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Era un manifiesto bastante sensato. -Partía de la consideración de todas las lenguas oficiales como igualmente españolas y merecedoras de protección institucional, y subrayaba que solo una es común a todos los españoles y puede suponérsele a cualquier ciudadano.
-Establecía que son los ciudadanos los que tienen derechos lingüísticos, no los territorios, ni mucho menos, las lenguas mismas.
-Se mostraba respeto por el impulso al bilingüismo en las CA, aunque se matizaba sí al estímulo, no a la imposición.
Y los abajo firmantes reclamaban al Parlamento español una norma legal que estableciera:
-El derecho de todos los ciudadanos a ser educados en lengua castellana o española, fuera cual fuese su lengua materna.
-En las Autonomías bilingües, los ciudadanos tienen derecho a ser atendidos en cualquiera de las dos lenguas oficiales. Eso quiere decir que habrá un número suficiente de funcionarios bilingües, no que todos deban serlo.
-Es recomendable que la rotulación sea bilingüe, pero no obligatorio para los particulares
-Los representantes políticos usarán la lengua común en sus funciones que desborden el marco autonómico. En los parlamentos autonómicos podrán emplearse indistintamente las dos lenguas oficiales.
He querido hacer este breve resumen para contraponerlo con las cosas que se han dicho contra el manifiesto, que han tenido un rasgo común: la falta de argumentación y el exceso de consignas. Y de sectarismo. Ha habido gentes que han negado o retirado su firma a posteriori por ser una campaña apoyada por un periódico determinado.
No importa que en el primer párrafo, los autores hayan dejado claro que su desazón no es cultural:
"Nuestro idioma goza de una pujanza envidiable y creciente en el mundo, sólo superada por el chino y el inglés, sino de una inquietud estrictamente política: se refiere a su papel como lengua principal de comunicación etc. etc."
Tampoco importa que, a continuación, el citado manifiesto explique con razonable precisión que:
Todos los ciudadanos tienen derecho a ser educados en lengua castellana, sea cual fuere su lengua materna. Las lenguas cooficiales autonómicas deben figurar en los planes de estudio de sus respectivas comunidades en diversos grados de oferta, pero nunca como lengua vehicular exclusiva. En cualquier caso, siempre debe quedar garantizado a todos los alumnos el conocimiento final de la lengua común.
Quédense con los conceptos básicos:
A) el castellano goza de una envidiable pujanza.
B) Todos los alumnos tienen derecho a educarse en lengua castellana.
¿No les parece que son relativamente asequibles? Pues al parecer, no. Un montón de personalidades, intelectuales, profesores, articulistas y profesionales pluridisciplinares varios han entendido que el manifiesto dice:
A) Que el castellano o español está en peligro
B) Que los escolares no aprenden la lengua castellana.
Vamos a ver algunos casos eximios: La ministra de Educación, Mercedes Cabrera, dijo un par de días después de la publicación del manifiesto:
"Yo no tengo que apoyar nada, sólo tengo que decir lo que me corresponde como ministra de Educación y nada me hace dudar sobre la enseñanza del castellano en España"
Inmediatamente después, la consejera de Cultura del Gobierno balear, Bárbara Galmés:
"El uso social del castellano no corre peligro".
El pasado 27 de agosto aparecían en la prensa escrita unas declaraciones de Jordi Pujol sobre el asunto que nos ocupa. Decía:
No es cierto que el español esté perseguido en Cataluña. No hay ni un niño de seis años que no hable castellano. Y en los exámenes del final de ciclo el conocimiento del castellano es algo mayor que el del catalán. Le invito a usted misma, como una obligación patriótica y cívica, a salir a la calle en Barcelona y hablar con cualquier niño que se encuentre. Que en Cataluña se persigue al español es mentira. Repito, salga a la calle y compruébelo.
Si hubiera querido responder a lo que se le preguntaba realmente y al texto real del manifiesto, debería haber dicho:
"No es cierto que la lengua española esté marginada como lengua de aprendizaje en el sistema escolar de Cataluña. No hay ni un niño de seis años que no estudie en castellano, si esa es la voluntad de sus padres. Le invito a usted misma, como una obligación patriótica y cívica (sic) a salir a la calle en Barcelona y hablar con cualquier padre o madre que se encuentre. Encuéntreme uno solo que pueda quejarse de que en Cataluña no consigue educar a sus hijos en lengua castellana." |