Cabecera del Aula de Cultura Home

D. Leopoldo Abadía

Economista

La hora de los sensatos. Claves para salir de la crisis

En Bilbao, a 1 de febrero de 2010
Imprimir página 1 de 3   imprimir conferencia
Página: 1 2 3
 

El otro día, me parece que fue en Barajas, vi un cartel de un sindicato que decía “en tiempos de crisis Zapatero quiere vender”. Ahora, claro, sí está vendiendo el Velásquez. Sí, claro, en tiempos de opulencia no hace falta vender nada. El Estado puede hacer una cosa que no puede hacer una familia, porque en un familia sería delito, que es darle a la maquinita y fabricar dinero. La Reserva Federal Americana ha fabricado unos 800.000mil millones de dólares; el Banco de Inglaterra 250.000 millones de libras; y España no puede pero Trichet, el Presidente del Banco Central Europeo, que de vez en cuando habla raro y de vez en cuando habla menos raro, el día que hablo claro y, dijo “no descarto la adopción de medidas heterodoxas”, y pensé “este tío quiere darle a la maquinita”; y le dio al cabo de tres días.

Si es que no hay más. Cada familia y el Estado puede hacer una cosa, que yo creo que no se nos había ocurrido hasta ahora pero que ahora parece que se les ha llegado a ocurrir, gastar menos. Bueno, la familia se reúne y dice, las vacaciones este año nos quedamos en casa, que tampoco está tan mal, aquel vestido que te ibas a comprar para el año que viene; y se reduce; salimos a cenar menos, o tomamos una copa en casa.

Yo tengo la sensación; cuando digo sensación es una manera educada de decir que tengo la firme convicción de que en España, entre el Estado central y las comunidades autónomas tiran a la basura centenares de millones de euros. Entonces, el otro día leí, me parece que ha sido este último Consejo de Ministros, que hemos decidido ahorrar 53.000 millones de euros en tres años. Pues, si es verdad, una maravilla. Seguramente haría falta diez veces, o sea, yo me hubiera quedado muy contento 530.000 millones de euros. Bien, y eso son las posibilidades. Fijaros una cosa: cuando la gente dice ahora algo sobre la edad de la jubilación, “oiga, que la quieren retrasar”; claro, fijaos, yo, como estoy jubilado, me parece que hace 15 años, me importa tres pitos ya. Pero, ¿cómo es esto? Quieren dos años, quieren estar dos años sin pagar, y cobrando, natural. Sí, sí, discurriendo un poquillo y haciendo la cuenta de la vieja se explica todo.

Bueno, entonces, claro, al llegar aquí, la gente dice “todo muy mal, sí”; o sea, que nos hundimos. No, no nos hundimos; primero, porque nunca nos hundimos; cuando dicen ¿saldremos de esta? Sí, ¿por qué? Porque históricamente se sale de todas, nunca te quedas dentro, se sale. Lo que pasa es que, en estos momentos es donde me salió a mí el titulo del libro, el de La hora de los sensatos. ¿De dónde ha salido el título? Pues ha salido de que este año pasado con lo del libro y toda esta serie de cosas, pues he dado muchas conferencias, muchas, como 300, una cosa así y, entonces, al final, la gente te hace preguntas; pues 300, a media docena de preguntas, pues me habrán hecho 2000 preguntas; y descubres que la gente es muy sensata; nadie te pregunta tonterías; hombre, siempre hay uno que te quiere contar su vida, pero a ese le dejas que la cuente y suele ser larga y no acaba con pregunta, sino simplemente acaba, se te queda mirando y yo siempre digo, sí. Y todas las preguntas eran sensatas, y pensé “¡caray, a ver si estamos en la hora de los sensatos!”. Entonces pensé ¿qué tiene que hacer el sensato en este momento? Tiene que hacer una serie de cosas: me parece que me han salido ocho o nueve, que están puestas como me han ido saliendo.

