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D. Fernando Trias de Bes

Economista

'El hombre que cambió su casa por un tulipán'. Qué podemos aprender de la crisis y cómo evitar que vuelva a suceder

En Bilbao, a 5 de octubre de 2009
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No sé si les sonará, los futuros en economía opciones y futuros, pues los primeros contratos de futuros tuvieron lugar en el siglo XVII en Holanda, para dar respuesta a toda esta fiebre especulativa de los tulipanes. Para que vean que muchas veces todas estas sofisticadas finanzas modernas vienen de situaciones tan pintorescas como la compra-venta de tulipanes en mitad de una pequeña fiebre, bueno, el asunto es muy sencillo, si yo quería comprar un bulbo de tulipán, lo que hacía la gente, básicamente, era dejar una paga y señal. Si un tulipán a mí me lo vendían, pongamos, a 5.000 euros, no tenía que desembolsar los 5.000 euros, lo que hacía era dejaba una paga y señal de 500 euros de hoy; no lo pongamos en florines holandeses, lo pongo en euros de hoy para situarnos, yo dejaba una paga y señal de 500 y dejaba 4.500 a deber. Entonces, yo los 4.500 la verdad no los tengo, no los tengo, pero, bueno, yo pongo 500, y lo que voy a hacer es, rápidamente, antes de que venza la temporada y tenga que desembolsar los otros 4.500, voy a buscar otro cristiano que esté como yo, emocionado e ilusionado con la reventa posterior del tulipán. Entonces le digo: “oye, que te lo vendo a 6.000 euros”, y, entonces, éste me daba 600 euros de paga y señal. Yo ya no debía los 4.500, los dejaba a deber otra persona y yo me había recuperado mis 500, incluso había ganado 100.

Bueno, entonces, aquí se trata de irse pasando el bulbo frío de mano en mano, hasta que llegó la primera y entonces el bulbo frío se convirtió en una patata caliente; es decir, que llega un momento en el cual salen las ventas de tulipán flor al mercado y, entonces, los aristócratas llegan al mercado. Dicen: “¡Cómo que un tulipán vale esto! Pero si yo con esto monto una fiesta en casa que no veas”. Entonces se empiezan a hundir los precios, y entonces, quien tenía contratos de tulipanes se da cuenta que ya no tiene a quién pasárselo y aquello empieza a quemarle las manos y se viene abajo.

Bueno, esta fue la primera burbuja. Hubo gente que firmó contratos en las cuales se entregaba sus pertenecientes, incluso sus casas, por un tulipán. “Yo, cuando llegue el vencimiento, entregaré mi casa”. A ver ¿esa persona estaba loca? Esa persona jamás pensó que tendría que entregar su casa. Durante una burbuja siempre piensas que otro tonto superior a ti va a estar detrás en la cola, y que, por lo tanto, le vas a poder pasar el bien con el cual estas especulando. Por lo tanto, al final te arriesgas la casa porque piensas que nunca vas a tener que darla, que vas a poder revender antes. Y esta es una de las principales características que definen a todas las burbujas: una posterior reventa y en el cual las personas que compran o que especulan con ese activo, en realidad no lo quieren para sí, lo quieren sólo para revenderlo. Además, no tienen el dinero con el cual tendrían que pagar la totalidad de ese activo, sino que sólo lo hacen con una paga y señal y, además, muchas veces, si yo no tenía los 500 euros de mi paga y señal no había problema porque también me prestaban esos 500 euros, con lo cual, se va fomentando la especulación, que es lo que sucede con todas las burbujas.

