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De la misma manera, todos sabemos que es muchísimo fácil aprender un segundo idioma de bien pequeñitos que introducirlo cuando ya somos mayores; o un instrumento musical; todos sabemos que si a un niño le haces tocar la flauta a los 8 años ó a los 10 ó le quieres apuntar a piano cuando ya tienen 8 ó 10 años, eso es una tarea que cueste un montón porque los niños se aburren. Les supone un esfuerzo y la mitad se queda en el camino. Pero ¿qué pasa si introducimos un instrumento musical o introducimos un lenguaje un segundo lenguaje cuando el niño tiene dos o tres años? Pues que lo aprenden como si fuera un juego, porque en ese momento el niño es como una esponja; su cerebro tiene una plasticidad asombrosa y una capacidad de asimilar un montón de conceptos sin ningún esfuerzo, jugando y, entonces, cuando tiene seis, siete, ocho años, el niño ya domina el instrumento, ya domina el idioma y por lo tanto empieza a disfrutar. Con lo cual, es mucho más fácil que acabe esos estudios y que a parte de que su capacidad intelectual es muchísimo mejor, es muy sorprendente ver cómo niños que estudian música, que estudian un instrumento complicadísimo, como puede ser el violín, no tienen peores notas en la escuela. Al revés, sino que las tienen mucho mejores.
La mayoría de padres lo que hacen es: "no le atiborres al niño con tanta cosa porque no puede" Y cuando son pequeñitos es al revés; cuando son pequeñitos ellos están jugando y jugando están aprendiendo sin darse cuenta. Es sorprendente verlo, pero dices: "es un niño que está estudiando violín, solfeo, y que tiene que practicar cada día y que, encima, saca buenas notas en el colegio, porque hay una interrelación. El niño al estudiar música aprende el lenguaje musical, que es mucho más complicado que el lenguaje matemático y todo lo demás le parece mucho más fácil y, además, son niños que están acostumbrados a esforzarse. El aprender un instrumento musical, tanto si es la flauta como si es la guitarra, es una metáfora de lo que es la vida. Está educando al niño en el esfuerzo. El niño tiene que entrenar y practicar cada día el instrumento para que el día que tiene clase le salga la canción o la melodía que tiene que cantar, y el niño aprende que si cada día trabaja un poquito, estudia un poquito su partitura, consigue luego hacer la música bien; y eso le produce una gran satisfacción; y eso le sirve para luego aplicarlo a otros temas. Aprende que, cuando va a clase, pues es mucho mejor estudiar cada día media hora que no pegarse un atiborrón el día antes del examen.
Y eso les va enseñando un poquito la realidad de la vida. La vida es así. Nadie nos regala nada y una persona que se esfuerza, pues va obteniendo sus frutos; una persona que no se esfuerza es muy difícil que los obtenga. Esa es una lección que actualmente yo creo que es muy difícil enseñarles a los niños, porque están acostumbrados a que tienen un mando a distancia, que aprietan un botón y lo tienen todo; aprietan un botón y ven la película que quieren. Eligen casi todo. Últimamente teníamos un estudio de la unidad de los consumidores españoles, una estadística que se ha hecho sobre quién decide las vacaciones de los españoles y resulta que son los niños. Resulta que las familias van a donde quieren los niños ir. Incluso los coches, también había un estudio sobre el descenso de ventas de los coches y quién decidía en la familia comprar un coche, hasta ahora era el papá quien decidía el modelo y la mama decidía el color; pues ahora, no; ahora resulta que son los niños quienes eligen el modelo, el color y todo.
Entonces, son niños que están muy acostumbrados a la satisfacción inmediata de todo lo que desean y yo creo que eso es un gran problema que tenemos actualmente. Porque el problema es que estos niños que se educan de esta manera cuando en la adolescencia empiezan a entrar en el mundo adulto se dan cuenta de que esto no es así, porque nosotros no les podemos comprar todo. Mientras son pequeños, pues sí, pues les podemos comprar las zapatillas, los plays, los juegos, más o menos les podemos ir satisfaciendo sus deseos. Pero, ¿qué pasa cuando el niño tiene 12 ó 13 años y quiere que aquel amigo sea su amigo y aquel amigo no quiere ser amigo suyo?, ¿o cuando tienen 14 les gusta una chica y la chica les dice que no, o resulta que quieren estudiar no sé qué y no tienen la nota suficiente para entrar? Eso no se lo podemos comprar. Entonces, ahí entran en unas frustraciones tremendas a las que no están acostumbrados; y, entonces, entramos en conflictos, en depresiones, en situaciones muy complicadas porque no hemos aprendido ese esfuerzo poquito a poquito, día a día. No hemos aprendido a decirles que no, a que tengan un poquito de frustración diaria que a todos nos va muy bien, y que aprendan a aceptar las como son. |