me fijo en esa cifra y digo, que cuando vemos dos trimestres en los que esa cifra baje diré “empieza a haber brotes verdes”, que mientras no se produzca esos dos trimestres seguidos no habrá brotes verdes. Por tanto, que yo no diré que no hay brotes verdes hasta dentro de seis meses como mínimo. O sea que me llamáis, por favor, todos el 30 de junio y hablamos.
Bueno, bien, entonces, hay una cosa que se da cuenta el sensato también, que es que lo menos importante de esto que decís, lo menos importante es la economía, lo económico es lo menos importante. Esto es una crisis de decencia. Yo, cuando empecé a dar estas conferencias, decía que era una crisis ética, y me di cuenta que con la palabra ética, no vas a ningún sitio, porque siempre hay uno que te dice, bueno, pero su ética no es mi ética, usted habla de ética capitalista o de ética oriental. Mira, chico, como ya uno es mayor se cansa de discutir y cambié, y le llamé crisis de decencia y curiosamente cuando dices a la gente hay que ser decente. La gente dice “hombre, por supuesto”; pues ya está; o sea, aquí ha habido mucho sinvergüenza, mucho; aquí ha habido mucho sinvergüenza. Mira, yo leí que el FBI había empezado a investigar a 1400 personas en Estados Unidos. Yo, si el FBI me llamara para pedirme consejo, que no hay ningún peligro, le diría que empezase por 14.000, por 14.000 sinvergüenzas; sí que ha habido, son los que han inventado sus productos extraños, han forzado su red de ventas a venderlos; sin entenderlos; ¿a quién? Pues, mira, a una cosa que yo creo que es peor, a 1.400.000 estúpidos que los han comprado por el mundo. Llamo estúpidos a esos bancos y a esas cajas de ahorros que, sin entenderlo, los han comprado y, luego, se los han vendido a los ingenuos, a ti y a mí.
Por eso, les digo, los ingenuos no compran a los estúpidos, los estúpidos no compran a los sinvergüenzas. Me parece que hay que atacar por ahí. Y, mejor, suelo decir que es mucho peor el estúpido que el sinvergüenza. El sinvergüenza se puede convertir en estúpido siendo él estúpido. Hay tres cosas eternas el cielo para los buenos, el infierno para los malos, y el estúpidiario. En el estupidiario el castigo es escucharse unos a otros por toda la eternidad y que aquello sea tan terrible, que me han llegado noticias que hay mucha gente pidiendo el paso al infierno porque aquello es inaguantable. Bueno, ahí se ve que mi mujer roza la herejía tremendamente. Cuando llega la crisis de decencia hubo una cosa que me preguntó Susana Griso de Espejo público: “oiga ¿pero usted cree que hay que abordar a los viejos valores?” Y le dije: “Susana, pero si los valores no son viejos; son”. Habrá que volver al viejo valor de no meter la mano en la caja ajena y llevarse el dinero a casa, sí; habrá que volver al viejo valor de no mentir, sí; habrá que volver al viejo valor de ser leal, sí; es que yo no sabía que nos habíamos ido, pero habrá que volver sí, sí, claro.
Hay una cosa que me pone a cien, que es lo que hay que ver a la cultura del esfuerzo, eso me pone nerviosísimo, porque lo otro la cultura de la ¿prudencia? no es una cultura nunca, y fijaos, una cosa sobrepasamos el plan. La educación que se está intentando dar a los chavales esto de que “si el niño suspende, pobrecito, que no repita, porque igual se traumatiza”. ¿Y qué pasa? Y al año siguiente, cuando el niño, vuelve a suspender; “pobrecito, que siga, que siga, que siga”, y tengo un amigo que no se puede hacer palanca con un churro, y estamos fabricando churritos monísimos, repeinados. Todos hablan inglés y buen ordenador en la mano. No sirven de nada; el día que les pase cualquier cosa, irán a casa llorando a su mamá.
Siempre que empiezo esto miro así hacia la izquierda a ver si está el Delegado del Gobierno; como parece que no está en una comunidad autónoma, que no es está; estaba el Delegado del Gobierno y, al llegar, me entusiasmó, me dio la imprudencia juvenil y dije “a ese niño que suspende hay que darle un par de bofetadas y que repita”, y al año siguiente, si suspende otra vez, le pegas otro par de bófetas y que repita y, al tercer año, ese niño saca sobresalientes y le manda un ramo de flores a su madre y le dice “mamá, gracias por las bofetadas. Y sé que luego dijo que le había gustado mucho la conferencia, excepto la llamada que había hecho el conferenciante a la violencia doméstica.
