II LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Los medios de comunicación hoy en día no escapan de la lógica comercial neoliberal, son una manifestación más de la dinámica socioeconómica de la globalización y pertenecen, o sea sus propietarios son grupos económicos planetarios o grandes grupos industriales del sector financiero en el mejor de los casos. Se han convertido en empresas que actúan conforme a las reglas del comercio y del mercado. Bajo la apariencia de la desaparición de los monopolios informativos públicos ( por ejemplo las televisiones) han aparecido monopolios privados de información. Estos grupos de información son a la vez grupos empresariales, que aprovechan la globalización para instalarse en muchos países para tener influencia sobre dirigentes y sobre la opinión pública. A esta situación se ha sumado la aparición de Internet que supone una auténtica revolución porque une -en uno solo- los tres elementos fundamentales de la comunicación: la escritura, el sonido y la imagen.
Tenemos ahora unos grupos mediáticos con dos características: la primera es que se ocupan de todo lo que puede ser escrito, filmado, transmitido por sonido y esto lo hacen a través de todo tipo de canales ya sea a través de la prensa de papel, pagada o gratuita, la radio, las televisiones, por ondas o satelitales, Internet, teléfonos móviles... Segunda característica: son grupos mundiales, planetarios y no sólo locales o nacionales. En las democracias los medios de comunicación surgen y ejercen como correctores de las imperfecciones de los poderes tradicionales, como voz de los sin voz, cuando había condenas injustas, o leyes que perjudicaban a las minorías los medios de comunicación ejercían como defensa, como un contrapoder. Hoy los medios de comunicación son un instrumento en manos de los poderes económicos y forman parte del proyecto de los otros poderes, actores y cómplices de la globalización.
Los grandes grupos mediáticos son el aparato ideológico de la globalización, son los que difunden la idea de que la globalización es buena. Hasta el punto que todos nos damos cuenta de que si tienes el poder económico y el poder mediático, automáticamente y democráticamente consigues el poder político. ¿ Cómo podemos los ciudadanos exigir de los medios de comunicación más ética, simplemente que nos digan la verdad, exigir que se respete la ética de los profesionales de la comunicación, que nos informen en función de la verdad, la realidad, según su conciencia no en función de los intereses de los grupos mediáticos o las empresas para los que trabajan? Queremos saber lo que ocurre en África, en América, en Oriente Próximo no la interpretación de los acontecimiento que hace el periódico, la TV, la agencia de noticias, propiedad de la empresa o el grupo financiero, que es la que comercializa los minerales, el petróleo, los productos del país del que nos está informando.
La sobreabundancia de información del momento, sobre todo en internet, se encuentra contaminada, envenenada con toda clase de mentiras, distorsionada por rumores e intereses, de ahí que los ciudadanos puedan pensar estamos muy informados, recibimos miles de mensajes informativos, pero quien nos garantiza, que referentes tenemos para saber que estamos bien informados, que la información que estamos recibiendo es verdad, válida, segura, y sería. Lamentablemente las cosas muchas veces no son como son sino como nos las cuentan.
Los medios de comunicación, a todos los niveles, nos presentan muchas veces las pobrezas de la humanidad como un espectáculo: inmigración, miseria, hambre, guerras, sin un respeto por tantas víctimas. Degradando la humanidad de tantos países que son más vistos como espacios útiles para Occidente que como independientes sujetos de cultura propia y dignidad. Qué secreto hay en la información que nos presenta la realidad, toca nuestra sensibilidad pero no cambia nada. A cuántos las escenas de sufrimiento, de dolor, de inmigrantes muertos, de niños y niñas famélicos, nos han llevado a amar al ser humano, a la mujer, a los niños, a los ancianos, a ser más solidarios, menos consumistas. A las culturas milenarias, que se defienden con valentía de las agresiones y atrocidades que les caen encima tantas veces. A cuántos y cuántas la información nos ha llevado a ser amigos, admiradores de las victimas. Si no sufres su dolor, si no sientes el grito de las victimas, su digno silencio, como es posible transmitir su conciencia. Será que la tecnología actúa a favor de la reflexión o reduce los acontecimientos humanos a cifras y fechas: tantos y hoy jornada mundial de... el hambre, los inmigrantes, los sin techo.
