Almudena Cacho: Sí. En varias entrevistas, has descrito el trabajo, la elaboración previa del libro, como muy interesante, porque ha sido un trabajo en el que se ha aprendido mucho y también decías una cosa sobre la que a mí me gustaría hablar un poco: que si antes admirabas lo sucedido como hecho histórico, ahora lo entiendes desde la perspectiva de los que se echaron a la calle, qué tipo de entendimiento es ese.
Arturo Pérez-Reverte: Claro, como te decía antes, nos dijeron que había sido la nación española la que ese día había luchando por la libertad, y es mentira. De momento, la gente no luchaba por la libertad; estaba luchando por un rey y por una religión; por una patria antigua, reaccionaria. O sea, la causa, digamos, no era especialmente moderna, sino todo lo contrario. La libertad, todo eso, vino después. Entonces, empecé a mirar los textos y me di cuenta que, bueno, esta fecha la han manipulado todos. Resulta que en un momento de la historia de España todo el mundo se ha apropiado del Dos de mayo para algo. El absolutismo se apropió de ella: dijeron lucharon por la patria, por el rey y por la religión. Los carlistas: lucharon por la tradición. Los liberales: luchaban por la libertad y por la nación de ciudadanos. La Primera República : no luchaban, porque cada uno decidió hacer su lucha por su cuenta. El franquismo: militares guiaban al pueblo. La Primera República : luchaban para defender el pueblo de los militares. Es decir, me di cuenta -bueno, ya se habían dado cuenta mucha gente-; entonces, aprendí yo también viendo eso, que ha habido una apropiación indebida durante dos siglos del Dos de mayo. Cada uno ha utilizado esa fecha en su propio beneficio, despojándolo de su realidad. La realidad es que Manolo, Paco o Fernando, Luis y Manuela, cabreados porque un francés no les pagaba el dinero, le piropeaba a la novia, andaba con esa arrogancia del francés que se sabía el nombre más poderoso en su momento de Europa, estaban cabreados. Entonces, no fue un día de gloria ni de nación, fue un día de cólera, un día de furia local. Ese día en Madrid había 160.000 habitantes, pero no lucharon en la calle más de 3.000 ó 4.000 personas; luchar de verdad. Al día siguiente fue toda la nación: el 3 de mayo. Ahí, ahí fue donde ya una nación entera, cada uno en su lugar, tomó conciencia del asunto y, digamos, que hubo una guerra cruel; larga, solidaria, hasta cierto punto lo que puede ser solidaria en España, una guerra de verdad colectiva. Pero el Dos de mayo fueron cuatro gatos, cuatro matados, en Madrid; furiosos, con la navaja y la maceta como armas fundamentales del combate. Ahí quedó todo: cuatro horas de cólera. Yo quería contar eso -lo que hizo posible lo otro-, pero quería contar eso; nada más.
Almudena Cacho: La narración sigue un orden cronológico: comienza a las 8 de la mañana, termina a las 4 de la madrugada del día siguiente. Tú has dicho en alguna entrevista que no es un libro periodístico, pero aquí se ve mucho la mano del periodista.
Arturo Pérez-Reverte: No; se ve la experiencia del periodista, que es distinto. El libro es una novela, es un falso libro documental, porque una novela puede adoptar mil formas, como lo del Diario del año de la peste, de Defoe. Lo que pasa es que es literatura, lo que pasa es que está tratado de una manera donde el periodista siempre ha sido útil; ha sido donde yo tenía que contar una insurrección en unas calles de Madrid, donde está la gente. Pues yo quería contar la historia de esa gente huérfana de gobierno, huérfana de todo, que corre por la calles buscando quién los dirija para pelear; el desconcierto de gente que se junta, se separa según viene la carga de la caballería; la incertidumbre, el miedo, el todo eso. Entonces, yo fui reportero muchos años, yo no estuve en el Dos de mayo en Madrid, pero he estado en lugares donde pasaron cosas parecidas o similares: Sarajevo, o el Bucarest de Ceaucescu. Lo que sí ha sido darle mi experiencia personal, mis recuerdos, mi manera. Yo he corrido por las calles no con caballos, pero sí con otros detrás y, entonces, ahí sí es donde el periodista mozo fue a acudir mi socorro. Esas escenas son realistas, son creíbles, porque el que las contó, las vivió antes, y sabe de qué está hablando, pero es una novela, sin duda, es literatura.
Almudena Cacho: Yo ya sé que te han preguntado por esto, pero seguramente la gente no lo ha escuchado y le gustaría saber si a ti te hubiera gustado estar allí para contarlo, o estas mucho más cómodo contándolo desde aquí. Obviamente, la realidad es la que es, pero haber sido testigo de un acontecimiento como aquel, quizás más parcial, porque la visión que uno tiene desde entonces es más limitada.
Arturo Pérez-Reverte: Bueno, si yo hubiera sido reportero, no me habría gustado perdérmelo en aquel momento. Perderte eso es como perderte la Guerra del Golfo, o perderte Sarajevo. Es un baldón en tu carrera profesional. Tenía que haber estado. Hubiera sido terrible no ver eso, pero, realmente, ahora que mirándolo desde aquí, desde la perspectiva actual, no lo tengo muy claro, porque ten en cuenta una cosa. Ese día, sobre todo lo que es la tragedia de la inteligencia; ese día, además, es que el asunto es complejo; ese día la gente sale a la calle no a defender la libertad ni la nación, sale a la calle a defender a un rey que era un hijo de la gran puta -y después lo demostró-, a defender a una iglesia, que estaba de parte de los franceses, como se demostró en las pastorales escritas por los obispos, que hablaban del ciego y necio vulgo que debe someterse al poder constituido, decían los obispos en ese momento; el 3 de mayo dijeron eso los obispos españoles; a defender unos valores aristocráticos y tradicionales que tenían al pueblo agarrado por el pescuezo. Es decir, ese pueblo analfabeto e inculto salió a la calle a pelear. |