Bueno, la segunda burbuja documentada en la historia, luego hablaremos de la crisis actual, pero de verdad que es muy importante entender la historia, porque cuando uno entiende la historia, puede comprender muchísimo mejor lo que nos está pasando. La segunda burbuja es una burbuja muy interesante, se llama la burbuja de los Mares del Sur, que tuvo lugar en Inglaterra entre 1711 y 1720; y es una burbuja, digo, que es interesante porque asistimos al primer capítulo de titulización de deuda. Con los de las subprimes de Estados Unidos hemos estado oyendo la palabra maldita titulización. Bueno, esta burbuja realmente es impresionante porque asistimos al, yo creo, uno de los primeros timos por parte de todo un gobierno a todos sus súbditos. Inglaterra en aquel entonces estaba guerreando contra España -Guerra de Sucesión- y, bueno, la verdad es que la guerra se alargó más de la cuenta y el gobierno inglés había emitido mucha deuda, obligaciones. Como cuando vemos por la televisión pagarés del tesoro, y vemos un anuncio con unos niños y a sus padres que son felices con una cometa porque invirtieron en letras del tesoro y todo les va bien. Entonces, por aquel entonces, también emitían obligaciones y los súbditos británicos que tenían ahorro compraban obligaciones esperando que luego el gobierno inglés les devolviera el dinero; el principal de las obligaciones más un pequeño interés; pero, bueno, la verdad es que la guerra costó mucho más dinero de lo que pensaban y llegó el momento de tener que reembolsar a todos sus súbditos y el dinero no estaba.

Bueno, entonces, aquí hubo una gran idea, que es decir “oye, por qué no titulizamos las obligaciones; las vamos a convertir en un título transferible; que sean acciones”. Bueno, pero acciones ¿de qué?” Entonces, había que buscar algo, y bueno, la creatividad financiera, que está a la orden del día, normalmente se aviva. Se dice que cuando uno tiene hambre, pues eso, aguza el ingenio; pues lo mismo con la ingeniería financiera. Cuando hay falta de liquidez la creatividad financiera despunta, especialmente como hemos visto también recientemente con las subprimes. Entonces, bueno, lo que dijo el gobierno inglés fue muy interesante; dijo -“hay esta compañía, que es semipública, que es la compañía de Los Mares del Sur”. La compañía de Los Mares del Sur era una compañía a la cual el gobierno inglés le dio la exclusiva para comerciar con Sudamérica. Pensemos que en aquel entonces, que Sudamérica es como si dijéramos hoy China; todas las oportunidades están en China, todas las oportunidades estaban en Sudamérica. Era, bueno, el Nuevo Mundo y de ahí tenía que venir una cantidad de comercio y de riqueza impresionante; y entonces, la compañía de Los Mares del Sur tenía la exclusiva; cualquier producto que entrara y saliera de Sudamérica tenía que pasar por la compañía de Los Mares del Sur. Y entonces, el gobierno inglés les dice a todos los súbditos británicos: “Oye, quien tenga obligaciones, si quiere, si quiere, en lugar de darles las libras que les debíamos se lo cambio por una acción de la compañía de Los Mares del Sur, que va a ser la bicoca, porque esto va a subir como la espuma, es una compañía que va a dar unos beneficios impresionantes”.

Las acciones se empiezan a poner de moda, y entonces, hicieron también glamourosa, como en el tema de los nombres de los tulipanes, que era hacer que gente conocida de la aristocracia británica comprara o canjeara las obligaciones por acciones; de esa manera, las personas de a pie, pues, confiamos. Esto lo hemos visto también en operaciones inmobiliarias recientes; grandes inmobiliarias muchas veces han publicitado muy bien en medios cómo entraban personas adineradas de ciertas familias españolas, entraban a participar en inmobiliarias, con lo cual dan confianza muchas veces al pequeño inversor para que compre en bolsa ciertos títulos o ciertas acciones, con lo cual esto también es muy antiguo. Bueno, la cuestión es que lanzan esa conversión y todos los súbditos británicos que tenían obligaciones se lanzan de cabeza y dice "no me des mis libras a mí, deme el papelito que pone que ahora soy accionista de la compañía de Los Mares del Sur". En aquel momento, la compañía de Los Mares del Sur facturaba cero, sólo tenía perdidas; además, si hubieran mirado un poquito cómo estaba la situación, era público y notorio, se conocía por lo que se llamaba el navío de permiso que, como la mayoría de colonias sudaméricas, eran españolas. España, que estaba en guerra contra Inglaterra. dijo que sólo dejaría un navío inglés -el navío de permiso- al año ir hasta Inglaterra con un máximo de toneladas; por cierto, sólo llevaban esclavos. Con lo cual, claro, lo que podía llegar a facturar aquella compañía era poquísimo, pero esto a nadie le importaba, lo importante es que todo el mundo quisiera aquellas acciones.

