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Y ahí es donde empieza la lucha. Luego Nehru acabará siendo el primer ministro de la India independiente y un día llamará a su hija Indira para que venga a ayudarle, a hacer de primera dama, cuando el pierda su mujer. Indira va ahí a vivir con los niños que son Rajiv y Sanjay y viven ahí la infancia, mientras que Nehru es primer ministro. Y pasa una cosa muy curiosa en esta familia que, luego, se va a repetir con Sonia cuando existe una costumbre en la India de todos los gobernantes una costumbre heredera de los mongoles de hacer un un darshan por la mañana. El darshan es cuando el gobernante recibe una delegación del pueblo, pero del pueblo llano; cualquiera es aceptado, ya sean campesinos, maestros de escuela, doctores; cualquiera puede venir a tener un contacto con ese gobernante. Y todas las mañanas Nehru, a las ocho de la mañana, tenía su darshan con el pueblo. Cuando muere Nehru, ¿qué pasa?, que los pobres que tenían la costumbre de ir a verle a su casa, no van a casa del primer ministro que sucede a Nehru; esos pobres se presentan en casa de Indira.
Entonces Indira, cuando muere Nehru, sólo tiene una idea en la cabeza: ser secretaria, encontrar un trabajo de secretaria e irse a vivir a Londres. Ella no quiere el poder, ni siquiera lo ha pensado, y Nehru se hubiera opuesto si lo hubiera pensado, y de lo que se da cuenta Indira es que ella ha heredado el carisma de su padre y algo más que el carisma de su padre; ella ha heredado el poder de su padre, porque esos pobres la reclaman. Cuando sale a la calle, se encuentra que está seguida por gente, cuando se presenta en un acto del partido, la aclaman a ella, y la gente ningunea a los políticos oficiales. Entonces, el partido se da inmediatamente cuenta de que necesita la hija de Nehru y, entonces, ya el poder va a por ella, la necesita, la quiere, la va a, de alguna manera captar, y así empieza la carrera política de Indira Gandhi.
Años más tarde, un poco de lo mismo va a suceder con Sonia Gandhi. El peso del apellido es muy grande; uno no se llama Gandhi impunemente en la India, y es curioso, porque en las dinastías modernas ya sea con los Gandhi en la India, o con los Kennedy en Estados Unidos, es también lo mismo. La dinastía no es una palabra adecuada en el sentido en que es una dinastía, la dinastía servían para mantener el control social; pero hoy en día, las dinastías, el puesto se lo tienen que ganar. Si John Fitzgerald Kennedy no hubiera sido presidente de los Estados Unidos; si no hubiera ganado las elecciones Indiria Gandhi no hubiera sido Presidenta de la India durante 18 años.
Y a Sonia le pasó lo mismo; no hubiera llegado a donde ha llegado, de no haber arrasado en las elecciones. Su caso es especialmente interesante y atractivo porque es extranjera. Imagínense ustedes que en España gana las elecciones una mujer, pero encima India o nacida en la India, sería impensable que pudiera asumir el puesto de primer ministro porque la Constitución no lo contempla, pero en la India, sí, y de ahí el escándalo cuando ella ganó. Pero, en fin, para haceros la historia corta sólo diré que otro de los personajes, el personaje casi principal aparte de Sonia de El sari rojo es Indira Gandhi.
Indira es un personaje que es materia misma de literatura porque es tan contradictoria, tan fenomenal. De niña, una niña acomplejada, una niña tuberculosa, que vivió una infancia en soledad, porque los padres estaban constantemente en la cárcel. Ella pasó muchos años muy sola y le confiaba a Mahatma Gandhi sus angustias de chiquilla. Tuvo una infancia horrorosa y lo que le salvó a Indiara Gahndi fue la aparición de los antibióticos. Con su madre no llegaron a tiempo, pero con Indira, sí. E Indira, de repente, cuando se ve proyectada en la vida política, cambia; se convierte en una estadista formidable; llegó a ser considerada en Estados Unidos la mujer más admirada del mundo. Y consigue ganar la guerra de Bangladesh.
Todo eso está contado en el libro con gran detenimiento, pero es realmente un prodigio de inteligencia lo que consigue hacer esta mujer, a quien Nixon trataba de "vieja zorra"; la odiaba porque era representante de un país socialista, no alineado, y no conseguía que ella se hiciese del campo de los de Estados Unidos. Entonces, era una mujer capaz de hacer un discurso delante de un millón de personas y nada más terminar el discurso llamar a casa para ver si el niño se había terminado el plato de macarrones. Tenía esa capacidad de ocuparse de las cosas enormes y de las cosas pequeñas con la misma intensidad. Era capaz de anunciar al país entero en el Parlamento la victoria contra Pakistán, de volver a casa de sentarse con su secretaria Usha. "A ver, Usha, las cosas importantes", ... "El día 9 es el cumpleaños de Sonia"... "dame una lista de regalos que le puedan gustar"... "el día 25 es Navidad, ¿dónde cenamos? ... un menú, ... vamos a ver qué menú hacemos"... Estaba en todo. |