Una, el optimismo. Me explico. Optimismo no quiere decir que aquí no pasa nada; lo que pasa aquí es muy grave. Decir que no pasa nada es mentir. El optimismo consiste en luchar por sacar el mejor partido posible de una situación concreta, y esta es una situación concreta y digo: luchad por intentar sacar el mejor partido posible. Tú tienes que luchar, y yo, y aquel. Luchad todos, luchad por sacar el mejor partido posible de esta situación. En segundo lugar. Yo estoy viendo ahora, en las empresas que conozco; estoy viendo actuaciones verdaderamente optimistas. Es decir, gente que en vez de verse acurrucado en casa diciendo “¡oh qué mal esto de la crisis, a ver si llega el Gobierno y nos lo arregla!” Que se den cuenta de que ni este gobierno ni el otro, ni el otro, ni los que mandan ahora ni los que se oponen a los que mandan arreglarán esto. Primero, porque no saben; segundo, porque no pueden y, entonces, al final la responsabilidad del otro. Bueno, entonces, el optimismo, digo, que yo estoy viendo en empresas que conozco, que están verdaderamente trabajando mucho, que no hablan de la crisis, yo hay una cosa que digo: que prohibido hablar de la crisis, que el único que puede hablar de la crisis soy yo para vender el libro. Lo demás, acabarse, porque si no hablas con la gente dices ¿qué tal te van las cosas?, “pues, ya sabes, con la crisis es como, a ver, si cada vez nos hundimos más”.

La segunda cosa que tienen que hacer los sensatos es no distraerse. No estamos para distracciones. ¿A qué llamas distracciones? Hay distracciones graves a nivel privado, familiar y a nivel público. A nivel familiar, pues, yo tengo gente, amigos míos: “Mira, este fin de semana me voy con la familia a Nueva York, porque con este cambio del euro del dólar es más barato ir a Nueva York que ir a Vilassar de Mar”. No es verdad, porque ya que estás en Nueva York, vas al teatro; ya que estás en Nueva York te vas a cenar; ya que estás en Nueva York te compras no sé qué; ya que estás en Nueva York te gastas 25 veces lo que te gastarías en Vilassar. Es engañarse a sí mismo.

A nivel público hay distracciones, podría decir infinitas; deben ser medibles, pero soy incapaz porque cada día que leo el periódico otra distracción. Hay un ejemplo; ¿os acordáis de la cúpula que pintó el pintor Miguel Barceló para el Palacio de Naciones Unidas en Ginebra, una cúpula que a mí me gustó mucho? Nos costó 20 millones de euros, 20 millones, que parece que no es nada. Es lo que antes se llamaban 3.000 millones de pesetas. Yo, entre paréntesis, digo que deberíamos institucionalizar el día nacional de la peseta; un día al año en el que todos se volviera a poner en pesetas, para darnos cuenta de que un café vale 200 pesetas, un taxi mil, y luego, a volver al euro otra vez. Bueno, pues nos ha costado 20 millones de euros; no sé. ¿Han explicado de dónde lo sacaban? Y, demás, no los teníamos. Bueno, pero fijaros una cosa; mientras se gastaban el dinero y miraban el techo decían “¡oh la capilla Sixtina del siglo XXI!”. Una empresa catalana les colaba 740.000 euros en sillas para esa sala, digo colar, en el mejor de los sentidos. Bueno, di una conferencia en Madrid, en una universidad y al levantarse la gente, todas las sillas era de esa empresa catalana; di una conferencia en el Nou Camp, dentro en el palco y salí al campo porque me apetecía sentarme en el sillón del Presidente de Barcelona, a ver qué se sentía; oye una gozada, de verdad; te crees que eres el dueño del mundo, de verdad. Esas, las 120.000 sillas del Nou Camp son de esa empresa catalana. Bueno, entonces, digo que había quitado ya el ejemplo porque se había pasado un poco de moda hasta que hace poco leí que en Acra capital de Ghana habían inaugurado un auditorio, y ya sabes de dónde son las sillas. Por tanto, que mientras unos se quejan de “¡ay, las crisis!” hay otros que están colando sillas por todas partes y, entonces, dices, supongo que, además, con la referencia del Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra han subido el precio.

Hay un tercer punto que hace el sensato que es la prudencia. La prudencia consiste en no pasarse ni por audaz ni por cobardica, es decir, yo creo que hoy en España hay empresas, muchas empresas que pueden invertir normal y que no lo hacen por si acaso; y hay personas en España que pueden vivir normal y que gastan menos por si acaso. Tengo un ejemplo muy cercano. Esta chaqueta que llevo, que está bien, azul, con botones dorados queda bonito, le dije a mi mujer hace unos meses, le dije “me tendría que comprar otra chaqueta porque está tiene brillos por los codos”; mi mujer la miro así y me dijo “puedes aguantar un año”; y le dije “mamá, pero es que es con la que doy las conferencias”; me dijo, pues no levantes los brazos; entonces, “¿me puedo comprar la chaqueta?” “Sí, gracias a Dios”.

