Miren ustedes, les puedo hacer mención de unas pocas que enseguida les sonarán. De Espinosa de los Monteros, a Somosierra, a Ocaña, docenas de derrotas, docenas de veces, el ejército y los ejércitos españoles porque a veces no es sólo es uno desarticulados, entonces, bueno, pues hay algo fundamental, que es lo que yo me atrevo a llamar el "General No Importa", porque la mayoría de los generales españoles no se mostraron demasiado eficaces, pero hubo un determinante que se llamaba "no importa", que era la respuesta de los españoles tras cada derrota. ¿Qué ha pasado? No importa. ¡Esto ha sido un desastre! No importa. Y ese no importa, y ese afán de mantenerse resultará decisivo al final. Y eso y la participación de las unidades irregulares, eso que llamamos la guerrilla, que también le da una dimensión peculiar a la guerra, como decíamos al principio. Pero que tampoco la convierten en un feudo exclusivo de la guerrilla.
La guerrilla es algo tan complejo o más que la propia guerra en sí. Hubo partidas que llegaron a tener miles de hombres y cuyos jefes acabaron siendo brigadieres del ejército. De todos, los que seguramente nos suenen a la mayoría: El Empecinado, Porlier, Villacampa, Longa, claro, Hubo otras que tuvieron unas pocas decenas de individuos y actuaron un cierto tiempo; hubo otras que fueron expresión del esfuerzo de un pequeño grupo de individuos y que tuvieron un ámbito territorial y un tiempo de actuación muy limitado; hubo algunas partidas dirigidas incluso por nobles; hubo otras formadas por curas, casi en su mayoría; hubo otras dirigidas por su curas aunque no estaban formadas en su mayoría por curas; hubo de todo. Hubo bandoleros, hubo bandidos, hubo todo tipo de actos en el ámbito de la guerrilla; hubo ocasiones en que la población civil española temía más a la guerrilla que a los franceses. Normal. Pero la guerrilla desempeñó un papel fundamental, no exclusivo, para ese desenlace final que se salda con la derrota de Napoleón. ¿Y qué papel es este? Pues, en términos materiales, evidente y de todos conocido: el interceptar convoyes, alterar las comunicaciones, obligar a un despliegue importante de unidades que no pueden actuar como masa de maniobra, etc, etc. Atacar pequeñas unidades; nunca en ningún encuentro campal de mediana dimensión. Podemos encontrar una actividad de la guerrilla más que mediana en la última parte de la guerra, cuando hablemos de guerrilla de 3.000 hombres, como la de Longa, en la batalla de Vitoria. Pero mientras tanto la guerrilla son esto: acciones esporádicas aprovechando el conocimiento del terreno, las circunstancias, etc, etc. Pero muy importante, como digo y, sobre todo, muy importante en un terreno que se ha puesto de manifiesto en la guerra contemporánea como algo definitivo: el desgaste psicológico del enemigo.
Como decía el mariscal Jourdan, cuanto más territorio pretenden ocupar los franceses, más inseguros están; menos dueños son del terreno; sólo de lo que pisan. Y cuanto más se despliegan, el coeficiente de inseguridad crece de manera exponencial. Eso es lo que hace la guerrilla, traer en jaque absolutamente; eso es lo que hace la guerrilla para que la imagen que los combatientes napoleónicos tienen de España es el infierno de España; el no estar seguros ni de día ni de noche, ni un día ni otro, ni en unas circunstancias ni en otras. De manera que, podríamos resumirlo de la siguiente manera: ¿La guerrilla ganó a la guerra, como pretendió cierta historiografia liberal? De ninguna manera; no. La guerrilla contribuyó a ganar la guerra, de forma que podríamos concretarlo de este modo: sin la guerrilla no se hubiera ganado la guerra, aunque la guerrilla no ganó la guerra. Esto es aparentemente un juego de palabras, pero que define perfectamente qué es lo que hicieron.
Vamos con las claves de esa guerra. ¿Cuáles son las claves? La primera clave es la crisis política por la que atraviesa España y la capacidad de reconstrucción de un entramado político y militar, por parte del pueblo español, desde las juntas a la constitución del Doce. Pero, vamos con otras claves más inmediatas, de otra naturaleza y quizá menos estudiadas.
La primera de todas es la participación británica. En cuanto se produce la insurrección en España, no que ha empezado la guerra, se ha declarado la guerra, las juntas que van declarando la guerra se apresuran a enviar emisarios a Inglaterra para recabar ayuda. La primera, la junta de Asturias. No será la única. Allí aparecerán representantes de la junta de Sevilla; en el propio campo de Gibraltar, Martínez de la Rosa irá en representación de la junta de Granada etc, etc. ¿Reclamar la ayuda de los ingleses? ¿por qué? Porque los ingleses son los que han financiado todas las guerras contra Napoleón: desde el principio de las guerras contra la Revolución hasta Waterloo. Pero los ingleses no tienen fuerzas suficientes en el continente para preocupar a Napoleón. Entonces, van a coincidir dos aspiraciones perfectamente complementarias: la de los españoles a que los ingleses les ayuden y la de los ingleses a encontrar por fin, por primera vez desde 1793, la ocasión de pasar a la ofensiva, poner en el pie en el continente, contando con un aliado importante. |