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Conferencias del Aula de Cultura. Año 2009

 


Enrique Pallarés: . La ansiedad. Qué es y cómo manejarla


Fernando Trías de Bes : Qué podemos aprender de la crisis y cómo evitar que vuelva a suceder


Carmen Iglesias : 'No siempre lo peor es cierto. Mitos y tópicos en la Historia de España '


Nuria Roca : 'Los caracoles no saben que son caracoles'


John Carlin : 'El factor humano Nelson Mandela y el partido salvó a una nación'


Bernabé Tierno: 'Fortalezas humanas, educación y valores en la familia'


José Poal Marcet: '¡Llegó la crisis! Claves para entenderla y hacerle frente'


Jaime Peñafiel: 'La mirada y la palabra de Jaime Peñafiel'


Alfonso Mateo Sagasta: 'Las caras del tigre: el sueño de un paraíso sin manzanas. En el centenario de Darwin'


Jordi Garrido i Pavia: '¡Maldito trabajo! Todo sobre el mobbing y el concepto de 'estar quemado'


Aureliano García Manzanal: 'Ghana: educación y desarrollo'




Conferencias del Aula de Cultura. Año 2008-2007

 


Javier Urra: . Retos y dilemas de la educación


Arturo Pérez Reverte :Presentación de su libro 'Un día de cólera'


Laurentino Fernández : Salud y libertad de las mujeres en los países empobrecidos


José Luis Pardo : Esto no es música. El malestar de la cultura de masas


Emilio de Diego : España, el infierno de Napoleón. La Guerra de la Independencia


Juan Iranzo: Impacto de la crisis financiera sobre la economía española


Maria Luisa Ferrerós: Inteligencia Musical. Estimula el desarrollo de tu hijo a través de la música


Rocío Ramos Paúl: ¡Haz de tu hijo un niño feliz!


Walter Riso: Amores altamente peligrosos. Cómo identificarlos y afrontarlos


Jorge Bucay: Las tres preguntas: ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Con quién?


Santiago González: Lenguas y lenguaraces


Elena Martín: ¿Qué hay de bueno? Claves para una vida más alegre


Ignacio Martínez Pisón: Las pequeñas historias que tejen la Historia


Javier Moro: El sari rojo. Cuando la vida es el precio del poder


Juan José Millás: Los objetos nos llaman. La mirada de Juan José Millás


Eduardo Jaúregui: Sentido del humor y salud


Txumari Alfaro: Envejecer con salud


Eugenia Trias: El canto de las sirenas. Filosofía y música


José Ángel García de Cortázar: Memoria histórica, memoria heroica: en el 800 aniversario del 'Cantar de Mío Cid'


Javier Marías: Presentación del último volúmen de la trilogía 'Tu rostro mañana'


Javier Urra: Algunos hijos desatendidos y padres desorientados: el arte de educar


Juan Manuel Padra: Los riesgos de la memoria histórica. ¿Es mejor olvidar?


Marta Rivera de la Cruz: Españoles en el Holocausto


Noah Gordon: Noah Gordon conversa con el periodista Félix Linares sobre su libro 'La bodega'


Ricardo de Cala: Música y emociones


Vicente Castelló: Muñecas de porcelana. Adopción en China: el inicio de una nueva vida


José Luis Villacañas: La actualidad política española y los intelectuales


Alberto Piubello: ¿Un mundo mejor? ¡Sí, es posible!


Inés García-Albi: 'Su historia y su lucha, su ayer y su hoy'


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El Aula de Cultura de la Fundación Vocento desarrolla un extenso programa anual de conferencias con el objetivo de contribuir a la difusión de acontecimientos, actitudes y valores que permitan a los ciudadanos desarrollar un juicio crítico sobre los problemas de su tiempo.

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Por César Coca, Oscar B. Otalora e Iñaki Esteban

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