Porque una cosa que no os he dicho es que yo he estado en crisis 45 años, esto no os lo he dicho. Yo tuve la primera hija en el año 59, y he pagado el último recibo de la universidad del pequeño en el año 2004, o sea, que yo he estado en crisis 45 años. ¿Y cómo he solucionado la crisis? Tardando mucho, mucho. En aquella época venía a Bilbao todos los miércoles del año, y trabajando mucho y pillando un crédito, y pillando un segundo crédito y pillando un tercer crédito para pagar el segundo crédito, y así sucesivamente. Y no me considero un triunfo y le decía a mí mujer “ya tenemos otro crédito”, “pues ánimo”. Y ahora que tengo los doce hijos y trabajando y ganándose la vida, muy bien. Oye, me puede comprar la chaqueta; ¿me la voy a comprar? No, clarísimo. ¿Qué pasa? Que yo no me compre la chaqueta; no tiene ninguna importancia. Son mil chaquetas que no se venden, mil chaquetas que no se fabrican y diez o doce personas que se van a la calle; así de claro. Bueno, entonces, cuando nuestro Presidente llega y dice al acabar el Congreso General del PSOE, “a consumir”, eso es una tontería como la copa un pino, consumir ¿por qué? ¿tengo que salir ahora e irme a una cafetería y pedir diez cafés con leche?, pediré uno con croissant. Es decir, yo creo que lo hay que decir a la gente es: a gastar con la cabeza; gastar con la cabeza quiere decir, estoy convencidísimo, de que es utilizar mucho más la tarjeta de débito que la de crédito, que a la de crédito le hemos sacado chispas, y la de crédito te permite gastar lo que te permite gastar. No lo que te dice lo que te puedes gastar. Bueno, bien, por tanto: tercer punto, prudencia.

Cuarto punto. Así como decía que Trichet de vez en cuando habla raro; de vez en cuando habla que se le entiende. Entonces, vino aquí a España hace unos meses y a la salida, cuando se iba, dijo, “les voy a dar cinco consejos. Primer consejo, no compren lo que no entiendan”. No podemos comprar cosas que no entendamos. Yo trabajo para una entidad financiera pequeñita, entre otras cosas porque les conozco y entre otras cosas, siendo pequeñitos muchas tonterías no pueden hacer, pienso. Bien, esta gente, el otro día, son muy amigos y me mandan un folleto en el que me ofrecen invertir en un fondo de renta variable. Las selecciones de valores en los que invertirá en el fondo se hará según el método de Prat y de Literman. ¿Quién será Prat y quién será Literman? Había una llamada abajo aclaratoria y dije, bueno, aquí viene la aclaración, el método de Prat y Literman fue descrito por Prat y Literman para actualizar el modelo de Markovitz; entonces, como son muy amigotes míos, les escribí “oye, me ha gustado mucho vuestro fondo de renta, por favor, decidme cuando esto se venda; dadme el teléfono de Prat, Literman y Markovitz para protestar”.

Es decir, el que invierta ahí dentro el día que aquello se vaya a la porra, no tiene el más mínimo derecho de quejarse, porque es tonto; así de claro. Entonces, yo, por eso, cuando digo esto recuerdo a una amiga mía que me llamó hace poco me dijo “Leopoldo, tú como sabes tanto tenías que darme unas cuantas frases en inglés para cuando vaya al banco que no piensa que soy una ignorante; no es que no es así; tú vete a tu banco, tú dile ¿cuánto dinero puse aquí? tanto, ¿cuánto dinero queda?, tanto, ¿dónde está lo que falta?, y entonces, si te dice que está, esto es una frase que me sé de memoria; si te dice que está en algún fondo estructurado garantizado por obligaciones convertibles, ligadas a las cotización de las acciones... islandés, cuando llegue a la palabra islandés y me paré para respirar; le dices dónde está lo que falta, y a la tercera vez que llegue a islandés, le dices, o sea se ha perdido, de acuerdo; cojamos el resto, vamos a invertirlo en un plazo fijo. ¿Cuánto me va a dar usted? Pero, por favor, no me hable del TAE, porque intenté pagar un café con el TAE, y no me daban las vueltas. Dígame usted cuántos euros y a esos euros réstele el 18% de retención, la comisión, y el 16% de IVA, y al final, cuando quede 3,75, te vas a otro banco cuánto me dan ustedes 3,76, y usted, 3,88, pues usted, así de claro, hay que entender lo que se compra.

