Tras la asignación, las ECAI reciben una fotografía y un expediente del menor, que es remitida a sus futuros padres, momento en el cual conocen por primera vez a su hija o hijo. Desde ese día tienen un mes para prepara el viaje y acudir a China a recoger a su ansiada niña. La estancia en China la realizan de la mano de BLAS -que son las siglas para Bridge of Love Adoption Service- o de la Agencia de la Mujer, que no son más que organizaciones de servicios acostumbradas a tratar con familias adoptantes. Organizan el viaje, el alojamiento, las excursiones, la documentación y, en definitiva, hacen que las dos semanas que dura el proceso en China sea lo más placentero y fácil posible. La primera semana se viaja a la provincia de origen del menor, donde se lleva a cabo la adopción legalmente y se expide un pasaporte y las actas notariales y la segunda semana se viaja a Beijing donde se acude al consulado español y se solicita un visado Shengen para la niña y se le inscribe en el Registro Central. Durante el tiempo libre los padres se dedican a las visitas turísticas, las comprar y a atender a sus hijas, tarea no siempre fácil.
Tras las dos semanas de estancia en China, con el visado español y todos los demás papeles en regla, las familias regresan a España -la niña no es oficialmente española hasta que pisa suelo español- donde comienza el periodo de adaptación e integración en nuestra sociedad, deberá ser empadronada y darse de alta en la Seguridad Social. Cada una de las niñas viaja a una provincia, ciudad o pueblo distinto y se mezcla con los que serán desde ese momento sus familiares, vecinos, amigos y compañeros de juegos. Crecerán de un modo sano, aprenderán el idioma local que corresponda a cada lugar, acudirán al colegio, trabajarán y, en un futuro, se casarán y engendrarán hijos que poseerán rasgos mezcla de diversas razas. Esto hará que dentro de poco la sociedad española tenga un tejido multirracial y multicultural más amplio de lo que lo tiene en la actualidad.
Aunque esas niñas hayan nacido en China y sus orígenes estén allí, desde el momento que son adoptadas por una pareja española, se convierten en ciudadanas españolas y gozan de los mismos derechos y privilegios que cualquier otra persona nacida en España. Con esto pretendo decir que como un ciudadano español más, la niña recién adoptada deberá recibir una educación y un trato igual y no discriminatorio que el resto de los niños nacidos biológicamente en el seno de sus familias. Esas niñas desarrollarán su propia personalidad, sus gustos y tendencias, y podría darse el caso que una vez adultas no demuestren ningún tipo de interés por su país de origen, cultura o idioma. En la actualidad muchos padres adoptantes se empeñan en que sus hijas estudien chino -puede que incluso ellas no nacieran en un entorno donde se hablaba el chino, pues en China existen miles de idiomas y dialectos, o que fueran tan pequeñas que no guardan ningún recuerdo-, en vestirlas con prendas chinas, en que coman con palillos, etc, sin darse cuenta que le podrían estar dando un trato discriminatorio y les hacen sentirse distintas al resto de sus compañeros nacidos en España. Si no se pone atención a esto podríamos estar incurriendo en un trato discriminatorio, que poco ayudará en el crecimiento de las niñas. Lo más importante es ofrecerles una vida y una educación acorde al país y a la nacionalidad que poseen en este momento. Si algún día ellas mismas voluntariamente desean estudiar chino o buscar sus raíces, habrá llegado el momento de hacerlo.
A partir del 1º de mayo de 2007 entrarán en vigor en China las nuevas normas para adoptar, que ha impuesto el Centro Chino de Adopción, supervisadas por el propio Gobierno chino. Estas normas van a ser más restrictivas que las existentes hasta ahora y harán que muchas familias solicitantes, que no cumplan con los requisitos exigidos, no puedan pasar el proceso de adopción. En estos momentos, el número de solicitudes de adopción que recibe el Centro Chino de Adopción está creciendo muy deprisa, sobre todo desde la incorporación de nuevos países adoptantes autorizados, como Alemania e Italia. Sin embargo, el limitado número de menores chinos disponibles para la adopción internacional está lejos de satisfacer la demanda a nivel global. El Centro Chino de Adopción defiende, conforme al principio de protección de los intereses de los menores que propugna la Convención sobre la Protección de los Menores y la Cooperación en materia de Adopción Internacional, más conocida como la "Convención de la Haya sobre Adopción", que los solicitantes que reúnen los requisitos exigidos están en disposición de proporcionar a los menores chinos adoptados el mejor entorno posible para crecer. Y eso es precisamente lo que desea conseguir el Centro Chino de Adopción con los nuevos requisitos.