III LA CRISIS CUYO NOMBRE NO SE PODÍA PRONUNCIAR
Uno de los grandes impulsores de la política capitalista, en el año 1981, Ronald Reagan pronunció la formula que iba a imperar en todo el mundo: “El Estado no es la solución, es el problema”. Así pues, los estados ceden su primacía y la capacidad de organizar el mundo al mercado, el mercado siempre tiene razón, el mercado proporcionará el bienestar y la felicidad. Las grandes transnacionales y el capital financiero toma las riendas del mundo. Para los fundamentalistas del mercado, la globalización era sinónimo de la felicidad, y el capitalismo financiero edificaba el paraíso terrenal para todos. Hasta el punto que podemos dar vida al lema: “Dime lo que consumes y te diré quién eres”. El coche que tienes, cuánto y adónde vas de viaje, dónde veraneas, tus casa, tu ropa... te define como persona.
Para defender está máxima, todo lo que facilite el mercado es bueno: explotación de los recursos naturales, especulación sobre el suelo, explotación laboral... la fiebre de enriquecerse a corto plazo contagió a todo el planeta. El exceso de financiación elevó el precio de todos los productos. La globalización transformó a la economía en algo virtual, de papel, inmaterial, en las cuentas financieras se movían 6 veces más del valor de la economía real. Como niños que juegan con un globo en el parque y sin esperarlo explota, 200.000 millones de euros se han esfumado. Los gobiernos desesperadamente han empezado a infectar grandes sumas de dinero a las entidades bursátiles, bancarias, aseguradoras. Con lo cual se van a restringir los créditos a las empresas, los particulares, las instituciones, lo que va frenar más todavía la economía real. Nadie duda que si el dinero de los gobierno va a parar a estas arcas, será restado de los presupuestos públicos de educación, sanidad, ayuntamientos, servicios sociales, cooperación al desarrollo, políticas de desarrollo... (entre paréntesis, y con mucha sorna, gastos más superfluos y menos urgentes).
Prueba de que este sistema económico, basado en el mercado, es un fracaso, está precisamente en esto, en que el estado ha tenido que salir en rescate, porque los mercados no son capaces de regularse por sí mismos. Se han autodestruido por su propia voracidad. La imagen es como esos mosquitos que vemos en el trópico que se alimentan de sangre, cuando pican a los animales, le extraen la mayor cantidad de sangre hasta que llega el momento que su mínimo estomago explota. Este sistema nos ha llevado a un gran fracaso y un grave problema ético: cuando hay beneficios se privatizan para unos pocos y cuando hay pérdidas se socializan para la mayora. Se hace pagar a los pobres las excentricidades, los lujos y el derroche de los locos e irracionales banqueros del mundo. Capitalismo salvaje para los pobres y socialismo distributivo para los pobres. El endeudamiento de los gobiernos, el aumento de los desempleados, el cierre de pequeñas y medianas empresas, que han caído por la operación dominó: deudas originadas por el quiebre de las grandes constructoras, el impacto en la población emigrante,(el 18 de junio, el Parlamento Europeo aprobaba una “directiva de retorno para los inmigrantes); las tensiones originadas en el seno de las familias por el desempleo dan a la razón a cuantos advirtieron como profetas del desierto: “Estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades reales”, esto parecía una noche de fiesta y desenfreno que no conoce el ocaso; disfruta de la copa, de la fiesta de la de la vida que es eterna.
