Entonces, fíjense, hay vulnerabilidades que hacen que estos estilos nos gusten; hay muchos estilos porque yo estoy diciendo un 20% de acuerdo a los datos estadísticos mundiales, pero hay personas que tienen rasgos que no alcanzan a tener estilo; tienen rasgos. Uno puede leer el libro y decir "tengo esta parte narcisista; yo soy narcisista y no me ha dado cuenta; entonces tengo rasgos narcisistas". Entonces, yo pienso que sufrir por amor no tiene mucho sentido. Entre el aguante extremo de algunas personas -el extremo; yo digo que las abuelitas tenían que saber aguantar a los abuelitos; habían abuelitos que eran insoportables-, entonces, entre ese extremo y el extremo de hoy -la postmodernidad, donde está la cultura del desechable, las separaciones son antes de los tres años-, tiene que haber un punto medio, y ese punto medio lo da la razón, la inteligencia en el amor, saber elegir, saber hasta dónde estoy dispuesto a jugar por esto.
Saber elegir. La gente, como dije, se equivoca más casándose que comprando apartamento o piso, porque cuando uno compra un piso ¿en qué se fija? Si la burbuja me va a agarrar, el sol si entra, el vecino, el impuesto,... Pero cuando uno se va a casar o va a establecer una relación, no piensa; es el corazón el que decide y es cuando más tenemos que pensar. ¿Qué vamos a pensar? Llega la señora y dice "doctor, ayúdeme a desenamorarme". Es que yo no la puedo ayudar a desenamorarse. Sería como La naranja mecánica; lo que le puede ayudar es a que deje esa relación; "pero es que yo lo amo; pero, entonces, lo que quiero es separarme sin sufrir". Esta persona adicta, con un hombre X, ¿en qué se le puede ayudar? Le puedo ayudar a que deje esa relación queriéndole, como cuando uno deja la droga, cuando uno deja la gente; que deje el crack, o deja la cocaína, deja la cocaína gustándole la cocaína. Nadie dice "ayúdeme que no me gusta la cocaína". No. Entonces, si elegimos bien, si pensamos el amor, al menos al principio, cuando el amor nos deja tenemos un tiempo en el que pensar es más difícil. Pero pongamos que la mujer sale la primera vez con el hombre y el hombre en la primera salida; supongamos que se parezca a Brad Pitt, una mezcla de Brad Pitt y Tom Cruise; algo absolutamente indescriptible. El tipo sale con ella y lo que hace es estar mirando mujeres. Se toma tres botellas de whisky, hace un escándalo, ... Entonces, "¿le gustó salir con este hombre?" "No". "¿Por qué?" "Porque es mujeriego y a mí no me gustan los hombres mujeriegos"; "porque no me gustan los hombres alcohólicos". Entonces, "¿por qué va a volver a salir con él?" "Porque, de pronto, el puede cambiar"; "¡ay! eros todavía no la flechó"; "todavía puede pensar", Lo que debería pensar es "no me conviene; no le viene bien a mi vida". Entonces, lo que se propone en este libro y lo que estamos estudiando cada vez más es la idea de que hay ciertos estilos afectivos que son peligrosos y ciertas maneras de amar que son irracionales; que es mejor evitarlas y conocerlas. |