Entended, quiere decir que el marido se lo sepa explicar a su mujer. Los dos a la abuela y la abuela a los nietos, en cuanto se rompa un eslabón de la cadena, no lo compréis, entonces, ligado con lo anterior, lo que no se entiende, se puede deber a distintas razones. Una, que el que lo dice no lo entienda tampoco, o sabe y no sabe explicarlo, o no quiere que se le entienda, lo cual sería muy peligroso. Yo creo que el 94% de la gente que dice esas cosas por ahí no sabe lo que habla; ni idea, incluidos los ministros. Cuando el Ministro de Trabajo decía hace poco “prefiero subir los impuestos a los ricos que bajar los salarios a los pobres”, hay que decir “sí”, no tiene nada que ver una cosa con otra, sí, yo también, porque subir los impuestos a los ricos lo hace el estado, y bajarlos a los pobres lo hace la empresa, pues sí, me parece muy bien.

Página: 1 2 3

Últimas conferencias del Aula de Cultura. Año 2010

 


Dña. Asunción Aguirrezábal de Antoñanzas : Santa Teresa, una mujer actual


Paulino Castells: Queridos abuelos. La importancia de ser mayor y saber manejarse con los hijos y los nietos.


Manuel Montero: La forja de la identidad bilbaína


Carlos González: Entre tu pediatra y tú... tu hijo es lo más importante


Gustavo Bueno: El fundamentalismo democrático. La democracia española a examen


Arturo Pérez Reverte: EL ASEDIO - Arturo Pérez Reverte conversó con el periodista Félix Linares


Josep Pla: Ansiestrés. Soluciones reales al gran problema de nuestro tiempo


Juan Cruz : Egos revueltos. Una memoria personal de la vida literaria


Julio Falagan: "Sencillamente... los pobres tienen derecho a vivir"


Leopoldo Abadía: 'La hora de los sensatos. Claves para salir de la crisis'


Andrés Pascual: 'El compositor de tormentas'



Conferencias del Aula de Cultura. Año 2009

 


Enrique Pallarés: . La ansiedad. Qué es y cómo manejarla


Fernando Trías de Bes : Qué podemos aprender de la crisis y cómo evitar que vuelva a suceder


Carmen Iglesias : 'No siempre lo peor es cierto. Mitos y tópicos en la Historia de España '


Nuria Roca : 'Los caracoles no saben que son caracoles'


John Carlin : 'El factor humano Nelson Mandela y el partido salvó a una nación'


Bernabé Tierno: 'Fortalezas humanas, educación y valores en la familia'


José Poal Marcet: '¡Llegó la crisis! Claves para entenderla y hacerle frente'


Jaime Peñafiel: 'La mirada y la palabra de Jaime Peñafiel'


Alfonso Mateo Sagasta: 'Las caras del tigre: el sueño de un paraíso sin manzanas. En el centenario de Darwin'


Jordi Garrido i Pavia: '¡Maldito trabajo! Todo sobre el mobbing y el concepto de 'estar quemado'


Aureliano García Manzanal: 'Ghana: educación y desarrollo'




Aula de Cultura
Fundación Vocento


El Aula de Cultura de la Fundación Vocento desarrolla un extenso programa anual de conferencias con el objetivo de contribuir a la difusión de acontecimientos, actitudes y valores que permitan a los ciudadanos desarrollar un juicio crítico sobre los problemas de su tiempo.

Hemeroteca: Guía de conferencias por años, textos íntegros


 [Conferencias del Aula de Cultura 2009]
 [Conferencias del Aula de Cultura 2008-2005]
 [Conferencias del Aula de Cultura 2004-2002]
 [Conferencias del Aula de Cultura 2001-1999]

 

Arturo Pérez Reverte

Pérez Reverte.Conferencias

Espido Freire

Espido Freire Conferencias

Divergencias 'Cultura entre líneas'
Por César Coca, Oscar B. Otalora e Iñaki Esteban

© DIARIO EL CORREO, S.A.U.