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D. Ricardo de Cala

Profesor universitario y crítico de ópera

Música y emociones

(Con ilustraciones musicales)

En Bilbao, a 19 de febrero de 2007
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Y la música..., antes decíamos que tenía un enorme poder evocador ¿Quién de ustedes no recuerda aquella canción que sonaba en aquel momento especial, en aquel baile, cuando se enamoraron? ¿O cuando vieron aquel paisaje? ¿O aquella música que les recuerda a algo, o les recuerda a alguien? Esto nos pasa a todos. Asociamos músicas con determinadas cosas.

(Obertura de Guillermo Tell) ¿A qué les recuerda? Hay gente que dice que les recuerda al Séptimo de caballería, otros dicen que les recuerda al Llanero Solitario, otros dicen que la "Naranja mecánica". Lo que, en ningún caso Rossini lo compuso pensando en la liberación del pueblo suizo, pero, sin embargo, Hollywood y Errol Flynn han hecho que nosotros lo asociemos a otras cosas. Y nuestro poder evocador al propio sentimiento que tenemos, no a los que nos estén contacto en este momento la música. Y ya que ha salido esto de Hollywood, vamos a hablar de una de las sensaciones desagradables que puede producir la música.

Francis Coppola dice que el mejor amigo del director de cine es el músico, porque cuando el actor no está del todo fino y se le queda una cara indecisa, la música te dice si está triste o alegra y te matiza una situación, o llena de contenido una escena. El cine empezó siendo mudo, pero no en lo músico. Había un pianista en las salas de cine que tocaba música. Los actores no hablaban, pero sí se escuchaba música, era sonoro, era otro tipo de sonoridad. Lo que no había era diálogos, pero era mudo y era sonoro el cine. ¿Ustedes imaginan una escena de miedo sin música? ¿se acuerdan de los compases de Tiburón? Veíamos todos acercarse al tiburón -al tiburón no se le veía-, pero la música decía "a esta se lo come". (El silencio de los corderos). Lo que nos daba miedo era la música.

La música, además, es sonido y el sonido nos puede recordar a otros sonidos. Nosotros podemos asociar esos sonidos con otros. Por ejemplo, hay una polka rápida de Johan Strauss ... (Bajo truenos y relámpagos), que nos cuenta una tormenta. Pero es una tormenta divertida. Si nos fijamos en la percusión, cómo relata los truenos y cómo los platillos y las trompetas nos cuentan los relámpagos.

Nos cuesta mucho trabajo escuchar y, sin embargo, vivimos en una sociedad, en la sociedad de la globalización. ¿Qué ha hecho de esta sociedad la sociedad global? Yo creo que la comunicación. Lo que ha hecho de este mundo la aldea global es que todos vemos la misma tele, todos vemos las mismas películas y todos recibimos los mismos estímulos. Se nos olvida que en todo proceso de comunicación, hay un emisor de un mensaje y un receptor. Si uno de los dos falla, no hay comunicación. Pero le damos muchísima más importancia a emitir mensajes que a recibirlos, a decir que a escuchar. Nos encanta reafirmarnos diciendo, pero nos cuesta mucho aceptar lo que nos dicen otros, lo que nos llega de fuera. Pensamos que es más importante decir, es más importante emitir y, sin embargo, yo creo que escuchar es una acto de voluntad, de ganas de vivir, de valentía y de amor. Porque hay que aceptar lo que viene de fuera, hay que ponerle ganas y, a veces, no concuerda con lo que queremos nosotros, o con lo que no sabemos, o con lo que conocemos. Hay que abrir la mente y aceptar algo nuevo que llega.

Cuando escuchamos música nos pasa lo mismo. A todos nos encanta escuchar la música que ya conocemos. Y los compositores actuales lo tienen fatal, porque les sigue gustando a la gente escuchar la novena de Beethoven y no quieres escuchar lo que acaba de componer un señor de ahora y, sin embargo, la primera vez que escuchamos la novena de Beethoven dijimos que era un poco rollo, ahora que no nos oye nadie. Lo dijimos, algunos lo dijimos. Nos costó escucharla la primera vez y ahora nos encanta. La hemos escuchado cuarenta veces y nos encanta. Esto lo saben perfectamente los directores de la radiofórmula: para que una canción sea un éxito, el público objetivo la tiene que escuchar siete veces. El número siete -y no falla- es un éxito, aunque sea una tontería, pero funciona. Por eso existen las radiofórmula, para machacar una canción hasta que la hemos escuchado siete veces y que sea un éxito.

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Conferencias del Aula de Cultura. Año 2009

 


Enrique Pallarés: . La ansiedad. Qué es y cómo manejarla


Fernando Trías de Bes : Qué podemos aprender de la crisis y cómo evitar que vuelva a suceder


Carmen Iglesias : 'No siempre lo peor es cierto. Mitos y tópicos en la Historia de España '


Nuria Roca : 'Los caracoles no saben que son caracoles'


John Carlin : 'El factor humano Nelson Mandela y el partido salvó a una nación'


Bernabé Tierno: 'Fortalezas humanas, educación y valores en la familia'


José Poal Marcet: '¡Llegó la crisis! Claves para entenderla y hacerle frente'


Jaime Peñafiel: 'La mirada y la palabra de Jaime Peñafiel'


Alfonso Mateo Sagasta: 'Las caras del tigre: el sueño de un paraíso sin manzanas. En el centenario de Darwin'


Jordi Garrido i Pavia: '¡Maldito trabajo! Todo sobre el mobbing y el concepto de 'estar quemado'


Aureliano García Manzanal: 'Ghana: educación y desarrollo'




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El Aula de Cultura de la Fundación Vocento desarrolla un extenso programa anual de conferencias con el objetivo de contribuir a la difusión de acontecimientos, actitudes y valores que permitan a los ciudadanos desarrollar un juicio crítico sobre los problemas de su tiempo.

Hemeroteca: Guía de conferencias por años, textos íntegros


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Arturo Pérez Reverte

Pérez Reverte.Conferencias

Espido Freire

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Divergencias 'Cultura entre líneas'
Por César Coca, Oscar B. Otalora e Iñaki Esteban

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