Pecho for ever y a libre demanda
Porque este es otro punto a tener en cuenta: Pecho for ever y a libre demanda. La leche materna es el alimento más completo y nutritivo. Si el niño no pierde peso es conveniente alargar la lactancia hasta el año o los dos años. Siempre sin imposición de horarios, porque él ya lo pedirá cuando lo necesite.
Dar el pecho es beneficioso siempre. Es decir, si en la tienda tuviéramos al mismo precio leche de vaca y leche de mujer, sería una tontería comprar la de vaca y la leche de mujer sería buena para adultos, para ancianos y para todo el mundo. No hay ninguna edad en que dar el pecho deje de ser bueno y mucho menos en que se convierta en malo. Hoy en día, se recomienda ofrecer otros alimentos además del pecho a partir de los seis meses. Los beneficios que la leche materna tiene son los mismos que antes, es decir, a cualquier edad sigue siendo el mejor alimento para el niño y cuanto más tiempo da el pecho la madre menos riesgo tiene de padecer cáncer de mama, de ovario o fracturas por osteoporosis. Además, no hay que olvidarse de la comodidad que supone tener siempre la comida preparada y de lo que te ahorras en otras leches.
Se puede vivir perfectamente sin fruta y sin verdura. Miles de esquimales lo demuestran. Cuando a un niño no se le obliga a comer, normalmente al llegar a adulto come casi de todo. Si se le intentase obligar a comer fruta, probablemente sólo se conseguiría causarle tal asco que entonces sí que no comería fruta en su vida.
Beneficiosde llevar un bebé en brazos
Respecto al contacto físico necesario para el buen desarrollo del bebé, hay que tener claro que ningún niño es nunca lo suficientemente mayor para que se deje de abrazarlo. En numerosas culturas las mujeres llevan a sus bebés envueltos en los más diversos artilugios dependiendo de sus necesidades, algunas usan pañuelos, otras hamacas tejidas con materiales vegetales, algunas incluso los llevan en portabebés que cuelgan de su cabeza. De esta forma los recién llegados participan en las tareas cotidianas, son atendidos de inmediato por sus madres y descansan tranquilos cerca del corazón de su cuidador. No se conocen casos de cólicos del lactante (que no tiene nada que ver con tomar leche) entre las sociedades que llevan a sus hijos a cuestas todo el día.
Llevar a un bebé en brazos no sólo es una experiencia agradable para él y para la madre, sino que se ha demostrado que lleva asociados importantes beneficios para ambos. Por ejemplo, el caminar rítmico, el sonido del corazón y la respiración de la madre recuerdan al bebé su experiencia familiar de la gestación tan reciente y cercana para él y lo tranquilizan sobremanera.
A algunos padres les han hecho creer que los bebés deben aprender a estar solos y que no se les tienen que consentir demasiadas cosas, para que aprendan a ser independientes. Los padres temen que, si abrazan, acarician y son demasiado cariñosos con sus bebés, sólo conseguirán que cada vez quieran más. Tienen miedo de que sus hijos se conviertan en monstruos que reclamen constantemente su atención y no los dejen tranquilos ni un minuto. Este razonamiento no tiene ni pies ni cabeza y, de hecho, debería invertirse. Los bebés sólo piden lo que necesitan. Cuando se colman sus necesidades, se quedan tranquilos y satisfechos.
Pero nunca se dan lo suficientes besos ni se tiene en brazos el rato suficiente a un niño para que sea malo hacerlo. Hay que tocar, besar y amamantar al niño a demanda, sin esperar a que lo pida. Hay que anteponerse a sus deseos para satisfacerlos y darle la oportunidad de saberse querido y protegido, para que se sienta seguro y su desarrollo se produzca de la manera más adecuada posible. Porque los niños malcriados no existen. Los reformatorios, las cárceles o los manicomios no están poblados de niños a los que cogieron demasiado en brazos o dieron el pecho a demanda. Más bien encontraremos allí a personas que fueron abandonadas, despreciadas, rechazadas o maltratadas por sus padres. El cariño nunca ha malcriado a nadie.
Entre tu pediatra y tú (Temas de hoy, 2010)
Por eso, los consejos y respuestas que se dan en el libro Entre tu pediatra y tú (Temas de hoy, 2010) son la mejor herramienta que una madre (y un padre, no nos olvidemos del importante papel... secundario que desarrollan) puede utilizar para eliminar la ansiedad que produce la soledad y el desconocimiento durante la crianza de sus hijos. Si las teorías que defiendo se pudieran resumir en una frase, esta sería: “Tranquila, tu hijo y tú sabréis cómo lo tenéis que hacer”. Más de doscientas cartas que solventan, de manera clara y con un toque de humor, las principales dudas de las madres. Y las otras, también. Porque en la mayoría de las ocasiones, los problemas que nos parecían insalvables, muchas veces resultan más sencillos si los vemos desde otro ángulo. |