IV UNA CRISIS QUE SON VARIAS
Por primera vez en la historia se juntaron varias crisis de gran amplitud: financiera, energética, ecológica y de alimentos coinciden, confluyen y se combinan entre las tres; cada una de ellas interactúa sobre las otras dos. Esta crisis es como una epidemia que comenzó en EE.UU. con las hipotecas basura y se corrió como fuego en cañaveral seco a todo el mundo. Todo el mundo desconfía de la liquidez de las instituciones.
Son más de treinta y siete países en los que la inseguridad alimentaria ha producido protestas. México año, 2007 por el maíz, Birmania, la insurrección de los monjes, comenzó por la carestía de los alimentos. Ciudades de Egipto, Marruecos, Haití, Filipinas, Indonesia, Pakistan, Banglades, Malasia, Senegal, Costa de Marfil, Camerún y Burkina Faso. Son rebeliones de los más pobres de las ciudades. La subida de los alimentos será causa de futuros motines y de nuevas riadas de emigración porque un pobre se gasta en comprar la comida del mes el 75% de su sueldo, mientras que en los países occidentales, no llegamos al 15%. Los pobre trabajan y ganan para, en occidente trabajamos y ganamos para disfrutar. Si los gobiernos no se preocupan de implementar la promoción de alimentos y regular sus exportaciones, el hambre seguirá aumentando. Pues los preciso siguen en alza: a nivel mundial, desde marzo los productos lácteos aumentaron 80%, la soja un 87%; el trigo un 130%, el 100% el arroz. El Banco Mundial dice que estás subidas han lanzado a la miseria a cien millones de habitantes de los países pobres y el Fondo Monetario Internacional dice, que por cada 1% que suben los alimentos 16 millones de personas se ven sumergidas en la inseguridad alimentaria. Lo cual significa que en 2025, 1.200 millones de personas sufrirán hambre crónica.
Ustedes se preguntaran por qué aumentan los precios de los alimentos:
-Los famosos agro-carburantes. Gran parte de la producción de: caña de azúcar, remolacha, girasol, colza, trigo, maíz, se destinan ahora a la elaboración de los agro-carburantes. El 20% y el 50% de la producción mundial del maíz y la colza, ya se destina a lo agro-carburantes. La urgencia en la búsqueda de energías limpias provoca que los gobiernos de la CEE, quieren que en el 2020 el 10% de las energías sea agro-combustibles y el de EEUU el 15%.
-La subida de los precios del combustible que ha encarecido el transporte de los alimentos.
-Ante la quiebra financiera de las hipotecas basura y de la especulación en las inmobiliarias y la construcción, las empresas financieras apuestas por la explotación y comercialización de alimentos, que no por el pequeño agricultor y la agricultura familiar de subsistencia. Son valores refugios que intentaran hacerse con la mayor parte de las tierras productivas y lanzar a sus propietarios a pasar hambre a la ciudad, después ellos especularan con los precios de los alimentos en la hambruna que ellos han contribuido a crear.
-Los países ricos se comprometieron hace tiempo a destinar el 0,7% del PIB en apoyo de los países pobres. Muy pocos lo han cumplido. En el conjunto mundial la ayuda el año pasado disminuyó el 8,4 % y en lo referente a la agricultura, en 20 años ha descendido un 50%. ¿Cómo extrañarse de la proliferación de motines? Hasta la doctrina más clásica de la iglesia católica que aprendimos de nuestros abuelos ( y cuando robar era pecado, ahora parece que es cuestión de agudeza y listura) decía: robar para comer no es pecado. ¿A qué estamos esperando para crear, por fin, un gran fondo mundial contra el Hambre? ¿Quién de ustedes se atrevería a condenar a un pueblo que lucha por la comida, para poder vivir?
-Ley de la oferta y la demanda. El mayor número de población en la tierra demanda más alimentos. En el siglo veinte la población se multiplicó por cuatro. En 1999 alcanzábamos los 6.000 millones de personas, en el 2009 somos ya 7.800, calculamos para el 2050, 9.000 millones el 50% más que el año 2000. Estos datos también son para tener en cuenta. |