Bueno, esta historia de los sacrilegios del sagrario, las violaciones de embarazadas, lo podemos encontrar aplicado a distintos lugares y a distintos colectivos no españoles en distintas épocas, pero, desde luego, como propaganda en aquel momento fue muy eficaz. La impureza racial y religiosa va unida a la sexual, lo cual añade un matiz muy importante. Por ejemplo, en El Galateo estamos con el humanismo italiano, se leen camas blandas personal exagerado interés desorbitado por las mujeres esa es características de los mujeriegos, pintados afeminados españoles, a principios del cincuecento y la mala fama alcanza a las mujeres españolas.
No deja de ser paradójico que un aretino o un bandeyo, que son libertinos de la época, del siglo XVI, como es sabido, fueran los difusores de la especial sensualidad de las cortesanas españolas en Roma, donde, decían, judías, moras y cristianas, todas españolas, competían por la fortuna y la fama. Es decir, desde ese momento se empieza a crear ese estereotipo. La guerra protestante con los alemanes no hace más que incidir desde la segunda mitad del XVI en esos estereotipos, y nada más empieza ya en esa acusación de impureza religiosa y racial, se empieza a ver a los españoles "orientales". Veremos cómo en el XVIII, a través de los ilustrados franceses, se convierte realmente en una especie dogma; pero ya desde el XVI se empieza a circular esa idea, lo moro, lo exótico, lo oriental, eso impregna a todos los españoles.
Hubo un viajero de esta época, estamos en la segunda mitad del XVI, las capitales de Cataluña y Aragón tienen más judíos conversos y serracenos que cristianos, hay que recordar el antisemitismo feroz que hay en toda Europa, los judíos ya han sido expulsados de Inglaterra están a punto de ser expulsados en Francia y de varios lugares, entonces, el antisemitismo se plasma sobre todos los españoles en este momento, en todos los países de que hablé largamente escribe este autor Pupi el lobo; corren rumores que en Galicia, Portugal, Andalucía, Vizcaya el bello sexo es de costumbres muy relajadas y que, raramente, se puede encontrar una joven adornada de virtudes para satisfacer su avaricia que es muy poderosa. Entre ellas se dan todo lo que se desea de ellas. En fin, esto se multiplica en la correspondencia entre Tomás Moro y Erasmo, fuertemente antisemitas. Insisten, los judíos, dicen uno a otro, no hay demasiados judíos en España, dice Tomás Moro a Erasmo y, comentan, los judíos abundan en Italia y en España apenas hay cristianos. Es decir, que una de las manchas que cae sobre españoles, lo cual no deja de ser curioso teniendo en cuenta que luego se transforma en los más dogmáticos.
Según también estereotipos de la cristiandad es que no son suficientemente cristianos, que aquí hay una mezcla que es muy peligrosa. "Marrano", en 1566, por ejemplo, en las conversaciones de sobremesa con Lutero, "marrano" aparece claramente como sinónimo de español, carácter impuro, como saben ustedes. Lutero es el gran señor del idioma alemán, es el creador de la posibilidad de que los alemanes se entiendan entre ellos; hay una sola lengua escrita, aunque hablan distintas variantes del alemán según las regiones como saben, y Lutero, gran señor del lenguaje, manejaba todos los registros del lenguaje, los populares, los escatológicos, los eruditos; verdaderamente escribió panfletos. La imprenta fue fundamental; yo no sé alemán, pero la traducción recoge muy bien también el juego que hacía Lucero respecto a la imprenta que decía "Dios me ha dado la prensa para prensar al papado" y, efectivamente, pues España que, además, estaba del lado del papado, fue bastante prensada. Alemania dice en otro lugar, no Lutero sino otros, en algún panfleto de 1567, Alemania no se someterá a los españoles ni a las sotanas negras, es ese momento de las guerras religiosas en toda Europa, que son guerras de poder, como bien saben ustedes, donde se están barajando, pues, el futuro de la hegemonía de la preminencia en Europa.
Hay un historiador inglés que dice que la inquisición española al menos tenía reglas, tenía reglas durísimas, pero reglas, límites y, por lo tanto, no se podía llegar hasta un determinado punto, que para nosotros es brutal, pero que para la época, para esa época de dureza del cuerpo a cuerpo de la violencia no era tan brutal, o por lo menos no tenía la misma significación; a diferencia, dice el historiador inglés, de los tribunales y lo que ocurría en Inglaterra, donde el verdugo o el torturador se llevaba al prisionero a su casa y no había, desde luego, ningún control.
Es decir, que, realmente, estamos hablando de épocas muy especiales. Entonces, trasladar eso, sin más, a épocas actuales, entonces el libro de González Montán que se tradujo al inglés, al alemán, al francés, al holandés, se hicieron compendios, extractos, con una importancia tremenda y de tal manera creó en Alemania. Algunos autores señalan que se creó con una especie de antagonismo racial. Hay ahí una veta antigua en ese sentido en Alemania, un antagonismo racial entre hispanos y germanos, como uno de los motivos principales de la propaganda contra España y, por ejemplo, de uno de los panfletos de la época, ya verán qué cosas decían; son graciosas pero no dejan de ser chocantes, "los españoles comen pan blanco y besan mujeres blancas, rubias con mucho gusto y son tan negros, sin embargo como el rey Baltasar y su mono".
En fin, todos estos estereotipos se consolidan con la guerra con los Países Bajos. En realidad, fíjense, que toda esta publicística y toda esta literatura panfletaria, cuando verdaderamente empieza a tener importancia es cuando los Países Bajos y Alemania entran en liza, es decir, con los protestantes. Cuando la Inquisición funcionaba anteriormente contra los conversos, contra los judíos, nadie protesta en Europa porque hay un antisemitismo enorme, y sin embargo, cuando ya estallan las guerras entre protestantes y católicos, con todo lo que eso suponía, en ese momento, pues, realmente, entonces la guerra en Países Bajos que se llevó todas nuestras energías y nuestro dinero de indias, en gran medida, fue una de las consolidaciones de todos estos mitos.
Y, luego, además, en Países Bajos, surge otro tema más que es el antifelipismo. Contra Felipe II se ha escrito la guerra de Flandes, que acabó por convertirse en una guerra ideológica; y porque fue una guerra ideológica revistió aquel carácter de guerra total cruel y despiadada. La literatura sobre esto fue verdaderamente tremenda; una guerra de papel, escribio Powell, perdida para España. La apología de Guillermo de Orange contestan con éxito a la imprudencia del Cardenal Cranvela y a los errores en algunos momentos y acusó al rey Felipe de adulterio, de incesto, con su hermana la gran princesa Doña Juana, del asesinato de Don Carlos y, en fin, todo ello, además, con las imprentas de Ámsterdam a todo toque. |