|
Saben ustedes que hay un pequeño test, si se me permite la broma, que le ponían a tres niños pequeños, tres bombones, un bombón a cada uno. "Voy a salir un momentito, si no te lo comes te pongo otro". Y, entonces, hay tres opciones. Un niño que lo mira y no lo come, otro de esos niños que se tapa los ojitos y aguanta, pero lo mira, y un tercero que no has hecho ni darte la vuelta se lo come. Esto es un estudio longitudinal: 14 años después, se estudió quién tenía problemas. Tienen un problema los que se comieron inmediatamente el bombón, los que no son capaces de diferir gratificaciones. Esto es absolutamente formal y serio.
Creo que hay que incentivar el sentido de trascendencia. Voy más allá de un entorno que sea religioso o laico o agnóstico, pero sí, al menos, el sentido de trascendencia de la vida. Yo creo que es un derecho de todo niño. Es decir, un niño tiene que mirar a las estrellas y formularse "¿qué estoy haciendo yo con mi vida?" Me parece que eso es esencial. "¿Qué trasmito al respecto?". Otro sería propiciar la higiene mental, individual, la higiene mental colectiva, que es opuesto a la patología social. Plantearse cuánto y cómo utilizo el humor, me parece esencial; cuánto y como regalo optimismo. Y todos sabemos de gente que da gusto estar con ella y gente que son cenizos, negativos. Yo, la verdad, es que he aprendido a rehuirlos.
Me parece fundamental verle la parte positiva de la vida que la tiene. Transmitir valores como la austeridad; complejo, porque es el reverso de una sociedad occidental que derrocha y, en ese sentido, hacer repaso: ¿Me influye? Y, hasta qué punto la publicidad y lo que me hace más feliz lo puedo comprar o no. Es verdad que un niño te va a decir "quiero tales zapatillas" y sabemos todos ahora mismo qué marca te van a decir; es verdad también que a nosotros nos cabe decir "oye te voy a comprar unas zapatillas un poquito más baratas, yo me compro unos zapatos más sencillos y con ese dinero pues nos hacemos socios de lo que quieres, de una asociación para defensa de los animales o lo que te parezca". Eso es una forma de enseñar a ser asertivos contra la presión del grupo.
Hablaba de enseñar a diferir gratificaciones -contrario a estos niños que vemos hoy de "lo quiero aquí y ahora"- y en ese sentido interrogarse, ¿transmito autodominio? Me parece también importante inculcar la constancia y el esfuerzo, pero hoy hay niños que creen que todo viene dado. España es un país "nuevo rico" y se nos nota. Tenemos mucha tontería. Ahora nos va bien, pero ya veremos dentro de un tiempo. Y los chicos, yo creo, que tendrían que saber en ese sentido, lo que es el inculcar la constancia, el esfuerzo, etc. Fomentar el altruismo como réplica al egoísmo. Pero, cuando digo esto, estoy queriendo referirme al compromiso solidario, que está muy lejos de la tolerancia. La tolerancia, que entiendo es muy casposilla, "te tolero". "No te tolero, no te quiero como eres, porque eres así". Que esa es otra cuestión.
Queremos a la gente, pero cambiándola para que sean exactamente nuestro modelo o reflejo de cómo quisiéramos que sean, o proyección de... Nos pasa también mucho con los hijos. Inocular el antídoto contra la droga y, en ese sentido, yo creo que habría que dar un giro de 180º de lo que es el escape de la angustia vital. A mí me parece muy acertado transmitirle a los niños: "tienes un cerebro, dos pulmones, dos riñones, un hígado; tú mismo, tu mismo" Es decir, "claro que vas a entrar en contacto con muchas cosas, entre otras con la droga". Pero no hay por qué estar hablando siempre de droga, si no practicar deporte y emplear otro tipo, yo creo, de vacunas o de antídotos.
Orientar en la búsqueda de la felicidad sería otro reto de la educación. Quién no tiene nada que ver -y ese es el dilema- con ser rico. Frase que te dicen muchos chicos en los institutos, cuando preguntas "¿Qué quieres ser de mayor?" "Ser rico". "¿Qué es ser rico en ese sentido? ¿Disfrutamos del aquí, del ahora? Podríamos pasar el desarrollar en la práctica algunas de las artes; nada tiene que ver obviamente con ser un espectador pasivo. Yo creo que con creatividad nos tendríamos que plantear "¿con cuál de las artes elevo mi espíritu?" Y esa es una de las características del ser humano. Es que estamos en una sociedad alejada, porque estamos en la vorágine. Hay jóvenes que no se atreven a escuchar el silencio, su propio yo, que necesitan siempre estar con unos cascos. Y a mí eso me parece que nos tendría que llamar la atención. |
