cada uno es lo que ve, más lo que vive, más lo que imagina.
F.L.: Lo que pasa es que algunos creen que la modernidad nos va a salvar y para ir perdiendo las esperanzas, también en ese sentido, podemos mencionar un hecho de la semana pasada, ya que mencionabas Sálvame y Belén Esteban. Abrió su página Belén Esteban y, al segundo, se colapsó, lo cual quiere decir que los que están en internet tienen las mismas aficiones que los que ven la televisión, así que lo tenemos un poco difícil.
Arturo Pérez-Reverte: Sin duda. Yo lo tengo claro. El siglo XX, el fondo de la novela, es todo esto precisamente, aunque sea una novela policiaca. La cuestión es que yo tengo la impresión pesimista, claro, cada uno es lo que ve, más lo que vive, más lo que imagina. Yo lo que he vivido no ha sido el lado más amable del ser humano. A lo mejor mi punto de vista está viciado, yo no soy objetivo en esto, yo lo veo así y es que el siglo XX fue el final de la esperanza en ese sentido. Creo que durante varios siglos, desde Espartaco hasta el Che Guevara, el ser humano ha tenido la esperanza de que esto cambia a bien, de que los cambios nos lleven a un lugar en el cual los hombres sean solidarios, fraternales y, sobre todo, tengan sentido común, y mi generación sabe lo que es eso, esa esperanza que hubo, ese final del siglo XX en el cual todavía creíamos que era posible, no digo activamente, porque algunos estaban en su casa, pero existía la creencia de que el mundo iba hacia mejor. Mi posiblemente perturbada visión, o sesgada o poco objetiva visión, me hace creer que el mundo ya llegó a ese lugar y lo rebasó y ahora estamos en otro lugar que ya no es tan bueno. Creo que nunca habrá tanta conciencia social y tanta esperanza como a finales del siglo XX y creo que ya ese tipo de revoluciones o de cambios son imposibles porque hemos entrado en una dinámica que nos llevaría muy lejos analizar pero de la que, por ejemplo, el volcán este es un ejemplo clarísimo.
El universo no tiene sentimientos
Félix Linares:>Bueno, pero esta sociedad es la que hemos hecho los que tenemos cincuenta y tantos años, aunque no te consideres culpable.
Arturo Pérez-Reverte: Bueno, yo me considero culpable, pero sí es cierto que mis artículos semanales demuestran la prueba palpable. Hace veinte años que los escribo, dieciocho años, contando que algunos no nos resignamos, que no siempre aceptamos las reglas de juego, que algunos intentamos decir. Por ejemplo, es lo del volcán. Ayer, esta mañana, querían asaltar un avión, querían pegarle a la comandante que debía de ser una mujer, los pasajeros indignados porque no despegaba… Nos hemos acostumbrado a creer que el mundo es un lugar de Bambi, el bosque de Bambi, y aquí hay gente que ha vivido una guerra civil y otras situaciones terribles también y saben a qué me refiero, el mundo es un lugar peligroso, es un lugar durísimo. El universo no tiene sentimientos, estamos, somos hormigas bajo la bota de un Dios borracho que camina dando patadas y matando hormigas, aplastándolas, sin el menor remordimiento porque ni nos ve. Yo veo así el mundo, mi vida ve hace ver así el mundo. El hombre moderno no acepta ese hecho, así que nos rodeamos de un montón de coartadas, de tecnologías, titanics insumergibles, torres gemelas que teóricamente no pueden arder nunca, de aviones que llegan a su hora y salen a su hora, y nos damos cuenta de que el mundo siempre ha sido así, lo que pasa es que, claro, antes no éramos tan vulnerables, nuestros abuelos sabían que el hombre muere, enferma y sufre y pelea solo en un territorio bajo un cielo a menudo sin dioses, lo sabían y eso les hacía ser diferentes, lo hemos olvidado y ahora pierdes un teléfono móvil y te quedas como tonto, es que no puedo hablar con nadie, pues ten una agenda escrita, es que no me da tiempo… Se te pierde el ordenador, se te cae la luz, todo eso tipo de cosas…
Esto demuestra, una vez más, que antes la gente no volaba en tantos aviones, es que antes no todo el mundo iba en avión a otras partes, no había 20.000 vuelos diarios en la Comunidad Europea. Es que antes no había hoteles de lujo en las playas donde había tsunamis, por eso son paraísos, no iba gente porque había tsunamis, ¡imbécil! Lo del tsunami para mí fue, claro yo lo había visto en la guerra, cómo lo vas a explicar, por qué es un sitio paradisiaco, porque hubo tsunamis y no nunca hubo hoteles, pero han hecho 20 hoteles en la playa del tsunami… Claro, el tsunami llega y se lleva todo por delante, ese es el gran error el suicidio del ser humano moderno occidental, del hombre occidental, sobre todo, es ese. Hemos perdido la certeza del dolor, del sufrimiento, y del mal, y de que esto es un sitio muy peligroso, una astilla de cristal en una botella de vidrio que te tomes, un virus, mil cosas, estamos aquí de paso, y mi miedo es que cada vez somos más vulnerables, y cada vez nos negamos a pagar los precios que como seres humanos, que como animales en un mundo complejo tengamos que pagar, el peaje que tenemos que pagar por estar vivos.
Félix Linares: Tú para solucionar de alguna manera esta situación siempre propones la lectura, la cultura, el enriquecimiento del individuo.
Arturo Pérez-Reverte: Pero más con educación, no la cultura no en plan diseño, no es tan cultura, sino la educación, el conocimiento, la lucidez, el mirar atrás pensando sabiendo lo que pasó antes.
Félix Linares: Pero siempre lo ciñes a la historia, y estamos de acuerdo. Según la vieja máxima, el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla, pero en todo caso es suficiente. ¿El conocimiento de la historia?
Arturo Pérez-Reverte: No sé si es suficiente pero sí es indispensable, no sé si bastara, no creo que baste, pero sí es cierto que es necesario. Un ejemplo, la Ley de Memoria Histórica me parece estupendamente, naturalmente, quién no va a creer que familias que tienen muertos en las cunetas los desentierren, evidentemente, como los otros lo hicieron también. Pero qué pasa, ¿Qué nuestra memoria histórica que empieza en el 36? Porque eso es mentira, es que parece que todo lo hizo Franco. Hernán Cortés era franquista, que Colón era franquista, que Viriato era franquista, que la bandera la inventó Franco, claro es que estamos limitando nuestra memoria a los últimos 50, 80, 100 años cuando tú no comprendes el franquismo sin la república, ni la república sin los partidos políticos ni la monarquía, ni el XIX sin las guerras carlistas y el carlismo sin Fernando VII y te vas para atrás y te das cuenta de que son 3.000 años de memoria histórica necesaria para comprender la inmediata.
Entonces, claro, nos quieren colocar una memoria histórica analfabeta sin ningún tipo de vinculación ausente de la cadena que la justifica lo cual, claro, es que todo era ¡Franco, fascista! No mire usted, era un hombre de su tiempo y hacía eso porque en su tiempo era diferente. En fin, eso, eso tiene que ser gente bienintencionada, gente que quiera de verdad no usar una rentabilidad política, sino que hacer que la gente esté educada de verdad. Entonces, convertir la memoria en un país caín como este, muy peligroso como digo, donde hay que ver el enemigo siempre exterminado y no convencido, como decía antes, poner esas herramientas en manos de los políticos es, primero, jugar con la bondad y con la inocencia de la pobre gente y, segundo, es también ser de una irresponsabilidad supina porque no les estás dando el marco en el cual situar esos acontecimientos, a eso me refiero.
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