Entonces, pues que hay que volver, por supuesto, hay un tema que me parece que es muy claro. Yo tengo un coche que funciona muy bien, y de repente vas por la autopista tranquilamente hablando despacito y tu mujer te dice de repente “te ha puesto a 180”, pues sí no me he dado cuenta, yo soy absolutamente libre, y hago lo que me da la gana; con lo cual, como me da la gana, cojo el coche me pongo a 200 y cuando está a 200 pongo marcha atrás, porque me da la gana. Lo que pasa es que el fabricante, en el manual de instrucciones ha puesto que “para poner marcha atrás, paras el coche totalmente y metes la marcha atrás”. El sensato sabe que parando el coche y poniendo marcha atrás, cuando el coche está parado, la marcha atrás entra de película; el sensato sabe que poniendo marcha atrás, cuando estás a 200 seguramente te matas. Bueno, pues una cosa que nos ha pasado es que, yo estoy convencido, de que el fabricante de este invento que es el hombre nos puso un manual de instrucciones dentro, que no es un manual de prohibiciones; es una manual que te dice “si trabajas mucho serás persona, si eres honrado, serás más persona, si eres leal serás más persona, si no mientes, serás más persona”; y nos lo hemos saltado, y hemos jugado durante mucho años al todo vale, y si todo vale, vale todo, que quiere decir que yo te pongo la zancadilla a ti y tu a mí.
Entonces, ¡qué! ¿hay que volver a los viejos valores? Por supuesto. El sensato sabe otra cosa, sabe que como el indicador que hay que mirar es el número de desempleados, sabe que esta crisis sólo nos sacarán adelante las empresas, no nos sacarán adelante el gobierno con el plan E, no nos sacará adelante, porque el plan E dará trabajo para unos meses para hacer el polideportivo de turno, entonces, después de haber hecho el polideportivo aquella gente se irá a la calle, entonces, lo que interesa, que haya empresarios que se jueguen su dinero y empresas que vayan creando trabajo, cuando hablo de empresas, hablo de la mercería de enfrente que si la ha puesto una señora y contrata alguien del paro tenemos un parado menos, y si hay una fábrica de coches serán 2.000 parados menos. El sensato sabe que de esto no nos sacará ninguno gobierno, lo sabe perfectamente bien.
Hay una cosa que me suele pasar: que me piden consejos para los parados. A mí esto me da mucho apuro porque es muy fácil dar consejo al que está parado, pero yo lo que digo siempre: el que está en el paro tiene que trabajar diez horas diarias buscando empleo; y tiene que ir a todas las partes, al bar, y tengo un ejemplo que me ha enseñado muchísimo. Hace poco fui a un bar, que suelo ir de vez en cuando, y una camarera me dijo “Leopoldo, mire, yo no soy camarera, yo soy secretaria de dirección y estoy aquí porque no tengo otra cosa; si me puede usted buscar empleo”. Me envió el curriculum y era espectacular, y tuvo la suerte de conseguirle el empleo en quince días; fue un milagro y me enseñó dos cosas; trabajaba porque había que trabajar; segundo, no es mi nivel, pero trabajo, y otra cosa pasó el apuro de dirigirse a mí que supongo que le daba cierta vergüenza que se dirigía a mí; se dirigía a 25 más. No todo el mundo que se me acerca a mí tengo ese éxito que tuve aquí, pero que me enseñó mucho.
Señores, que de esta tenemos que seguir adelante nosotros; no nos sacará nadie; entonces, el sensato sabe otra cosa; hubo un señor que me dijo: “Esta crisis, ¿es una crisis en V? Yo no sabía lo que era una crisis en V; en V, hundimiento y salida, le dije; no, esto es una crisis hundimiento, un tramo muy largo y luego salida “ah, en L”; en L. ¿Hemos tocado fondo? Creo que no, por lo que os decía antes de los parados. Yo creo que esto pegará un bajón todavía; será muy largo, muy largo, pero apasionante. Y ahí es donde los sensatos tienen que demostrar que es sensato. Y en este camino apasionante que va a ser largo, largo, largo, el sensato tiene que repasar su manual de instrucciones por si acaso había algún punto que se había quedado un poco oxidado y sacarle brillo. |