Hay un tercer tipo de controladores, que son las personalidades histriónicas, que aquí son más mujeres que hombres, pero por poco, porque ya la cultura del histerismo. La personalidad histriónica son teatrales, llamadores de atención, seductoras, les gusta la cirugía estética, les gusta ser el centro de la vida del otro. "Tú vida no puede tener sentido sin mí". El amor hostigante surge de una subcultura que yo llamo "histeriquismo". Ustedes si van a una discoteca de moda, van a ver que en esa discoteca de moda hay tantos hombres como mujeres cortejándose, pero los lindos con las lindas. Es el club del exhibicionismo, del pavoneo, del cortejo, de los hombres de piel tostada, la mujer de minifalda. Eso está bien, pero cuando ya se vuelve una subcultura en la cual se mira y se no toca, se molesta y prefiero tener un fan a tener alguien que me ame cuando yo ya creo que valgo por lo que muestro, cuando mi autoestima empieza a depender por mi capacidad de seducción.
Para terminar los estilos, hay dos tipos de estilo que son ambivalentes, que son absolutamente enloquecedores. Los dos son más comunes en las mujeres. Todos son enloquecedores. Uno es el pasivo agresivo, o el amor subversivo. El amor subversivo parte de la siguiente concepción: voy a tratar de explicarla lo mejor que pueda. Bueno, es como vivir con Gandhi en la casa, con un movimiento de desobediencia civil, las 24 horas. Son personas que tienen un problema con la autoridad desde chiquitos y empiezan a ver control por todas partes, donde no lo hay. Entonces, empiezan a percibir a la pareja como si fuera un dictador o una dictadora; entonces, empiezan a oponerse. "Me opongo a la dictadura de mi pareja pero no soy capaz de dejarla". Entonces, cuando estoy cerca de ella me siento protegido, pero añoro la libertad; entonces, no quiero estar contigo; entonces, me voy para la libertad y quiero ser autónomo y empiezo a estar autónomo y como estoy libre, extraño la protección de la pareja; entonces, ni una cosa ni la otra, ni contigo ni sin ti; entonces, empiezan a tener conductas inmaduras de protesta contra la supuesta autoridad del otro; entonces empiezan el sabotaje, el llegar tarde; "pero, mi amor, no pagaste la factura; se nos fue la luz, pero no importa; tú siempre tan controladora"; "mira, te olvidaste de ir a buscar a los niños, ¿y qué problema hay? ¿Acaso les va a pasar algo?" "Vamos ya, ve tú"; "voy yo más tarde, no importa", "¡cómo te gusta mandar siempre!" Entonces, ¿a quién le puede gustar un pasivo agresivo? Como tiene un lado de inmaduro, a las personas proteccionistas, a las mujeres maternalistas o a los hombres paternalistas.
Vieron que hay mujeres que les fascinan los hombres en desgracia. Yo no sé por qué es eso. Cuando ven un hombre en desgracia, les atrae. Entonces, no se casan; lo adoptan; entonces, después, claro, ¿cómo van a dejar un hombre adoptado, un hijo adoptado? Eso se llama codependencia, que no solamente es femenina, también es masculina. Entonces, el pasivo agresivo, porque hagan lo que hagan siempre le van a faltan cinco centavos para el peso.
Y para terminar, está el estilo limítrofe. El estilo limítrofe, en un 75%, es más común en las mujeres. Si el esquizoide era un agujero negro, el estilo limítrofe es como una supernova. Es como una estrella en los últimos días que explota. Es supremamente atractivo lo que uno ve en esa estrella, pero hay explosiones de emociones permanentes. La persona limítrofe o caótica fluctúa entre el amor y el odio. No es ni contigo ni sin ti; es "te amo", y a los dos minutos "te odio". Tiene miedo al abandono, pero no sabe cómo es ser dependiente. A veces, no se encuentra a sí misma porque tiene problemas de identidad. Entonces, esa fluctuación, esa explosión, esa inestabilidad constante, hace que las personas que estén con ellas, pues, tenga que funcionar al ritmo de la persona limítrofe. Pero cuando están bien, son absolutamente encantadoras. Se han encontrando problemas bioquímicos, pero hay muchas cosas. Quizás es el trastorno más estudiado.
Yo le doy un pronóstico bastante aceptable al histriónico, al obsesivo y al límite. Los otros estilos son muy difíciles de manejar; entonces, si ustedes ya quisieran profundizar estos estilos, encontrarían muchos ejemplos, pero, en el fondo, lo que uno trata de hacer en la terapia con estas personas es mostrarles que carecen de unos valores especiales. Hay una terapia orientada a valores, para que estas personas puedan modificar el antivalor que tienen alrededor del amor. Por ejemplo, a la persona histriónica le falta el valor de la sencillez; a la persona narcisista le falta la humildad; a la persona paranoia le falta la confianza básica. ¿Qué es la confianza básica? La certeza de que nunca me vas a hacer daño intencionalmente. Es lo mínimo que se le puede pedir a una relación. La única certeza que podemos tener, entonces, a cada una de estas personas les faltan valores que hoy en día las terapias se están orientando a eso. |