Los derechos de las lenguas...¿Tienen las lenguas derecho a decidir? ¿Puede una lengua dictaminar quiénes de entre sus hablantes son dignos de expresarse en ella? Esta posibilidad habría podido ahorrar al español la vergüenza de ser calificado por Arzalluz como "la lengua de Franco". Otrosí pregunto: si la lengua propia de Galicia es el gallego, ¿por qué la lengua de Franco ha de ser el castellano?
Hay un quinto rasgo en esta política lingüística: es también, en última instancia, una palanca que permite situar a los hijos propios mejor que a los de fuera. Una garantía del éxito profesional y social, algo que nos redima de aquella denuncia en forma de obra teatral que escribió Sabino Arana. "De fuera vendrá." se titulaba.
Vayamos con un caso práctico que ilustrará lo que digo:
El 6 de diciembre de 2007 publicaba El Correo una noticia curiosa, que revela hasta qué punto esta sinrazón es conocida por las autoridades educativas:
"El Gobierno vasco decidió que el 86,4% de los alumnos que fueron examinados para su evaluación en el Informe PISA hicieran las pruebas en castellano con el fin de obtener los mejores resultados posibles."
Como saben, el Informe PISA es un informe que con periodicidad trienal compara el estado de los sistemas educativos en los países miembros de la OCDE.
El IVEI (Instituto Vasco de Evaluación e Investigación) había notado que los escolares del modelo D de familias no euskaldunes, obtenían peores calificaciones que si se examinaban en euskera que en su lengua materna, cosa natural.
Se examinaron 3.929 alumnos, 2003 de los cuales pertenecían al modelo D, pero sólo 535 fueron examinados en euskera. Es decir que las tres cuartas partes de los alumnos del modelo D tienen rendimientos por debajo de sus posibilidades y la causa de ello es su escolarización en una lengua distinta de la materna.
A ver cómo salimos del paso, piensan. Y en lugar de escolarizarles en la lengua que mejor conocen, les examinan en castellano para dar el pego en los informes. Y cuando deciden modificar el sistema es para añadir a esta desventaja a los escolares de los antiguos modelos A y B. Es extraordinario.
La subordinación de la racionalidad y la utilidad social a la sentimentalidad nacionalista acabará siendo un problema grave para la convivencia. Pero, contra lo que parecen creer quienes impulsan estas prácticas, es también una contraindicación para la imagen del euskera. Solo una política lingüística orientada hacia el interés social puede hacer de la extensión del euskera una aspiración desprovista de adherencias políticas indeseables y, por tanto, universalmente aceptada.
La semana pasada hemos visto algo de esto. Como saben ustedes, el secretario general de los socialistas vascos comenzó a estudiar euskera durante la legislatura anterior, cuando fue designado por su partido candidato a lehendakari. Hace unos días, el PSE celebró una reunión de carácter preelectoral con personas del mundo del euskera.
La semana pasada, el partido-guía convocaba una rueda de prensa para descalificar a los socialistas vascos. El presidente del BBB, mi viejo amigo Andoni Ortuzar, calificó la reunión euskaltzale de
"puestas en escena preelectorales" y exigió al PSE que "retire el maquillaje político", para mostrar "su verdadera cara en todo lo relacionado con la lengua vasca".
Al descalificar al oponente por la lengua, el burukide está condenado a tener razón: O bien los socialistas no se preocupan por el euskera o cuando muestran la preocupación que se les exige, es pura cosmética, electoralismo, y más vale que enseñen la otra cara para que podamos partírsela (metafóricamente hablando) como veníamos haciendo hasta ahora. |