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Quiero hacer aquí una acotación. El presidente del BBB es un euskaldunberri que no se puso a estudiar euskera en serio hasta que le nombraron director general de EITB. El lehendakari Ibarretxe tenía más de 40 años cuando acometió el mismo esfuerzo y lo hizo en el momento en que su partido lo propuso como candidato a lehendakari. Exactamente igual que Patxi López.
El que fuera presidente de la Academia de la Lengua Vasca, Luis Villasante, dirigió, hace ya bastantes años, unas sabias advertencias a los nacionalistas en el sentido que comentamos aquí hoy, que la incorporación de la política a la lengua, convierte a ésta en un artefacto: "Es absolutamente necesario que Euskaltzaindia y el euskera se mantengan al margen de las opciones políticas. Me perdonarán los nacionalistas si les hago una consideración: si aman de verdad el euskera y Euskal Herria que no los liguen a su ideología. Y eso, por el bien de eso que aman. Hay que estar ciego para no ver los riesgos de ligar ambas cosas. De ligar euskera y nacionalismo, se sigue entre otras cosas que los vascos que no aceptan esa ideología, rechacen el euskera. Con este comportamiento, finalmente, lo que es de todos, se convierte en algo de un partido."
Voy a poner un ejemplo que resume extraordinariamente bien esta cuestión: un desprecio de la utilidad social que es causa de rechazo del euskera:
Este papel que tengo aquí es una copia del BOPV correspondiente al 9 de noviembre de 2006. Se trata del "Baremo de méritos de la categoría de médico" para todos aquellos profesionales que quieran obtener plaza de tales en el Servicio Vasco de Salud - Osakidetza.
Imaginemos un caso hipotético: un estudiante de Medicina. Durante los seis años que dura su carrera ha obtenido cinco matrículas de honor en cada curso. Eso basta para considerarlo un estudiante brillante y para pensar, con un alto grado de probabilidades, que será un profesional muy competente.
Si nuestro héroe imaginario quiere ser médico de Osakidetza, su currículum académico será valorado con 0,2 puntos por cada matrícula. Es decir, 6 puntos. Céteris páribus, un estudiante mediocre que ha apurado convocatorias y repetido curso, pero es euskaldun y puede acreditar el PL1, tendrá por ello 8 puntos, es decir, le madrugará la plaza al anterior.
El Perfil Lingüístico 2 está baremado con 16 puntos.
Haber sido catedrático en una Facultad de Medicina acredita 1,2 puntos. Cada ponencia presentada en un Congreso Internacional vale 0,2 puntos.
O sea, que el de las matrículas de honor, después de ser catedrático en una Facultad y haber participado como ponente en congresos internacionales, consiguiendo el máximo de puntuación por cada uno de los tres conceptos,
Alguien, en suma, con el currículum de Ramón y Cajal obtendría un máximo de 12,5 puntos para sentar plaza en Osakidetza. Nada que hacer frente al del PL2, que tiene 16 sólo por hablar euskera con título de la Escuela de Idiomas. ¿Qué tendrá la Escuela de Idiomas que no tenga la Facultad de Medicina, si de formar médicos se trata?¿tendríamos que ir a buscar buenos traductores a la Facultad de Ciencias Químicas?
No puede decirse que esta actitud impulse la causa del euskera, sea lo que sea lo que signifique esto. Lo van a entender fácilmente. Supongan que tienen que ser intervenidos quirúrgicamente. En el momento de entrar en el quirófano, el anestesista y el cirujano le hablan en euskera. Déjenme que fuerce el supuesto hasta el absurdo: ¿No preferirían que ambos fueran analfabetos en euskera? Estando así las cosas, sería una garantía de que han conseguido su plaza por otros merecimientos profesionales que son más de interés para el supuesto que les propongo. |